INTERIOR DE LA IGLESIA DE SAN BARTOLOMÉ EN TUTO
La estructura interna de la Iglesia de S. Bartolomé en Tuto favorece la participación de los fieles en la vida litúrgica. En efecto, con el Concilio Vaticano II en la Constitución litúrgica "Sacrosanctum Concilium', los Padres Conciliares han puesto en evidencia que la renovación litúrgica presupone una verdadera renovación interior, sin la cual toda reforma de tiros, símbolos y espacios sería una iniciativa muerta. Este nuevo espíritu se centra en una palabra "participación consciente, activa y total... de un pueblo jerárquicamente ordenado" (Principios y normas para el uso del Misal Romano, IGMR, cap. 1 y 5). No por casualidad la reforma litúrgica, deseada y promovida por el Concilio Vaticano II, ha querido renovar la fe celebrada en y por la Iglesia, volviendo a poner el Misterio Pascual de Cristo en el centro de toda celebración (SC n. 5). "Padre, que sean uno come nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que yo les he amado a ellos como tú me has amado a mi"(Jn 17,22-23).
La Asamblea cristiana se reúne para experimentar el amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Un amor que da la vida por los hombres incapaces de amar porque son esclavos del miedo a la muerte.
"Por tanto, así como los Hijos participan de la sangre y de la carne, así también participó el de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte,- es decir al diablo, y libertar a cuantos por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud" (Hb 2, 14-15).
Cristo con su Muerte y su Resurrección ha destruido la muerte, la esclavitud al pecado y al egoísmo y ha abierto un camino para cada uno de nosotros hacia Dios y hacia los demás. Cristo resucitado anuncia el perdón de los pecados y regala el Espíritu Santo, el amor mismo de Dios en nuestros corazones. El paso de la muerte a la vida es el Misterio Pascual de Cristo. La irrupción del amor de Dios en la vida hace posible un amor humanamente imposible: el amor a los propios enemigos, el perdón recíproco y la paz. Cuanto más se participa en la Liturgia, mas se experimenta la victoria de Cristo sobre nuestra muerte y nuestro sufrimiento:
La Liturgia no es ya un rito exterior o un deber, sino una experiencia real e histórica de Dios capaz de transformar la vida. Nace la comunión y la Iglesia aparece como el Cuerpo de Cristo formado por muchos miembros. La Iglesia de San Bartolomé en Tuto ha empezado ya desde 1970 una obra de re-evangelización de adultos a través de un itinerario catecumenal de formación cristiana para llevar a la Parroquia los frutos de la renovación del Concilio Vaticano II, y posteriormente también a través de una catequesis permanente para adultos.
La Parroquia manifiesta así una nueva imagen de si misma: una estructura de "comunidad de comunidades", para usar una expresión familiar del Papa Pablo VI. La nueva realidad se hace visible en el edificio de la Iglesia: desde sus comienzos provisorios en el garaje de Vía Turri hasta la estructura actual según la renovación conciliar. Toda la estructura arquitectónica y los signos litúrgicos puestos en evidencia son una ayuda para que se pueda realizar en la Liturgia una real experiencia del Misterio: el encuentro con Dios y la comunión con los hermanos,
ARQUITECTURA Y ESPACIOS LITURGICOS
La Iglesia es de forma octogonal y circular. El octógono tiene un significado simbólico en la tradición de la Iglesia primitiva: es el número de la Resurrección de Cristo. La forma circular favorece la participación en la Liturgia y evidencia la Asamblea reunida como el Cuerpo de Cristo. San Roberto Bellarmino escribe: "El presidente como cabeza, la cabeza del cuerpo; la Palabra de Dios como la boca; la Eucaristía como el corazón del cual se nutre y sacia su sed la Iglesia; la Asamblea como los brazos. las piernas del Cuerpo di Cristo..." y, podríamos añadir, la fuente bautismal, como el útero donde nacen los nuevos hijos de la Iglesia. La cúpula sobre. el altar es imagen de los Cielos abiertos, lugar al cual Cristo ha subido y del que retornará un día. La Iglesia manifiesta de este modo su espera escatológica: el retorno glorioso del Señor en el último día, día de la definitiva victoria de Cristo sobre el mal y sobre la muerte. "Maranatha! Ven Señor Jesús!", exclama la Iglesia.
