Carta al Mundo del Estado Libre de Andalucía
remitida por unos colaboradores:
Envía tu carta para que figure también aquí, será publicada tanto si la
compartimos como si no, excepto las que fomenten la violencia o el racismo.
Carta de Víctor
Carta de Gorka Reondo
Estimados amigos:
Compruebo decepcionado que la desorganización, la falta de ideas claras y
la desidia es el sino del pueblo andaluz. Y desgraciadamente, un claro
reflejo de ello es Muro de vuestra página, donde veréis que lejos de ser un
debate con propuestas de futuro, integración de ideas, ... no es sino un
gallinero donde se intercambian insultos unos y otros, cuando no se limitan
a decir cosas que no demuestran sino el más profundo desconocimiento de su
propia cultura.
Y lo peor es que fuera de esta página, en la calle, todo es exactamente
igual. Mientras unos quieren un nacionalismo al estilo vasco o catalán
otros se conforman con que se le dé al deje andaluz la categoría de
dialecto del castellano. La división, la falta de ideas claras, el
fanatismo, ... y, en general, la falta de un proyecto concreto nos lleva a
que año tras año y década tras década todo siga igual o peor.
Observo con preocupación incluso que el andalucismo sea solo una opción
política o una contraposición a lo castellano, lo cual no tiene nada que
ver con Andalucia ni creo que la beneficie en nada. El odio solo engendra
odio y Andalucía nunca ha conseguido nada por las malas; es más, si ha sido
algo en la historia lo ha sido por su capacidad de integrar en si misma
elementos de todas las culturas que por aquí han pasado (incluida la
castellana).
Es triste comprobar las continuas agresiones que sufre el patrimonio
andaluz mientras los andalucistas se pegan en otros politiqueos absurdos.
Cuando el monumento más emblemático, la Alhambra, ha sufrido diversas
agresiones como la construcción del macroaparcamiento o la sala de fiestas
Rey Chico ¿donde estaban los andaluces de verdad? La historia andaluza es
una y mil veces pisoteada y los andaluces mientras se pegan por ver quien
es más o menos españolista; y, sin embargo, cuando se trata de demostrar el
amor a lo propio, nunca estamos donde deberíamos. ¿Por que no nos olvidamos
de tanto politiqueo barato y nos dedicamos a construir algo que realmente
merezca la pena?
Si nos paramos a reflexionar con calma veremos que, una y otra vez
Andalucia está sufriendo gravísimas agresiones ante la más absoluta
indiferencia del pueblo. Podemos enumerar las bajas en nuestro patrimonio
histórico como una lista interminable de saqueos, destrucción, ...:
demolieron la mezquita de Sevilla y nadie dijo nada, lo mismo en Granada;
en Córdoba metieron una iglesia dentro (quizás hubiese sido mejor demolerla
que no estropearla y profanarla así); destruyeron las murallas de Córdoba,
y también las de Sevilla (éstas últimas cayeron a golpe de piqueta a
finales del siglo XIX); de Jaén, la única presencia musulmana que se
conserva son los baños árabes (el resto, caput); hace unos años quemaron en
Córdoba la Noria de Albolafia; la Alhambra estuvo varios siglos abandonada
y casi en ruina hasta que alguien se digno a hacer algo; ni siquiera
respetaron los libros y la historia de Andalucía fue quemada en las
hogueras de la Inquisición, no quedándo apenas un pasado que conocer.
No sé que produce más ganas de llorar, si el paulatino e imparable devenir
de los hechos o la desidia y desgana de los andaluces, que se creen más que
los demás pasando por castellanos y renegando de si mismos.
Cuando un andaluz emigra a Madrid o Cataluña, nada más llegar a su destino
lo primero que hace es quitarse el acento y cualquier seña de identidad
andaluza; era como si una vergüenza se apoderase de los andaluces cuando
salen de su tierra.
Pero en realidad, Andalucia está muriendo como consecuencia de una durísima
campaña de imagen y puro marketing (la primera mal-llamada reconquista que
no fue sino invasión no valió y hubo de recurrirse a esta segunda
conquista, más sutil, más larga, más ruin, ...): primero se va poco a poco
negando el pasado y quitan las evidencias de que algún día existió
al-Andalus (los libros que recogían nuestra historia, las construcciones,
el arte, ...) luego se confunden lentamente los conceptos, sustituyendo el
término musulmán por el despectivo "árabe" y se identifica todo lo andaluz
con lo "moro", el atraso, la "chachara y la pandereta", ... El estadio
final de todo es que los andaluces no pueden tener más palo al que
agarrarnos que Castilla, a la que además se habrá de estar agradecida por
la acogida. Si nos fijamos, es todo pura imagen, puro marketing, ... el
nacionalismo andaluz nunca será nada tristemente porque tiene perdida la
batalla de la imagen; se nos asociará siempre con los "moros", esto es, con
una cultura inferior (según ellos). ¿Quien se puede sentir orgulloso de
pertenecer a una tierra tan pobre y olvidada y cuyos habitantes tienen fama
de vagos y pachorros hasta el extremo? Siguen jugando con Andalucía como
hicieron con Boabdil, el último y legítimo rey a quien trataron como un
pelele o una marioneta.
