BAERGO

BOLETÍN ARGENTINO DE ERGONOMÍA
NUMERO 17 - DICIEMBRE DE 2004


      

AMPLIAR DIMENSIONALMENTE LAS VARIABLES DE LA ERGONOMÍA

 PARA AMPLIAR EL PENSAMIENTO DE LOS ERGÓNOMOS

 

1. La formación profesional del ergónomo

 

El ergónomo debe ser formado para servir al bien común y no solamente informado o capacitado pensando en su único beneficio. La formación de los futuros ergónomos tendrá que ser integral, involucrando al profesional en todas sus facetas y deberá ser estructurada desde el punto de vista de las responsabilidades que asumirá en el ejercicio de esa profesión.  Desde ya que hablar de formación implica la consideración de las normas éticas que deberá observar permanentemente el ergónomo.

Si bien las responsabilidades profesionales están interrelacionadas entre sí, podemos establecer una clasificación de las mismas en función del objeto de esas responsabilidades, es decir ante quienes debe ejercer el ergónomo sus tareas con responsabilidad. En este sentido, se  pueden establecer tres grandes grupos de responsabilidades:

 

* Responsabilidades hacia la sociedad.

* Responsabilidades hacia la unidad productora de bienes y/o servicios que integra.

* Responsabilidades hacia los seres humanos cuya organización y/o dirección le ha sido confiada en la actividad laboral.

 

Refiriéndonos al primer grupo, digamos que el ergónomo deberá tener un permanente contacto con el entorno social que lo rodea, así como un claro conocimiento de sus problemas. De esta manera trascenderá la mera técnica y evitará el peligro de convertirse en un simple tecnócrata, aislado de lo que no sea su tecnología específica y sin intereses en las consecuencias sociales de la misma. Y no deberá olvidar nunca que toda tecnología constituye solamente un medio para lograr el fin del bien común; en el caso de la ergonomía de sistemas hombre(s)-máquina(s) de producción mediante su imprescindible colaboración en la oferta de bienes y servicios a la sociedad, con las condiciones de calidad, economicidad y satisfacción de necesidades (siempre las reales, pero sin colaborar en la aceleración del consumismo absurdo de las últimas décadas). Por otra parte, el actual y justificado énfasis ecológico obliga a extremar los recaudos de utilización sustentable de energía y materia prima, reciclado de productos al fin de su utilización y no contaminación del medio ambiente.

 

En lo que hace a las responsabilidades del ergónomo en relación con la unidad productora de bienes y/o servicios en la que trabaja, ellas pueden ser condensadas en tres sencillas palabras, pero con un gran contenido conceptual: eficacia, eficiencia y efectividad. Llamamos eficacia a la capacidad de concretar y cumplir con las misiones encomendadas en el mayor grado posible. En cambio, denominamos eficiencia a la relación output/input (entre los valores de los objetivos logrados y de los recursos insumidos) propia del desarrollo de las funciones que permiten la concreción de las misiones. Dejamos para el concepto de efectividad el aspecto más político y organizacional de la capacidad de sobrevivir un sistema (en nuestro caso productivo, ecológico o social), adaptarse al entorno, crecer y aumentar su eficiencia global.

 

Dentro del cumplimiento de las responsabilidades de eficacia, eficiencia y efectividad resulta relevante la selección de tecnologías y métodos de trabajo efectuada con el punto de vista de elegir los más convenientes para la empresa, la sociedad y el país y no los últimos que “están de moda” o son los más sofisticados técnicamente. Dentro de estas responsabilidades de tipo social se cuenta actualmente a la referida a la ocupación de la fuerza laboral, visto que la tendencia creciente a la desocupación ("paro") de la fuerza de trabajo está asumiendo proporciones de catástrofe social; esta responsabilidad está directamente relacionada con la de selección de tecnologías y consecuente adopción de métodos de trabajo recién mencionada. Una condición básica para lograr eficacia y eficiencia en los grupos de trabajo que organiza el ergónomo es la de tener suficiente capacidad de relación comunicacional y comprensión con los trabajadores, con sus pares y con sus superiores. Un párrafo especial merece la actual conformación de grupos de trabajo interdisciplinarios; el ergónomo deberá tener la mente abierta tanto como se requiera para comprender e interactuar con los demás integrantes de distintas profesiones (y la peor forma de hacerlo es desde una mentalidad de tecnócrata de la ergonomía).