LA SEDE PRESIDENCIAL
La sede del Presidente de la Asamblea, en forma de cátedra o trono, rodeada de asientos para los concelebrantes, está en el lugar más alto de la Iglesia y en el centro del ábside para subrayar la imagen de Cristo-Cabeza del .Cuerpo. La zona elevada permite al Presidente el estar bien visible para presidir mejor la acción litúrgica.
EL AMBÓN
El Concilio Vaticano II ha remarcado la importancia de la Palabra en la Liturgia eucarística. La Liturgia ha vuelto ha estar basada en dos mesas: el ambón, Cristo Palabra de Dios, y el altar, Cristo Alimento eucarístico. El ambón está colocado en alto en posición fija con relación a la sede. Dice el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1184): "La dignidad de la Palabra de Dios exige que en la Iglesia haya un sitio reservado para su anuncio, hacia el que, durante la Liturgia de la Palabra se vuelva espontáneamente la atención de los fieles". El ambón es imagen de la piedra del sepulcro de Cristo desde la cual el ángel, es decir el diácono o el lector o el cantor, anuncia a las mujeres la Buena Noticia de la Resurrección.
LA MESA DEL CUERPO DE CRISTO
La Mesa está en el centro de la Asamblea, imagen del Sacrificio de la Cruz de Cristo y del Banquete de su Pascua; por este motivo es amplia y suficientemente baja, para representar una mesa a la cual todos estamos invitados para pasar con Cristo de la muerte a la vida. Es de forma cuadrangular según la tradición, signo de la fuente de agua viva de la cual brotan los cuatro ríos del Paraíso que sacian la sed de todos los hombres. Se cubre de manteles y flores para significar la fiesta; se ilumina con cirios y lámparas para recordar que Cristo, y con Él la Asamblea reunida, es la luz que ilumina al mundo. La importancia de la mesa es subrayada por la cúpula que está sobre ella, signo de la epíclesis, o sea del descendimiento del Espíritu Santo sobre el "lugar santo" por excelencia de la Iglesia.
LA FUENTE BAUTISMAL
La fuente está colocada en el interior de la gran Asamblea, porque el Bautismo introduce en la comunidad cristiana. Es amplia para administrar el Bautismo, sea por inmersión que por infusión, a los niños y a los adultos. Está en estrecha relación con el altar' y con la sede presidencial, lugares éstos de los tres Sacramentos de la iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía. En la Iglesia primitiva al bautizado se le envolvía con una vestidura blanca a la salida del agua, sucesivamente se le ungía con aceite, símbolo de la nueva fuerza del Espíritu Santo (Confirmación), y, acogido en la comunidad con el beso de la paz, terminaba la iniciación con la Eucaristía.
La fuente bautismal es una amplia piscina de mármol excavada como una verdadera fosa en el suelo: es tumba y madre. Tumba, porque nuestro hombre viejo muere con Cristo en el agua del Bautismo; madre, porque nos recrea a una vida nueva a imagen de Cristo. La Cruz está inscrita en un octógono: "ocho" es el número de la Resurrección de Cristo, hace referencia al octavo día de la semana, es decir al Domingo Pascual, el primer día, después del séptimo, el "Sabbath hebreo", y primero de la nueva creación. El que se ha sumergido en el octógono corre hacia la Resurrección y hacia el Cielo. El pavimento de la piscina es una piedra negra de basalto, signo de Cristo piedra angular. De él brota el agua bautismal, como brotó de la roca en el desierto por mano de Moisés. La fuente tiene siete escalones a cada lado del eje de la Cruz, para bajar a sumergirse y volver a subir. Sumergirse en la muerte de Cristo, nacer a la vida nueva subiendo hacia la gloria de la Resurrección: "O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con él sepultados por el Bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la Gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva. Porque si nos hemos echo una misma cosa con él por una muerte semejante a la suya, también lo seremos por una Resurrección semejante" (Rm 6,3-5). En los cuatro ángulos formados por la Cruz están los mosaicos de los cuatro Evangelistas, anunciadores de la Buena Noticia: "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28,19).
