Espero no decir esto en adelante, pero por el momento no encuentro nada mejor que describa lo que de ti percibo: NO TE ENTIENDO. Espero de las mujeres siempre cualquier actitud y cualquier historia. He conocido a las payasas, las famosas, las hipocondriacas, las altas, las pegostiosas, las vanidosas, las extrañas, las amigas, las deseadas, las deseables, las enojonas, las gordas, las flacas, las quejumbrosas, las regañonas, las feas, las vacías, las tontas, las sufridas, las que sufren verdaderamente, las muy guapas, las que se dan a desear, las que no se dan a desear, las indiferentes, las inalcanzables, las fingidas, las superficiales, las sumamente racionales, las encerradas, las liberadas, las abandonadas, las chaparritas, las fáciles, las difíciles, las desinteresadas, las interesadas, las mochas y las locas.
Después de esperar todo lo peor, e imaginar todo lo mejor, ya no confío en mí. Parece que lo que más se espera jamás sucede, y por eso los más racionales recomiendan no fantasear y apegarse a la realidad. Mi problema es que tú has resultado más real de lo que hubiera imaginado. Muchas veces imaginé miles de cosas, miles de cualidades, miles de momentos y de peticiones.
Mi mujer imaginaria era verdaderamente perfecta, pero no era en realidad ideal. En algún momento me dí cuenta de ello y dejé de buscar a la mujer perfecta y preferí a la mujer ideal sin saber cómo sería. Hace no tanto tiempo pensé que me gustaría conocer a alguien a quien le gustara la misma música que a mí, y que si no la conoce pues que esté interesada en hacerlo. Mi música, es decir la que me gusta, es una prueba para saber realmente cómo son las personas que conozco. Jamás nadie ha sido tan abierto como para disfrutar las canciones como lo hago todo el tiempo yo. No quiero decir que deba conocer alguien a quien le parezca y le guste justo lo mismo que a mí, pero sí alguien con metas afines, que sea mi verdadero complemento y no alguien para quien yo me tenga que amoldar un ápice. Quiero verdaderamente ser yo mismo y conocer a alguien que busque lo mismo, que aprendamos uno del otro y conozcamos el mundo así. No pienso modificar mis gustos, solamente mi criterio.
Eres una realidad que había esperado encontrar. Después de la falsa, la inalcanzable, la superficial y la vanidosa, llegas tú: la normal. Y aunque no parece un elogio ni un adulador piropo, en principio, créeme que siendo así eres lo mejor que puede existir. Eres una realidad envidiable. Sé que te has esforzado por ver a quien hoy ves en el espejo como yo he hecho. Lo hemos logrado y somos un premio el uno para el otro. Eres real y eres normal. Por eso te amo.
Julio de 2000
David Moreno Guinea