AMPLIAR DIMENSIONALMENTE LAS VARIABLES DE LA ERGONOMÍA
PARA
AMPLIAR EL
PENSAMIENTO DE LOS ERGÓNOMOS
1. La formación profesional del
ergónomo
El
ergónomo debe ser formado para servir al bien común y no solamente informado o
capacitado pensando en su único beneficio. La formación de los futuros ergónomos
tendrá que ser integral, involucrando al profesional en todas sus facetas y
deberá ser estructurada desde el punto de vista de las responsabilidades que
asumirá en el ejercicio de esa profesión.
Desde ya que hablar de formación implica la consideración de las normas
éticas que deberá observar permanentemente el ergónomo.
Si
bien las responsabilidades profesionales están interrelacionadas entre sí,
podemos establecer una clasificación de las mismas en función del objeto de
esas responsabilidades, es decir ante quienes debe ejercer el ergónomo sus
tareas con responsabilidad. En este sentido, se
pueden establecer tres grandes grupos de responsabilidades:
*
Responsabilidades hacia la sociedad.
*
Responsabilidades hacia la unidad productora de bienes y/o servicios que
integra.
*
Responsabilidades hacia los seres humanos cuya organización y/o dirección le
ha sido confiada en la actividad laboral.
Refiriéndonos
al primer grupo, digamos que el ergónomo deberá tener un permanente contacto
con el entorno social que lo rodea, así como un claro conocimiento de sus
problemas. De esta manera trascenderá la mera técnica y evitará el peligro de
convertirse en un simple tecnócrata, aislado de lo que no sea su tecnología
específica y sin intereses en las consecuencias sociales de la misma. Y no
deberá olvidar nunca que toda tecnología constituye solamente un medio para
lograr el fin del bien común; en el caso de la ergonomía de sistemas
hombre(s)-máquina(s) de producción mediante su imprescindible colaboración en
la oferta de bienes y servicios a la sociedad, con las condiciones de calidad,
economicidad y satisfacción de necesidades (siempre las reales, pero sin
colaborar en la aceleración del consumismo absurdo de las últimas décadas).
Por otra parte, el actual y justificado énfasis ecológico obliga a extremar
los recaudos de utilización sustentable de energía y materia prima, reciclado
de productos al fin de su utilización y no contaminación del medio ambiente.
En
lo que hace a las responsabilidades del ergónomo en relación con la unidad
productora de bienes y/o servicios en la que trabaja, ellas pueden ser
condensadas en tres sencillas palabras, pero con un gran contenido conceptual:
eficacia, eficiencia y efectividad. Llamamos eficacia a la capacidad de
concretar y cumplir con las misiones encomendadas en el mayor grado posible. En
cambio, denominamos eficiencia a la relación output/input (entre los valores de
los objetivos logrados y de los recursos insumidos) propia del desarrollo de las
funciones que permiten la concreción de las misiones. Dejamos para el concepto
de efectividad el aspecto más político y organizacional de la capacidad de
sobrevivir un sistema (en nuestro caso productivo, ecológico o social),
adaptarse al entorno, crecer y aumentar su eficiencia global.
Dentro
del cumplimiento de las responsabilidades de eficacia, eficiencia y efectividad
resulta relevante la selección de tecnologías y métodos de trabajo efectuada
con el punto de vista de elegir los más convenientes para la empresa, la
sociedad y el país y no los últimos que “están de moda” o son los más
sofisticados técnicamente. Dentro de estas responsabilidades de tipo social se
cuenta actualmente a la referida a la ocupación de la fuerza laboral, visto que
la tendencia creciente a la desocupación ("paro") de la fuerza de
trabajo está asumiendo proporciones de catástrofe social; esta responsabilidad
está directamente relacionada con la de selección de tecnologías y
consecuente adopción de métodos de trabajo recién mencionada. Una condición
básica para lograr eficacia y eficiencia en los grupos de trabajo que organiza
el ergónomo es la de tener suficiente capacidad de relación comunicacional y
comprensión con los trabajadores, con sus pares y con sus superiores. Un párrafo
especial merece la actual conformación de grupos de trabajo
interdisciplinarios; el ergónomo deberá tener la mente abierta tanto como se
requiera para comprender e interactuar con los demás integrantes de distintas
profesiones (y la peor forma de hacerlo es desde una mentalidad de tecnócrata
de la ergonomía).
