Las arritmias y la muerte cardíaca súbita
son una importante causa de morbi-mortalidad y por lo tanto, su
diagnóstico, tratamiento y control son de importancia cardinal.
Su diagnóstico y control del tratamiento se pueden hacer
con el EKG, el monitoreo de Holter, la prueba de esfuerzo, o los
estudios electrofisiológicos invasivos, según el
grado de precisión que se requiera.
Sin embargo, no todas las arritmias requieren
tratamiento rutinariamente. Considerando específicamente
las taquiarritmias, el tratamiento está justificado cuando
la sintomatología (palpitaciones, etc.) interfieren con
la calidad de la vida del paciente, o cuando las arritmias ventriculares,
de mayor significado que las supraventriculares, son complejas,
perteneciendo a la Clase III ó más según
la Clasificación de Lown, Ej.: extrasístoles ventriculares
multifocales, en salvas, pares, taquicardia ventricular ó
más graves. También cuando hay otras condiciones
con alto riesgo de mortalidad, como en el Infarto Agudo del Miocardio,
en los primeros 6 meses post-infarto, sobre todo si la función
del ventrículo izquierdo está disminuida (fracción
de eyección < 40%), en cardiomiopatías dilatadas,
etc. La indicación debe estar bien establecida, pues no
hay que olvidar que los antiarrítmicos no son siempre efectivos
(sólo en cerca del 60% de los casos) y que a su vez pueden
provocar serios efectos secundarios, incluyendo efecto pro-arritmogénico,
en un 10-15% de los pacientes.
Desde los trabajos de VAUGHAN-WILLIAMS, hace
más de 20 años, su clasificación de los antiarrítmicos
según sus efectos en el potencial de acción del
miocardio, ha sido el standard de oro. Se clasifican en GRUPOS
I, II, III y IV, según sus efectos en los canales de Sodio,
en los receptores Beta-adrenérgicos, en los canales de
Potasio o en los canales de Calcio respectivamente (ver Fig. 1
del Potencial de Acción). Pero esta clasificación
no considera los efectos de los digitálicos, ni de substancias,
como el Magnesio y la Adenosina, que recientemente han demostrado
efecto antiarrítmico importante. Por esta razón
se hace necesaria una clasificación que incluya los efectos
de todos los principales antiarrítmicos conocidos, incluyendo
los antes mencionados, sobre el potencial de acción del
miocardio, y además proponemos que por razones lógicas
y para facilitar la comprensión y la mnemotecnia, se presenten
en orden secuencial, es decir, según su orden electrofisiológico
en el potencial de acción.
Según VAUGHAN-WILLIAMS, el GRUPO I corresponde
al de los bloqueadores de los canales de SODIO (Sodio-antagonistas)
y los subdivide en IA (Quinidina, Disopiramida,Procainamida,
Propafenona y otros) si prolongan la duración del potencial
de acción (P.A.). Generalmente son activos en taquiarritmias
supraventriculares, nodales y ventriculares, incluyendo el síndrome
de pre-exitación (WPW). Los del grupo IB (Lidocaína,
Fenitoína, Mexiletina y Tocainida), más bien acortan
la duración del P.A. y son exclusivos para taquiarritmias
ventriculares. Los del grupo IC (Flecainida, Encainida
y Propafenona, entre otros), no alteran la duración del
P.A. y son activos a nivel S.V., nodal y ventricular. El uso no
bien seleccionado de Flecainida y Encainida, según el estudio
CAST, puede más bien aumentar la mortalidad en algunos
casos, por lo que deben escogerse cuidadosamente. Por otra parte,
como puede verse, la Propafenona tiene características
del grupo IC y del IA, además de efectos Beta-bloqueadores,
lo que la coloca en una posición singular.
Puede notarse en la secuencia del P.A. que el
efecto de los receptores Beta-adrenérgicos (Beta-1) sobre
el automatismo y las otras propiedades del miocardio va antes
de la acción de los canales de Sodio, por lo que más
bien, los Beta-bloqueadores (Propranolol, Atenolol, etc.), deberían
constituir el Grupo I y los Sodio-antagonistas el Grupo
II (A, B y C). Según V-W los Beta-bloqueadores
constituyen el Grupo II. Estos tienen efecto S.V. y nodal
principalmente, pero también ventricular, aunque en menor
grado.
El Grupo III, según V-W, está
constituido por los bloqueadores de los canales de Potasio
(Potasio-antagonistas), representados por la Amiodarona, el
Bretilio y el Sotalol (que también es Beta-bloqueador).
