Piel a piel

Tal vez sea porque estoy enamorado, o tal vez sea porque tengo un ideal. La verdad no sé por qué sea la ansiedad de amarte, piel a piel. Lo sé. Me gustaría poder escribir con el humo de mi cigarro para poder fumar y escribir sin perder ninguno de los dos placeres. ¡Ah! Fumar... ya lo dice la canción "fumar es un placer, genial sensual…" ¡Ah! Escribir... pues la prehistoria terminó cuando el hombre comenzó a expresarse a través de la escritura. Tal vez sea mi neurosis, o tal vez sea mi frecuente depresión. La verdad no sé por qué sea que contigo soy tan feliz.

La poca luz de la acogedora habitación permite distinguir el movimiento de un suave velo, que parece volar lenta y sensualmente, bailando en la noche y reteniendo cierta magia. Tal vez sea por agnóstico, o tal vez sea porque nunca he dejado de ser contreras. La verdad no sé por qué sea que sólo en ti creo. La mascada es de un color rojo intenso y va, misteriosamente, de arriba a abajo sin dejar de guardar su secreto.

El velo es un pretexto que seduce. Flotando en la oscuridad rodea una difusa silueta que apenas se alcanza a distinguir. Tal vez sea porque estoy confundido, o tal vez sea por mi edad. La verdad no sé por qué sea que contigo me siento cierto, claro, soy yo mismo para ti. Se siente el calor húmedo de provincia, con ese ligero perfume cercano a mar, a amor.

Se va formando una canción que suena dentro de mí, haciéndome sonreír. Me siento, de pronto, suspendido en el aire como la mascada. Tal vez sea la vista, o tal vez sea tu vientre. La verdad no sé por qué sea que hay tanta belleza en el mundo. Eres tú a quien he esperado, a quien he anhelado conocer. Miro tu vaga sombra plasmada a un costado tuyo gracias a la luna que se asoma hasta aquí. Siento el misterio en tus cabellos y la curiosidad en mi ardiente sangre. Tal vez sea que soy hombre, o tal vez sea tu cuerpo. La verdad no sé por qué sea la sensación de que me gustas tanto.

Parece haber una pausa en el mundo, una pausa en mi vida. La música dentro de mí es cada vez más fuerte y va pintando una sonrisa sobre mi rostro. Se siente una tranquilidad perpetua, pero es una tranquilidad de vida. Tal vez sea mi baja autoestima, o tal vez sean tus preciosos ojos. La verdad no sé por qué sea que cuando me ves, me siento mirado por el universo entero. Siento mi corazón latir un poco más rápido cada vez. La sangre en mis venas se apura a pasar, es cada vez más veloz. Me dan ganas de correr hacia ella. Tal vez sea por mi inseguridad adolescente, o tal vez sea por tu ternura. La verdad no sé por qué sea mi afán de abrazarte y no soltarte por al menos una eternidad. No hay nada pasajero ya, y recuerdo haber dicho que el amor es eterno mientras dura.

Se siente vida en mí, en la atmósfera, en aquella aún secreta mujer. La emoción se extiende por mi cuerpo, de la misma manera en que una gota de agua lo haría sobre una servilleta. Tal vez sea que conservo mi gran capacidad de asombro, o tal vez sean tus suaves brazos. La verdad no sé porqué sea que quedo absorto al sentir una de tus caricias. Los obstáculos cotidianos, las usuales presiones han desaparecido, no existen. Tengo hambre de amor y hambre de ella. Tal vez sea porque estoy solo, o tal vez sea porque fantaseo demasiado. La verdad no sé por qué sea el antojo de besar tus labios. El perfume de su cuerpo es el puente entre nosotros dos. Me siento como nunca antes había soñado sentirme. Respiro hondo y me lleno de su fragancia. Ese aroma me deja encantado, me invita a seguirlo. Tal vez sean mis ganas de caminar largos caminos, o tal vez sean tus largas piernas comparadas con mis labios. La verdad no sé por qué sea que me gusta recorrerte tanto y tanto.

Su silueta, finalmente, se acerca paso a paso con una constante pero calmada armonía. Tal vez sea mi infantil instinto explorador, o tal vez sea tu ombligo esta vez. La verdad no sé por qué sea que me fascina conocerte con mi lengua. Dando pequeños pasos hacia el frente, nuestras sombras se confunden y se mezclan; mientras tanto, nosotros apasionados, nos besamos sin cesar. Tal vez sean mis dedos, o tal vez sean tus senos. La verdad no sé por qué sea que me excitas tanto. Retozamos como tiernos cachorros, riendo un poco, mordiendo alguna oreja incluso, dando lugar a lo que es ya inevitable. Tal vez sea todo lo que he escrito o tal vez sólo sea mi pinche calentura. La verdad no sé por qué sea la ansiedad de amarte piel a piel.

Junio de 2000

David Moreno Guinea

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