En
cuanto a las responsabilidades hacia los seres humanos de los sistemas de
producción cuya optimización integral le es confiada en la actividad laboral,
podemos destacar especialmente a algunas de ellas:
-
Responsabilidad respecto a la salud física del personal: no importa con qué
ayuda de especialistas cuente, el ergónomo que integre un sistema de producción
será siempre el primer responsable de la higiene y seguridad del mismo. Deberá
saber compatibilizar los requerimientos de eficacia, eficiencia y efectividad
impuestos por la dirección empresaria con los recaudos respecto a accidentes y
enfermedades profesionales, sin descuidar tampoco el suficiente grado de confort
que haga más llevaderas las tareas.
-
Responsabilidad respecto a la capacitación del personal: tanto si esa
capacitación la realiza personalmente como si es confiada a otros
especialistas, tiene que ayudar a definir qué enseñar y a quiénes, controlar
posteriormente los resultados reales de la capacitación en el desarrollo de las
tareas, sugerir modificaciones en las estrategias de capacitación, etc.
-
Responsabilidad en el mando: los ergónomos en las unidades productivas son,
tarde o temprano, verdaderos organizadores-conductores de equipos ergonómicos y
las cualidades requeridas para ello no son en modo alguno despreciables. La
claridad de objetivos, sinceridad y honradez de su trato serán algunos de los
factores esenciales que, unidos a los conocimientos técnicos teóricos y prácticos,
lograrán una conducción convincente (más “atraer” que “empujar”) de
los hombres que dirija.
-
Responsabilidad sobre las retribuciones del personal: desde ya que el nivel
medio de remuneraciones del personal escapa a su capacidad de decisión (y aún
en muchos casos de la empresa misma, por la incidencia de factores macroeconómicos
generales), pero lo que sí puede y debe hacer es ayudar a establecer sistemas
justos de premios y promociones para aquéllos que brindan mayores esfuerzos y
conocimientos, así como organizar y mantener una criteriosa evaluación de
puestos de trabajo basada justamente en criterios ergonómicos
multidimensionales.
-
Responsabilidad respecto a la participación creativa, psicosocial y decisional
del personal, de modo de lograr una real y sincera integración de los equipos
de trabajo.
Todas
las expuestas arriba son las principales responsabilidades profesionales del ergónomo
según nuestro discutible juicio, pero no debe pensarse que siempre el
profesional podrá satisfacer plena y conjuntamente a todas de ellas, ya que en
innumerables ocasiones existirá alguna oposición entre las mismas. En esos
casos el ergónomo deberá optar o, mejor aún, arribar a una solución de
transición que le permita un cumplimiento aceptable de todas y cada una de esas
responsabilidades, sin maximizar una en particular.
Como
ya dijimos, la formación de los ergónomos debería contemplar las
responsabilidades emergentes de su actuación profesional con la profundidad
debida. Así también lo hemos venido afirmando desde hace tiempo en relación a
los ingenieros [1]. No abriremos juicio ahora sobre el estado actual de los
distintos planes de estudio de ergonomía en cuanto al cumplimiento de esa
formación; el lector podrá hacerlo por sí mismo. Lo que nos interesa en este
trabajo es la etapa siguiente; suponiendo que el ergónomo haya recibido una
formación (y, repetimos, no solamente una información) adecuada: ¿Puede en su
actividad profesional integrar todas esas responsabilidades en sus decisiones
diarias? ¿Tiene la capacidad de evaluar conjuntamente a todos esos criterios y
decidir en consecuencia? En definitiva, ¿Tiene sentido práctico el brindarle
una formación integral al ergónomo y esa formación será verdaderamente
efectiva? La respuesta a esas cuestiones nos ocupará en lo que sigue, para lo
cual comenzaremos arriesgando algunas hipótesis (indudablemente legas) sobre cómo
parece pensar un ergónomo.
2. El pensamiento profesional
del ergónomo
La
inteligencia puede definirse, de acuerdo a la teoría de Jean Piaget [2], como
un término genérico que designa formas superiores de organización o
equilibrio de las estructuras cognoscitivas y que es, por ello, origen de la
adaptación del hombre al medio. El tipo de construcción de operaciones psicológicas
permite, así, la calificación del desarrollo de un ser humano, desde su
nacimiento y hasta la adultez (consideramos que el enfoque de la psicología
evolutiva es aplicable fructíferamente al tema que estamos tratando, no
obstante de referirnos a adultos profesionales).