 

En cuanto a las responsabilidades hacia los seres humanos de los sistemas de producción cuya optimización integral le es confiada en la actividad laboral, podemos destacar especialmente a algunas de ellas:

 

- Responsabilidad respecto a la salud física del personal: no importa con qué ayuda de especialistas cuente, el ergónomo que integre un sistema de producción será siempre el primer responsable de la higiene y seguridad del mismo. Deberá saber compatibilizar los requerimientos de eficacia, eficiencia y efectividad impuestos por la dirección empresaria con los recaudos respecto a accidentes y enfermedades profesionales, sin descuidar tampoco el suficiente grado de confort que haga más llevaderas las tareas.

 

- Responsabilidad respecto a la capacitación del personal: tanto si esa capacitación la realiza personalmente como si es confiada a otros especialistas, tiene que ayudar a definir qué enseñar y a quiénes, controlar posteriormente los resultados reales de la capacitación en el desarrollo de las tareas, sugerir modificaciones en las estrategias de capacitación, etc.

 

- Responsabilidad en el mando: los ergónomos en las unidades productivas son, tarde o temprano, verdaderos organizadores-conductores de equipos ergonómicos y las cualidades requeridas para ello no son en modo alguno despreciables. La claridad de objetivos, sinceridad y honradez de su trato serán algunos de los factores esenciales que, unidos a los conocimientos técnicos teóricos y prácticos, lograrán una conducción convincente (más “atraer” que “empujar”) de los hombres que dirija.

 

- Responsabilidad sobre las retribuciones del personal: desde ya que el nivel medio de remuneraciones del personal escapa a su capacidad de decisión (y aún en muchos casos de la empresa misma, por la incidencia de factores macroeconómicos generales), pero lo que sí puede y debe hacer es ayudar a establecer sistemas justos de premios y promociones para aquéllos que brindan mayores esfuerzos y conocimientos, así como organizar y mantener una criteriosa evaluación de puestos de trabajo basada justamente en criterios ergonómicos multidimensionales.

 

- Responsabilidad respecto a la participación creativa, psicosocial y decisional del personal, de modo de lograr una real y sincera integración de los equipos de trabajo.

 

Todas las expuestas arriba son las principales responsabilidades profesionales del ergónomo según nuestro discutible juicio, pero no debe pensarse que siempre el profesional podrá satisfacer plena y conjuntamente a todas de ellas, ya que en innumerables ocasiones existirá alguna oposición entre las mismas. En esos casos el ergónomo deberá optar o, mejor aún, arribar a una solución de transición que le permita un cumplimiento aceptable de todas y cada una de esas responsabilidades, sin maximizar una en particular.

 

Como ya dijimos, la formación de los ergónomos debería contemplar las responsabilidades emergentes de su actuación profesional con la profundidad debida. Así también lo hemos venido afirmando desde hace tiempo en relación a los ingenieros [1]. No abriremos juicio ahora sobre el estado actual de los distintos planes de estudio de ergonomía en cuanto al cumplimiento de esa formación; el lector podrá hacerlo por sí mismo. Lo que nos interesa en este trabajo es la etapa siguiente; suponiendo que el ergónomo haya recibido una formación (y, repetimos, no solamente una información) adecuada: ¿Puede en su actividad profesional integrar todas esas responsabilidades en sus decisiones diarias? ¿Tiene la capacidad de evaluar conjuntamente a todos esos criterios y decidir en consecuencia? En definitiva, ¿Tiene sentido práctico el brindarle una formación integral al ergónomo y esa formación será verdaderamente efectiva? La respuesta a esas cuestiones nos ocupará en lo que sigue, para lo cual comenzaremos arriesgando algunas hipótesis (indudablemente legas) sobre cómo parece pensar un ergónomo. 

