Puentes de vigas

Los puentes de vigas utilizan como elemento estructural vigas horizontales o inclinadas que soportan esfuerzos de componente vertical y transmiten las cargas recibidas a otras vigas mayores, llamadas «jácenas», o a los pilas y estribos del puente. Las vigas o jácenas más simples están formadas por tablones de madera, perfiles de acero laminado o secciones rectangulares de hormigón armado.

Las vigas son perfiles en L, U, T, O, H o I. En los puentes de vigas de hormigón armado estos perfiles forman vigas simples, paralelas a la carretera y dispuestas, además, paralelas y equidistantes entre sí, apoyadas en sus extremos sobre los estribos del puente. Sobre las vigas se dispone una losa de hormigón armado que sirve de base al firme de la calzada. Casi todos los puentes situados transversalmente a las autovías y autopistas son de este tipo, pudiendo salvar distancias desde los de veinte a los cuarenta metros.

Cuando se trata de salvar grandes luces o de soportar cargas muy elevadas se recurre a vigas compuestas o reticulares, mediante acoplamiento de varios perfiles en los que se emplean triángulos porque resisten bien la deformación. Leonardo da Vinci realizó varios esbozos de puentes de este tipo, y el arquitecto italiano Andrea Palladio probablemente construyó varios. En Suiza se construyeron dos puentes de vigas trianguladas en 1760. Sin embargo, la construcción de estos puentes no se desarrolló a gran escala hasta después de 1840 con vigas metálicas.

El hormigón es un material formado por cemento Portland, agua, grava y una pequeña cantidad de aire que, introducido en los moldes adecuados, permite obtener elementos de formas y dimensiones muy diversas. En particular es posible obtener vigas que pueden utilizarse para construir puentes que permiten luces intermedias entre las de los puentes de mampostería y los metálicos y que son muy económicos, sencillos y rápidos de construir gracias a la posibilidad de la prefabricación de elementos y de fácil conservación, como demuestra la perduración de columnas construidas por los egipcios con este material hace más de 3.600 años. El hormigón resiste muy bien las fuerzas de compresión, pero no así las de flexión, por lo que en la mayoría de las construcciones se utiliza el hormigón armado que lleva unas armaduras metálicas, generalmente de acero que proporciona la resistencia necesaria para soportar fuerzas longitudinales o de flexión.

Las vigas de hormigón armado pueden ser prefabricadas o realizadas «in situ» mediante encofrados, y son las más usuales en la construcción convencional de pequeña y media envergadura.