En
las primeras etapas de la vida es cuando aparece la inteligencia sensomotriz.
Luego de ello tiene lugar el pensamiento simbólico y preconceptual, al que
sucede posteriormente el pensamiento intuitivo. Ya en la pubertad se llega a las
operaciones concretas plenamente desarrolladas y es, finalmente, en la
adolescencia cuando se accede progresivamente a las operaciones formales (en las
que el pensamiento formal se fundamenta en una inteligencia reflexiva que razona
de modo hipotético-deductivo). Las etapas precedentes permiten establecer un
desarrollo cualitativo de la inteligencia del ser humano desde su nacimiento y
hasta su adultez mental. A la vez, dichas etapas están vinculadas, a nivel
psicológico, con distintas relaciones entre los “significantes” (definidos
como la representación mental operativa de elementos del medio) y los
“significados” (dichos elementos). Según sean los significantes utilizados
(índice, señal, símbolo o signo, en un orden creciente de abstracción y
formalización), podemos decir que adultamente se dan dos tipos básicos de
operaciones mentales: las concretas (que usan de índices, señales y símbolos)
y las formales o de segundo grado (que se basan en los signos).
Recordaremos
ahora algunos conceptos piagetianos (siguiendo a Ramírez y Palacios) que nos
servirán posteriormente para situarnos con claridad en la problemática del
pensamiento ergonómico:
Asimilación:
La asimilación supone la incorporación del objeto o hecho externo a esquemas
mentales previos del sujeto; la asimilación permite reconocer o identificar los
objetos o sucesos nuevos merced a su puesta en relación con el contenido de los
esquemas existentes.
Asimilación
deformante: Es un tipo especial de asimilación que tiene lugar cuando la
complejidad del objeto de conocimiento sobrepasa la del esquema al que este
objeto se remite o cuando la complejidad de lo real es superior a los esquemas
que lo representan. Es decir, se trata de un tipo de asimilación que se debe a
las deficiencias de los esquemas existentes; ante estas deficiencias, y en tanto
los esquemas se modifiquen, lo real es deformado para poder ser asimilado.
Acomodación:
cuando se asimilan deformantemente las propiedades de un objeto, se pueden
iniciar actos tendientes a modificar los esquemas o a crear esquemas nuevos que
permitan una adecuada asimilación.
Construcción
(“constructo”): El conocimiento no es encontrado por el sujeto, sino
construido activamente por él a lo largo de su desarrollo. Según este
principio, el conocimiento procede de la actividad del sujeto o, dicho más
esquemáticamente, la representación procede de la acción. Esto supone que
conocer un objeto implica elaborar un conjunto de acciones (efectivas o
interiorizadas) que permitan dominarlo. Por su parte, Jordan [3] dice gestálticamente
al respecto: la connotación de “constructo” en su desnuda simplicidad, es
la postulación de una entidad no-existente que posibilita el ordenamiento de
una serie de hechos existentes o la predicción de hechos futuros.
Todo
profesional universitario accede naturalmente a un avanzado pensamiento formal,
pero el del ergónomo posee características especiales que conviene considerar.
Para facilitar esa consideración compararemos el tipo de pensamiento de un ergónomo
“clásico” con el de un artista.
El
pensamiento de un ergónomo “clásico” es eminentemente algorítmico, en
tanto que el de un artista es indudablemente heurístico [4]. Pero conviene
definir aquí, más allá de los conceptos especializados y con palabras
comunes, qué entendemos por algorítmico y qué por heurístico. El Diccionario
de la Lengua Española de la Real Academia dice que un algoritmo es “un
conjunto ordenado y finito de operaciones que permiten hallar la solución a un
problema./2. Método y notación en las distintas formas de cálculo.”. A su
vez, entiende por heurística al “arte de inventar./2. Busca o investigación
de documentos o fuentes históricas.” (No nos debe sorprender la diferencia de
las acepciones si tenemos en cuenta que la palabra proviene del griego y
significa “buscar, hallar”). No le quedará duda al lector sobre la
naturaleza algorítmica del pensamiento ergonómico; bastará que recuerde
tantos tratados (en realidad simples "manuales") de ergonomía que más
de una vez ha consultado para encontrar la "receta" de resolución de
un problema; y también podemos agregar que ese pensamiento es altamente
estructurado y normalizado y, siguiendo a De Bono [5], “vertical” o no
creativo. En cambio, el artista piensa
de modo heurístico, poco estructurado, creativo o “lateral”. Además, el
ergónomo evalúa las soluciones halladas en forma analítica, en tanto el
artista lo hace sintéticamente. Finalmente, diremos que en general el
pensamiento ergonómico es altamente especializado, en tanto el artístico es más
genérico.