 

2. El pensamiento profesional del ergónomo

 

La inteligencia puede definirse, de acuerdo a la teoría de Jean Piaget [2], como un término genérico que designa formas superiores de organización o equilibrio de las estructuras cognoscitivas y que es, por ello, origen de la adaptación del hombre al medio. El tipo de construcción de operaciones psicológicas permite, así, la calificación del desarrollo de un ser humano, desde su nacimiento y hasta la adultez (consideramos que el enfoque de la psicología evolutiva es aplicable fructíferamente al tema que estamos tratando, no obstante de referirnos a adultos profesionales).

 

En las primeras etapas de la vida es cuando aparece la inteligencia sensomotriz. Luego de ello tiene lugar el pensamiento simbólico y preconceptual, al que sucede posteriormente el pensamiento intuitivo. Ya en la pubertad se llega a las  operaciones concretas plenamente desarrolladas y es, finalmente, en la adolescencia cuando se accede progresivamente a las operaciones formales (en las que el pensamiento formal se fundamenta en una inteligencia reflexiva que razona de modo hipotético-deductivo). Las etapas precedentes permiten establecer un desarrollo cualitativo de la inteligencia del ser humano desde su nacimiento y hasta su adultez mental. A la vez, dichas etapas están vinculadas, a nivel psicológico, con distintas relaciones entre los “significantes” (definidos como la representación mental operativa de elementos del medio) y los “significados” (dichos elementos). Según sean los significantes utilizados (índice, señal, símbolo o signo, en un orden creciente de abstracción y formalización), podemos decir que adultamente se dan dos tipos básicos de operaciones mentales: las concretas (que usan de índices, señales y símbolos) y las formales o de segundo grado (que se basan en los signos).

 

Recordaremos ahora algunos conceptos piagetianos (siguiendo a Ramírez y Palacios) que nos servirán posteriormente para situarnos con claridad en la problemática del pensamiento ergonómico:

Asimilación: La asimilación supone la incorporación del objeto o hecho externo a esquemas mentales previos del sujeto; la asimilación permite reconocer o identificar los objetos o sucesos nuevos merced a su puesta en relación con el contenido de los esquemas existentes.

Asimilación deformante: Es un tipo especial de asimilación que tiene lugar cuando la complejidad del objeto de conocimiento sobrepasa la del esquema al que este objeto se remite o cuando la complejidad de lo real es superior a los esquemas que lo representan. Es decir, se trata de un tipo de asimilación que se debe a las deficiencias de los esquemas existentes; ante estas deficiencias, y en tanto los esquemas se modifiquen, lo real es deformado para poder ser asimilado.

Acomodación: cuando se asimilan deformantemente las propiedades de un objeto, se pueden iniciar actos tendientes a modificar los esquemas o a crear esquemas nuevos que permitan una adecuada asimilación.

Construcción (“constructo”): El conocimiento no es encontrado por el sujeto, sino construido activamente por él a lo largo de su desarrollo. Según este principio, el conocimiento procede de la actividad del sujeto o, dicho más esquemáticamente, la representación procede de la acción. Esto supone que conocer un objeto implica elaborar un conjunto de acciones (efectivas o interiorizadas) que permitan dominarlo. Por su parte, Jordan [3] dice gestálticamente al respecto: la connotación de “constructo” en su desnuda simplicidad, es la postulación de una entidad no-existente que posibilita el ordenamiento de una serie de hechos existentes o la predicción de hechos futuros.

 

Todo profesional universitario accede naturalmente a un avanzado pensamiento formal, pero el del ergónomo posee características especiales que conviene considerar. Para facilitar esa consideración compararemos el tipo de pensamiento de un ergónomo “clásico” con el de un artista.

 

