Ya está empezando a salir la luna de entre atrás de las nubes, y
de atrás del alta araucaria de mi pequeño jardín. Hermosa.
Impactante. Hace tiempo que, esta rápida y ascendente bola color
hueso, me enamora (más de lo que ya estaba). Se ha vuelto a
cubrir, se esconde como una mujer de mí (y no quiero decir que
las mujeres suelan esconderse de mí, sino que se esconde como
haría una mujer).(Mjh, mjh, continuando...) Pero su luz y su
belleza no la dejan ocultarse.
Baja luna, baja a mis manos. Un avión pasa sobre ella y ella
pierde timidez, se asoma un poco más.
Baja luna, baja a verme. Está iluminando el valle. Yo he hecho lo
más posible por acercarme a ti. Subí de la cocina a los cuartos,
seguí hasta el cuarto donde se lava la ropa y estoy encima de él.
En un inseguro cuarto piso donde me libero del infierno que arde,
del calor que tu novio Sol dejó allá abajo. Me llama el vacío, me
empuja el viento.
Baja luna, baja a quererme. Beso tu luz. Baja luna, baja a
besarme. Sé que tardarás en regresar tan bella como esta noche.
Te dejo Luna.
Ilumina mi noche.
16 de julio de 2000
David Moreno Guinea