Además,
el pensamiento algorítmico y analítico lleva casi fatalmente al optimismo
matemático y científico en su aplicación, así como al concepto de una única
y mejor solución para todos los problemas del mismo tipo (no olvidemos que fue
el pensamiento algorítmico de los "ingenieros en métodos y tiempos"
de principios del siglo pasado lo que los llevó a buscar obsesivamente
"the best way of work", concepto actualmente superado por la propia
ergonomía; tampoco que los principios fayolistas de la organización de
empresas difieren profundamente, entre otras cosas, con los ahora utilizados por
la macroergonomía, la que considera a la singularidad de sus soluciones
teniendo en cuenta los paradigmas de los organizadores y de los futuros
decididores, así como elementos de juicio antropotecnológicos y también las
circunstancias estratégicas del entorno empresarial). Como un corolario de la
aplicación cruda y directa del pensamiento algorítmico en ergonomía nos
encontramos, en tantos trabajos de congresos dedicados a aplicaciones, con una
única solución que, por serlo, no se considera necesario evaluarla ni siquiera
contra el estado anterior del sistema hombre(s)-máquina(s) en cuestión. También
se observa la influencia de esa clase de pensamiento en el tipo de modificación
propuesta en la solución, la que en la mayoría de los casos pasa simplemente
por un cambio cuantitativo de las variables ya existentes, sin intentar
alternativas cualitativamente radicales tales como diferentes asignaciones de
funciones en los sistemas hombre(s)-máquina(s), modificación de las misiones y
consecuentes funciones de esos sistemas, etc.
3. Las variables usadas por el
ergónomo y sus limitaciones
Dentro
de ese pensamiento algorítmico, el ergónomo maneja múltiples variables, las
que en realidad dependen también de la especialidad elegida. Algunas variables
son matemáticas (sobre todo estadísticas), otras (las menos) son físicas y químicas,
muchas son fisiológicas o psicológicas y muy pocas son económicas. Y casi
siempre nada más. Es decir que el ergónomo, que requiere para sus evaluaciones
de soluciones unas expresiones de cálculo adecuadas, no cuenta ni con las
variables ni con los algoritmos que necesita para esas evaluaciones. ¿Puede
sorprender, entonces, que todos los hechos "no estrictamente ergonómicos"
del mundo que lo rodea y que hacen a su responsabilidad profesional sean no
asimilables o de asimilación deformante? ¿O que no pueda lograr la acomodación
o la construcción necesarias para la asimilación de todos esos hechos? Si no
puede expresar los distintos factores de decisión no técnicos de modo conjunto
y congruente con los técnicos, en algoritmos adecuados, no los podrá tener en
cuenta simultáneamente en sus decisiones, sino que, por el contrario, tendrá
en una mano a las razones ergonómicas técnicas (en el mejor de los casos técnico-económicas)
que le sugieren optar por una solución y en la otra mano a todas las demás,
que pueden hacer variar su elección, y no sabrá qué hacer en definitiva (la
reacción más habitual es la de inclinarse por lo que le marcan los resultados
técnicos y así ignorar todas sus otras responsabilidades).
Urge,
por lo tanto, proveer al ergónomo de las metodologías de estructuración y/o
evaluación de sus soluciones que sean realmente multidimensionales [6], a fin
de que pueda incluir entre sus factores de decisión a todos los que hacen a sus
responsabilidades profesionales, como vimos más arriba. Esas variables tendrán
distintas dimensiones, ya que representarán hechos ecológicos, humanos,
sociales, de estrategia empresarial, económicos, ergonómicos en un estrecho
sentido, éticos, etc. Las metodologías son relativamente sencillas y de
inmediata aplicación; sólo que hay que usarlas con un pensamiento ergonómico
más amplio que el simplemente técnico. Actualmente, son muchos los expertos de
distintas disciplinas que las necesitan imperiosamente y las han adoptado, y
hasta el mismo Banco Mundial (siempre tan "economicista") las
recomienda [7].