El pensamiento de un ergónomo “clásico” es eminentemente algorítmico, en tanto que el de un artista es indudablemente heurístico [4]. Pero conviene definir aquí, más allá de los conceptos especializados y con palabras comunes, qué entendemos por algorítmico y qué por heurístico. El Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia dice que un algoritmo es “un conjunto ordenado y finito de operaciones que permiten hallar la solución a un problema./2. Método y notación en las distintas formas de cálculo.”. A su vez, entiende por heurística al “arte de inventar./2. Busca o investigación de documentos o fuentes históricas.” (No nos debe sorprender la diferencia de las acepciones si tenemos en cuenta que la palabra proviene del griego y significa “buscar, hallar”). No le quedará duda al lector sobre la naturaleza algorítmica del pensamiento ergonómico; bastará que recuerde tantos tratados (en realidad simples "manuales") de ergonomía que más de una vez ha consultado para encontrar la "receta" de resolución de un problema; y también podemos agregar que ese pensamiento es altamente estructurado y normalizado y, siguiendo a De Bono [5], “vertical” o no creativo. En cambio, el artista  piensa de modo heurístico, poco estructurado, creativo o “lateral”. Además, el ergónomo evalúa las soluciones halladas en forma analítica, en tanto el artista lo hace sintéticamente. Finalmente, diremos que en general el pensamiento ergonómico es altamente especializado, en tanto el artístico es más genérico.

 

Además, el pensamiento algorítmico y analítico lleva casi fatalmente al optimismo matemático y científico en su aplicación, así como al concepto de una única y mejor solución para todos los problemas del mismo tipo (no olvidemos que fue el pensamiento algorítmico de los "ingenieros en métodos y tiempos" de principios del siglo pasado lo que los llevó a buscar obsesivamente "the best way of work", concepto actualmente superado por la propia ergonomía; tampoco que los principios fayolistas de la organización de empresas difieren profundamente, entre otras cosas, con los ahora utilizados por la macroergonomía, la que considera a la singularidad de sus soluciones teniendo en cuenta los paradigmas de los organizadores y de los futuros decididores, así como elementos de juicio antropotecnológicos y también las circunstancias estratégicas del entorno empresarial). Como un corolario de la aplicación cruda y directa del pensamiento algorítmico en ergonomía nos encontramos, en tantos trabajos de congresos dedicados a aplicaciones, con una única solución que, por serlo, no se considera necesario evaluarla ni siquiera contra el estado anterior del sistema hombre(s)-máquina(s) en cuestión. También se observa la influencia de esa clase de pensamiento en el tipo de modificación propuesta en la solución, la que en la mayoría de los casos pasa simplemente por un cambio cuantitativo de las variables ya existentes, sin intentar alternativas cualitativamente radicales tales como diferentes asignaciones de funciones en los sistemas hombre(s)-máquina(s), modificación de las misiones y consecuentes funciones de esos sistemas, etc.

 

3. Las variables usadas por el ergónomo y sus limitaciones

 

Dentro de ese pensamiento algorítmico, el ergónomo maneja múltiples variables, las que en realidad dependen también de la especialidad elegida. Algunas variables son matemáticas (sobre todo estadísticas), otras (las menos) son físicas y químicas, muchas son fisiológicas o psicológicas y muy pocas son económicas. Y casi siempre nada más. Es decir que el ergónomo, que requiere para sus evaluaciones de soluciones unas expresiones de cálculo adecuadas, no cuenta ni con las variables ni con los algoritmos que necesita para esas evaluaciones. ¿Puede sorprender, entonces, que todos los hechos "no estrictamente ergonómicos" del mundo que lo rodea y que hacen a su responsabilidad profesional sean no asimilables o de asimilación deformante? ¿O que no pueda lograr la acomodación o la construcción necesarias para la asimilación de todos esos hechos? Si no puede expresar los distintos factores de decisión no técnicos de modo conjunto y congruente con los técnicos, en algoritmos adecuados, no los podrá tener en cuenta simultáneamente en sus decisiones, sino que, por el contrario, tendrá en una mano a las razones ergonómicas técnicas (en el mejor de los casos técnico-económicas) que le sugieren optar por una solución y en la otra mano a todas las demás, que pueden hacer variar su elección, y no sabrá qué hacer en definitiva (la reacción más habitual es la de inclinarse por lo que le marcan los resultados técnicos y así ignorar todas sus otras responsabilidades).

 

Urge, por lo tanto, proveer al ergónomo de las metodologías de estructuración y/o evaluación de sus soluciones que sean realmente multidimensionales [6], a fin de que pueda incluir entre sus factores de decisión a todos los que hacen a sus responsabilidades profesionales, como vimos más arriba. Esas variables tendrán distintas dimensiones, ya que representarán hechos ecológicos, humanos, sociales, de estrategia empresarial, económicos, ergonómicos en un estrecho sentido, éticos, etc. Las metodologías son relativamente sencillas y de inmediata aplicación; sólo que hay que usarlas con un pensamiento ergonómico más amplio que el simplemente técnico. Actualmente, son muchos los expertos de distintas disciplinas que las necesitan imperiosamente y las han adoptado, y hasta el mismo Banco Mundial (siempre tan "economicista") las recomienda [7].

