No se rompió el puente entre nuestros
labios, solamente decidimos
no cruzarlo más.
¿Podrán hacerlo nuestras lágrimas?
¿Podrán ir de vuelta nuestros
corazones?
¿Cómo desenlazar nuestra pieles?
¿Cómo nuestras almas?
¿Cómo nuestras miradas?
¿Y si el mundo se acabara pronto?
¿valdría la pena?
Septiembre de 2001
David Moreno Guinea