4. Conclusiones
4.1.
El ergónomo debe ser formado de modo tal que pueda hacer frente con éxito a
todas las responsabilidades emergentes del ejercicio de su profesión.
4.2.
Dichas responsabilidades abarcan múltiples campos y pueden ser expresadas y
cuantificadas en diversas unidades, muchas de las cuales trascienden las
habituales de la técnica ergonómica.
4.3.
Las características algorítmicas del pensamiento del ergónomo hacen que éste
desconsidere los factores de decisión que no puedan expresarse de esa forma,
por lo que resulta imprescindible dotarlo de metodologías multidimensionales
para que así pueda tener en cuenta todas sus responsabilidades en sus
decisiones.
4.4.
Las metodologías multidimensionales de evaluación de alternativas ergonómicas
existen, son sencillas de usar y permiten ampliar grandemente el campo de
pensamiento del ergónomo, al poder expresarlo, valorarlo y transmitirlo
adecuadamente.
4.5.
Si no le brindáramos esas herramientas sería en vano que le reprocháramos
estrechez de miras, pues aún teniendo conciencia de ello no sería capaz de
compatibilizar las variables "puramente ergonómicas" con las demás
en sus decisiones.
4.6.
Creemos, finalmente, que en esta época en la que parecen florecer metodologías
de evaluación de alternativas ergonómicas basadas en estrechos criterios
economicistas (y aún peor: sólo microeconomicistas) resulta urgente y esencial
resaltar la pluralidad y la multidimensionalidad de las reales variables de la
ergonomía, suministrando además las metodologías que hagan que esta afirmación
no se convierta en solamente declarativa sino que, por el contrario, integre la
práctica profesional diaria de los ergónomos.
5. Referencias bibliográficas
[1]:
Bellettini, Osvaldo C.
(1987), LA FORMACIÓN INTEGRAL DE LOS
INGENIEROS DESDE EL PUNTO DE VISTA DE SUS RESPONSABILIDADES - Jornadas sobre
Planes de Estudio y Metodología de la Enseñanza - Fac. Ing. UNLP - La Plata.
[2]:
Piaget, Jean (1966),
PSICOLOGÍA DE LA INTELIGENCIA - Edit.
PSIQUE - Bs. As.
(1974),
PSICOLOGÍA Y EPISTEMOLOGÍA - EMECE Editores - Bs. As.
[3]:
Jordan, Nehemiah
(1978), TEMAS DE PSICOLOGÍA ESPECULATIVA
- Editorial TROQUEL - Bs. As.
[4]:
Skyvington, William
(1978), MACHINA SAPIENS - Editorial
HUEMUL - Bs. As.
[5]:
De Bono, Edward
(1994), EL PENSAMIENTO LATERAL -
Editorial PAIDOS - Bs. As.
[6]:
Bellettini, Osvaldo C.
(1983 y sucesivas revisiones), INGENIERÍA ECONÓMICA Tomo 1 - Editorial Facultad de Ingeniería
Universidad Nacional de La Plata - La Plata.
(1993),
EN ERGONOMÍA: ¿CUÁL ALTERNATIVA ES LA
MEJOR? - II Congreso Latinoamericano de Ergonomía - Florianópolis.
(1999),
ERGONOMIA ASISTIDA POR COMPUTADOR: PROGRAMAS METROLAB Y EVALERG - V
Congreso Latinoamericano de Ergonomía - Bahía.
(2000),
RELACION PRACTICA EN LA EMPRESA ENTRE SU DISEÑO MACROERGONOMICO Y SU
SISTEMA DECISIONAL ESTRATEGICO - I Congreso Panamericano de Ergonomía. Río
de Janeiro.
[7]: Munasinghe, Mohan
(1993, diciembre), EL ECONOMISTA Y EL DESARROLLO SOSTENIBLE - Revista Finanzas y
Desarrollo - Banco Mundial.