Lo único que hoy por hoy fomenta el andalucismo actual es una negra visión
del presente y el odio al norte, es decir, tenemos lo que podríamos llamar
el nacionalismo en NEGATIVO. Además, se pretende actuar por la política
(batalla perdida de antemano). El único campo posible para combatirles es
cortar lo primero la campaña de imagen y contrarrestarla con una decidida y
dura defensa y promoción de nuestro patrimonio histórico, de nuestra
historia, de nuestra cultura. Hagamos que cada andaluz se sienta orgulloso
de serlo, se sienta orgulloso de su historia, de su tierra, de su cultura,
... Rescatemos la historia, recuperemos el pasado y utilicémoslo como
primer paso para construir el futuro. Sin extremismos, sin odio, sin
siquiera mostrar posiciones políticas independentistas, ... devolvamos el
golpe pero con la misma "ternura" con la que se está acabando con
Anadalucía. Utilicemos nosotros también el marketing, las buenas maneras,
el "management", ... dejemos de lado la tosquedad de recurrir a la política
(precísamente ahí es donde nos quieren tener): ese no es nuestro frente
(todavía) porque la batalla ahora es de imagen, conceptualización, cultura,
... si no ganamos esa guerra ya no ganaremos nunca más ninguna guerra y
seremos olvidados. Si no somos capaces de que los andaluces sientan
Andalucía y su cultura, nunca seremos capaces de hacer nada.
A continuación, quisiera aportar una serie de ideas EN POSITIVO que creo
nos serían muy útiles y deberían de ser el punto de partida de nuestro
proyecto.
Primero de todo, deberíamos de huir de los nacionalismos tradicionales
catalán y vasco (de naturaleza bien distinta) y no fomentar el odio a nada.
Tratemos de construir, no de destruir; tratemos de integrar y no de
dividirnos más aún; y, en general, tratemos de que en todo momento
predomine una visión de creación o restitución de algo propio.
Y el primer paso a dar debe ser recuperar la historia de Andalucia (la
verdadera base del proyecto), negada, tapada y oscurecida durante siglos.
No es cierto que no exista historia propia o que ésta sea la misma que la
castellana. Pero no debemos de insultar a nadie por ello. Debe de
fomentarse y realizarse labores para estudiar y difundir una historia que
está ahí, esperando ver la luz. Y debemos hacerlo objetivamente, sin
falsearla, sin revanchismo, sin odio ni ira, ... se trata simplemente de
decir: ésto es lo que hay. Creemos revistas, libros, premios de
investigación, ...
Al mismo tiempo, deberíamos de fomentar la recuperación de los elementos
genuinamente andaluces: fomentar la restauración de monumentos,
construcciones y demás elementos que representen la cultura propia. Y del
mismo modo, impedir que prosiga la continua agresión que sufre nuestro
patrimonio.
Tampoco estaría mal el tratar de mejorar el paisaje de nuestra tierra y
fomentar que, en vez de seguir importando árboles y cultivos ajenos, se
recupere y cultiven nuestras típicas palmeras, granados y naranjos.
Y todo ello olvidándonos de los tradicionales límites geográficos y
políticos andaluces o andalusies, porque ésto debe ser un proyecto
integrador y no excluyente: recordemos que Andaluzas llegaron a ser también
Galicia, Asturias, Castilla, León, Navarra, los Pirineos, Madrid, La
Mancha, ... (manque les pese).
Quizás todo esto parezca poco político, pero es el camino correcto. Con la
política, hoy por hoy, no hay nada que hacer porque no se cuenta con apenas
respaldo de la población; y no existirá ningún respaldo mientras no se cree
una identidad propia y genuina, en definitiva, algo por lo que luchar.
Os propondré unas pequeñas ideas prácticas:
Podríamos crear una revista "cultural" y no política que fomente el
conocimiento de la cultura andaluza (que diese premios de investigación o
propiciase la participación ciudadana en la reconstrucción de nuestra
cultura); se financiaría con ayudas de la Junta, los ayuntamientos e
incluso, del Ministerio de Cultura y, en último extremo, con aportaciones
de socios.
Podríamos crear una asociación "cultural" y no política que hiciese
proyectos para la defensa y promoción del patrimonio andaluz dentro y fuera
de los actuales territorios; financiación: la misma que la anterior.
Podríamos crear una asociación "cultural" para el estudio y la recuperación
del paisaje autóctono, el cultivo de especies vegetales propias, ....
Recuperación de la historia mediante proyectos de investigación y fomento
de recuperación de los nombres originales de nuestras poblaciones frente a
los topónimos actuales castellanos.
En fin, éstas son las ideas que quería transmitiros.
Un saludo,
Víctor
En respuesta al Manifiesto de Victor, yo diría que sobra el comentario sobre los
nacionalismos vasco y catalán, porque, sea como sea, su discurso actual
no es precisamente
racista ( aunque pueda haber individuos que sí lo sean), sino que van,
igual que tantos otros, de tolerantes, progresistas, demócratas y
universalistas y su falsedad es, poco más o menos, la misma que
presentan los demás. Además, da la impresión de que
aquí persiguen a los inmigrantes y nos acosan como a animales, cuando,
en realidad,
la sociedad catalana esbastante más abierta y multicultural que la
andaluza.
Me gustaría saber si los andaluces responderían con la misma calma
que los catalanes, si vieran que, de un año para otro, sus ciudades se
van llenando de gente de todas partes, hasta alcanzar porcentajes del
50, 60, 70, u 80 % de inmigrantes que no hablan la lengua del país, ni
están motivados para aprenderla, ni comparten las mismas tradiciones
culturales o los mismos referentes de identidad étnica, como ha pasado
en las poblaciones del centro y de la costa de Cataluña. La cultura
catalana es ahora algo muy complejo y con muy diferentes raíces, pero
eso mismo le imprime dinamismo y proyección de futuro, porque es
imposible que las distintas comunidades de origen que convivimos aquí,
ni siquiera la catalana, acepten como modelo cultural
el de la Cataluña de las masías que han idealizado los nacionalistas.
Saludos. Gorka.
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