INTERDISCIPLINARIEDAD EN ERGONOMÍA Y LA NECESIDAD DE UN LENGUAJE INTERDISCIPLINARIO
Es una temática recurrente en los congresos de ergonomía el de la interdisciplinariedad de la misma. A nadie escapa que la optimización integral de los sistemas hombres-máquinas involucra a varias especialidades profesionales, las que deben trabajar conjuntamente para lograr los tres objetivos fundamentales de esa optimización: participación, producción y protección. En exposiciones aisladas o en mesas redondas se insiste sobre la necesidad del enfoque interdisciplinario en la aplicación práctica de la ergonomía y en la formación de grupos de tareas formados por distintas especialidades universitarias. Todo termina con una misma y repetida conclusión: hay que lograr la integración de esas distintas especialidades como una condición necesaria para la concreción fáctica de las teorías ergonómicas. Y allí queda todo, en una declaración de deseos sin el aporte de una estrategia adecuada para lograr dicha integración.
Sabemos que no resulta fácil lograr que se quiebren las "caparazones profesionistas" existentes en las especialidades requeridas por un enfoque integral de los sistemas hombres-máquinas. Ya Montmollin, en un libro de hace cuatro décadas, hablaba de esa dificultad. Nosotros la hemos comprobado personalmente, especialmente cuando estuvimos a cargo de la asignatura Ergonomía en los cursos de especialización en Medicina del Trabajo. Solamente una buena dosis de apertura espiritual hacia los otros profesionales, reconociendo humildemente la limitación y especificidad de los conocimientos propios y la necesidad de los ajenos, puede lograr una real vocación interdisciplinaria.
Pero en el supuesto (y posible) caso de que se logre esa apertura mental y se conformen equipos de trabajo interdisciplinarios surge otra importante cuestión: ¿Cómo se comunicarán las distintas disciplinas entre sí? Porque no debemos olvidar que cada una tiene un lenguaje particular, lo que resulta natural debido a las diferentes temáticas desarrolladas en ellas. ¿Tendrán que aprender todos los integrantes de los grupos interdisciplinarios los conocimientos esenciales de todas las especialidades convocadas para la formación de los mismos? La respuesta real y sincera es que no resulta posible lograrlo. Enseñar, por ejemplo, a un médico los fundamentos y semántica de la ingeniería y a un ingeniero los de anatomía, fisiología e higiene del trabajo llevaría demasiado tiempo y esfuerzo. Si consideramos además la existencia de ergónomos, de psicólogos laborales, de expertos en seguridad del trabajo, de adiministradores enpresariales, de capacitadores y adiestradores laborales, de diseñadores industriales, de sociólogos organizacionales, de relacionistas laborales, de economistas del trabajo, etc. la transmisión de todos esos conocimientos resulta una utopía manifiesta. ¿Cuál puede ser entonces una solución para lograr que todas las especialidades involucradas en la integración de los grupos que trabajen interdisciplinariamente en la ergonomía se entiendan entre sí? La respuesta es una y clara: la adopción de un metalenguaje, es decir de cómo se habla acerca de las diferentes temáticas concurrentes a esa optimización. Y lo bueno es que existe ese tan necesario metalenguaje y que lo tenemos a nuestra disposición: es el lenguaje dado por la cibernetica y la teoría de sistemas. Se han realizado y se continúan intentos que podríamos denominar "globales", es decir que tratan de integrar a todos los conocimientos y actividades del ser humano desde el punto de vista de ese metalenguaje, tales como la Teoría General de Sistemas, que preconizaron von Bertalanffy, Boulding, Rapport y Gerald ya en 1954, en la que el objetivo era sumamente ambicioso (un enfoque metodológico y el consecuente lenguaje que fueran comunes para todas las ciencias) y los resultados fueron valiosos pero parciales. Nosotros podemos conformarnos con menos; solamente lograr un metalenguaje para una actividad que si bien es integrada también es a la vez específica. En la Unidad de Investigación y Desarrollo de Ergonomía de la Universidad Nacional de La Plata lo hemos hecho, aunque aún imperfectamente. Los resultados fueron asombrosos: médicos, psicólogos e ingenieros entendiéndose entre sí por medio de diagramas sistémicos claros y comprensibles, no viendo detalles específicos sino la estructura, el funcionamiento, las realimentaciones y las sinergias del sistema explicado, ya fuera el de la regulación de la temperatura corporal, el de la actuación de relés electrónicos en las máquinas automatizadas, el de los mapas conceptuales como representación del conocimiento o el de la manufactura ayudada por computación (CAM), entre tantos posibles ejemplos.
Proponemos, por lo dicho muy brevemente arriba, que la ergonomía adopte el metalenguaje brindado por la cibernética y la teoría de sistemas a fin de que el grupo interdisciplinario que la aplique no se transforme en una versión actualizada de la bíblica Torre de Babel.