En mis largas noches me quedo dormido. Aunque a veces quisiera escribir y completar la frase para poder decirme "en mis largas noches de desvelo", me quedo siempre dormido. Las palabras se aglutinan en mi cabeza y no las puedo soltar. Se quedan pegadas en mí, con un chapopote que cubre mi alma. Tú debes ya saber que el chapopote sirve para impermeabilizar; y así desde dentro me rodea el espíritu y no me deja llorar.
En mis largas noches me quedo dormido. Aunque a veces me da hambre, y me levanto por un desayuno en la madrugada o por las sobras de la comida de ayer, generalmente me quedo dormido. Quisiera escribir lo que pienso en la cocina. Me da coraje que el aguacate se haya terminado, o en su defecto las tortillas. Busco la leche en el refrigerador y me arrepiento de tomarla. Veo las verduras que me tienen harto, y que sólo a ti te gustan, y cierro la puerta decepcionado. Y mis lágrimas se quedan aprisionadas en un envase hermético a baja temperatura.
En mis largas noches me quedo dormido. Aunque a veces, cuando tomo mucha agua, voy al baño. Me levanto tantas veces que después ya ni me lavo las manos. Y me veo en el espejo y pienso que me gustaría escribir lo que siento, pero me quedo dormido. Mojo mi cara y respiro hondo. Pienso en bañarme pero estoy cansado y no lo hago. Siento mis pies fríos porque no me puse las pantuflas y me pregunto que estás haciendo tú. Me regreso a mi cama y mi llanto se queda guardado en la jabonera.
En mis largas noches me quedo dormido. Aunque a veces, no puedo cerrar los ojos y me quedo observando el techo. Me gustaría escribir lo que encuentro, pero me quedo dormido. Las sombras forman brujas que vuelan o, a veces, encuentro mi corazón atravesado por una rama de tu árbol. Me volteo y acomodo la almohada; debajo de ella duermen algunos recuerdos que también quisiera llorar.
En mis largas noches me quedo dormido. Aunque a veces los nervios me despiertan y me asomo por la ventana a ver la luna. A veces quisiera escribir lo que pienso cuando miro la luna, pero no lo escribo. Seguramente tú la estás viendo también. La noche es muy bonita y en especial hoy. Se siente el calorcito, como de Cuernavaca, el verano y la tranquilidad. Tal vez un día de estos no me de pena llorar. Me siento bien, pero nada de esto escribo. Pienso más en ti, te recuerdo, y en el cielo oscuro pinto el título de mi libro En mis largas noches... donde están escritas, aún, mis lágrimas. Y luego me doy cuenta de que no se podrá publicar, porque me quedo dormido.
14 de julio de 2000
David Moreno Guinea