LAS PINTURAS DE LA IGLESIA
La alta faja octogonal, que circunda en la parte superior toda la gran aula de la Iglesia, representa el Cielo. Está pintada con imágenes inspiradas en la iconografía de la Iglesia Oriental y parece coronar a la Asamblea uniendo el Cielo y la Tierra. Dios está presente en medio de su pueblo. Las pinturas representan los varios momentos del Misterio Pascual. El Concilio propone reforzar el papel de las figuras simbólico-sacramentales en la Liturgia. "Las imágenes sagradas, presentes en nuestras Iglesias y en nuestras casas, están destinadas a defender y alimentar nuestra fe en el Misterio de Cristo. A través del icono de Cristo y de sus obras de salvación. es a Él. a quien adoramos" (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1192). El pintor de iconos (imágenes sagradas) no imita, no representa. sino que esencialmente quita el velo. Echa abajo el muro de separación, pone en comunicación "este y el otro mundo". El icono capta la Presencia de Dios. Se puede decir que es teología visible, ayuda a la oración y a la contemplación. La iconografía nace con Cristo icono del Padre invisible, y está centrada en la Encarnación de Cristo. Cristo restablece en el hombre la imagen de Dios que el pecado había ofuscado, de modo que el hombre transformado a su imagen se hace el más conmovedor icono de Dios. El arte sagrado del icono no ha sido inventado por los artistas, sino que es una institución que viene de los santos Padres y de la tradición de la Iglesia (11 Concilio de Nicea). Expresa la visión de la Iglesia, como la Iglesia contempla el Misterio de Dios y su Encarnación. Las figuras tienen una aparente rigidez que por otro lado subrayan la potencia interior. La perspectiva es "inversa", es el icono el que nos mira. Sobre los iconos no hay nunca una fuente de luz, porque la luz, Dios, es su sujeto.
"El icono describe el desconcertante amor recíproco, el amor loco de Dios por el hombre y como respuesta la pasión del hombre por su Dios. 'Tu que mi alma ama'. Es el deseo pre-eterno de Dios de hacerse hombre para que el hombre se haga Dios. El icono nos ofrece de este modo la contemplación del Misterio de Dios" (P. Evdokimov).
Los Obispos italianos señalan "la necesidad de que las comunidades cristianas Se transformen cada vez más y mejor en permanentes escuelas de fe" (La Iglesia italiana y las perspectivas del País, n 19). Para esta transformación nuestro Obispo indica la vía de los '.'pequeños grupos", de la articulación de la Parroquia en comunidades eclesiales menores para poder ser cada vez más "comunión de comunidades" (Carta pastoral 1995). El Papa Juan Pablo 11 (Catechesi Tradendae, n. 24) habla, siempre a propósito de las comunidades cristianas, de la responsabilidad de proveer a la formación de sus propios miembros y de acogerlos en un ambiente en el que puedan vivir en el modo más pleno lo que reciben. La experiencia nos ha enseñado que la vida de la comunidad eclesial, sobre todo cuando se manifiesta en pequeñas comunidades o grupos, es un instrumento importantísimo para la reconstrucción del tejido social.
En ella la pareja encuentra el soporte necesario para superar las crisis que se le presentan; la familia recupera la capacidad de abrirse a la vida. de sostener la educación de los hijos y, ayudada por los miembros de la comunidad parroquial, de afrontar las enfermedades, el sostén necesario a los jóvenes en crisis y a los ancianos, sin necesidad de delegar en la sociedad. Este es el ámbito al cual se refiere nuestro "CENTRO SOCIAL DE DESAROLLO COMUNITARIO" (Catecumenion o Centro Parroquial), que traduce en espacios arquitectónicos las exigencias de una comunidad parroquial que quiere vivir como centro de formación e irradiación del fermento cristiano en nuestra época. Este centro se compone de espacios litúrgicos (Iglesia, Santuario de la Palabra, etc.), catequéticos (salón, salas para la vida de los grupos y de las pequeñas comunidades eclesiales, etc.), espacios más~ específicamente dedicados al testimonio (pequeñas habitaciones para hospedaje, comedor, centro Caritas, etc.), todos armoniosamente ensamblados en un proyecto que se presenta a la vanguardia de la exigencia, sentida por todos, de hacer crecer la calidad de la vida urbana en Scandicci. Este centro se presenta también como sitio de la PROVIDENCIA DIVINA que muestra su benevolencia en esta generación.
Para contribuir a la realización del centro pueden efectuarse giros postales a la cuenta Nº 11108503, dirigidos a la Parroquia di San Bartolomeo in Tuto- Scandicci,