 

4. Conclusiones

 

4.1. El ergónomo debe ser formado de modo tal que pueda hacer frente con éxito a todas las responsabilidades emergentes del ejercicio de su profesión.

 

4.2. Dichas responsabilidades abarcan múltiples campos y pueden ser expresadas y cuantificadas en diversas unidades, muchas de las cuales trascienden las habituales de la técnica ergonómica.

 

4.3. Las características algorítmicas del pensamiento del ergónomo hacen que éste desconsidere los factores de decisión que no puedan expresarse de esa forma, por lo que resulta imprescindible dotarlo de metodologías multidimensionales para que así pueda tener en cuenta todas sus responsabilidades en sus decisiones.

 

4.4. Las metodologías multidimensionales de evaluación de alternativas ergonómicas existen, son sencillas de usar y permiten ampliar grandemente el campo de pensamiento del ergónomo, al poder expresarlo, valorarlo y transmitirlo adecuadamente.

 

4.5. Si no le brindáramos esas herramientas sería en vano que le reprocháramos estrechez de miras, pues aún teniendo conciencia de ello no sería capaz de compatibilizar las variables "puramente ergonómicas" con las demás en sus decisiones.

 

4.6. Creemos, finalmente, que en esta época en la que parecen florecer metodologías de evaluación de alternativas ergonómicas basadas en estrechos criterios economicistas (y aún peor: sólo microeconomicistas) resulta urgente y esencial resaltar la pluralidad y la multidimensionalidad de las reales variables de la ergonomía, suministrando además las metodologías que hagan que esta afirmación no se convierta en solamente declarativa sino que, por el contrario, integre la práctica profesional diaria de los ergónomos.  

 

5. Referencias bibliográficas

[1]: Bellettini, Osvaldo C. (1987), LA FORMACIÓN INTEGRAL DE LOS INGENIEROS DESDE EL PUNTO DE VISTA DE SUS RESPONSABILIDADES - Jornadas sobre Planes de Estudio y Metodología de la Enseñanza - Fac. Ing. UNLP - La Plata.

[2]: Piaget, Jean (1966), PSICOLOGÍA DE LA INTELIGENCIA - Edit. PSIQUE - Bs. As.

(1974), PSICOLOGÍA Y EPISTEMOLOGÍA - EMECE Editores - Bs. As.

[3]: Jordan, Nehemiah (1978), TEMAS DE PSICOLOGÍA ESPECULATIVA - Editorial TROQUEL - Bs. As.

[4]: Skyvington, William (1978), MACHINA SAPIENS - Editorial HUEMUL - Bs. As.

[5]: De Bono, Edward (1994), EL PENSAMIENTO LATERAL - Editorial PAIDOS - Bs. As.

[6]: Bellettini, Osvaldo C. (1983 y sucesivas revisiones), INGENIERÍA ECONÓMICA Tomo 1 - Editorial Facultad de Ingeniería Universidad Nacional de La Plata - La Plata.

(1993), EN ERGONOMÍA: ¿CUÁL ALTERNATIVA ES LA MEJOR? - II Congreso Latinoamericano de Ergonomía - Florianópolis.

(1999), ERGONOMIA ASISTIDA POR COMPUTADOR: PROGRAMAS METROLAB Y EVALERG - V Congreso Latinoamericano de Ergonomía - Bahía.

(2000), RELACION PRACTICA EN LA EMPRESA ENTRE SU DISEÑO MACROERGONOMICO Y SU SISTEMA DECISIONAL ESTRATEGICO - I Congreso Panamericano de Ergonomía. Río de Janeiro.

[7]: Munasinghe, Mohan (1993, diciembre), EL ECONOMISTA Y EL DESARROLLO SOSTENIBLE - Revista Finanzas y Desarrollo - Banco Mundial.


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