Tienen efecto S.V., nodal y ventricular, incluyendo el WPW. En
general son muy efectivos en arritmias difíciles. Puede
notarse, sin embargo, que en la secuencia del P.A. los Potasio-antagonistas
ocupan el cuarto lugar, después de los Beta-bloqueadores,
los Sodio-antagonistas y los Calcio-antagonistas.
El Grupo IV, según V-W, lo constituyen
los bloqueadores de los canales de Calcio (Calcio-antagonistas),
representados por el Verapamil, Galopamil y Diltiazem. Son activos
particularmente contra arritmias S.V. y nodales. No tienen efecto
en las ventriculares. El Magnesio, como Ca-antagonista
fisiológico, debería incluirse en este grupo.
El Magnesio sí tiene efecto en arritmias ventriculares,
particularmente en el Infarto Agudo del Miocardio, en la intoxicación
digitálica y en otros tipos de arritmias difíciles
(ver Actualidades Farmacoterapéuticas de Enero 1993). La
Adenosina, que probablemente bloquea la liberación
del Calcio intracelular, también debe pertenecer a este
grupo. Su efecto es principalmente en arritmias supraventriculares.
Debe notarse, sin embargo, que en la secuencia del P.A., los Calcio-antagonistas
ocupan el tercer lugar, después de los canales de
Sodio.
Finalmente los Digitálicos, que tienen
efectos principalmente S.V. y nodales, son colinérgicos
indirectos (imitan la acción de la Acetilcolina), al final
en la secuencia del P.A., además de su efecto inotrópico
como inhibidores de la ATP-asa de Na+ y K+. Por lo tanto, ocupan
un quinto lugar en el orden secuencial.
En cuanto a las INTERACCIONES, cuando no basta
con un monofármaco para controlar ciertas arritmias, se
pueden hacer combinaciones cuidadosas y muy bien seleccionadas,
por Ej.:, de Digital con Quinidina y/o Verapamil o Beta-bloqueadores
en la Fibrilación auricular; o bien, de Lidocaína
con Magnesio en algunas arritmias ventriculares difíciles
o en el IAM; Mexitil con Amiodarona o Beta-bloqueadores (excepto
Sotalol) con Amiodarona son también algunas de las combinaciones
posibles. No deben combinarse fármacos que pertenecen
a un mismo grupo, ni los del Grupo IA (Quinidina, etc.) o del
Grupo IC (Flecainida, etc.), según V-W, con Amiodarona.
Tampoco debe administrarse Verapamil I.V. a pacientes que estén
bajo el efecto de Beta-bloqueadores, por el riesgo de producir
un Bloqueo A-V completo o un paro cardíaco.
No hay duda de que los antiarrítmicos continuarán
salvando muchas vidas si se indican y se usan adecuadamente y
con criterio cuidadoso. El conocimiento de sus mecanismos de acción
y del lugar que ocupan en la secuencia del P.A. son de gran ayuda
para su uso juicioso. Se debe ser muy cuidadoso en sus indicaciones
y respetar concienzudamente las dosis, vías de administración,
interacciones, precauciones y contraindicaciones. Y aunque los
trabajos de VAUGHAN-WILLIAMS seguirán siendo un pivote
fundamental, confiamos en que la clasificación electrofisiológica
en orden secuencial que proponemos: I-Beta-bloqueadores; II(A,B
y C)-Sodio-antagonistas; III-Calcio-antagonistas (incluyendo al
Magnesio y la Adenosina); IV-Potasio-antagonistas y V-Colinomiméticos
(Digital), facilite la comprensión de este fascinante tema
y ayude a lograr los objetivos básicos de una terapéutica
antiarrítmica más eficiente y segura. Nota: Estos
mismos conceptos electrofisiológicos son también
aplicables, en su debida forma, a los fármacos utilizados
en el manejo de las Bradiarritmias.
REFERENCIAS:
1. Vaughan-Williams E.M., Significance of Classifying Antiarrhythmic Actions Since the Cardiac Arrhythmia Suppres- sion Trial (CAST), J. Clin. Pharmacol. 1991; 31, 123-135
2. Lown B. Citado por Meinertz Th. y Just H. en: Bussmann W.-D. Der Kardiale Notfall. Med. pharm. Verlags GmbH, Frankfurt am Main. 1981; pp: 82-90
3. Griffith M.J. et.al. Adenosine in Tachycardias. The Lancet, 1988, 1 , 672
4. Iseri L.T. Role of Magnesium in Cardiac Tachyarrhythmias. Am. J. Cardiol. 1990; 65: 47K-50K
5. Bader H., Gietzen K., Wolf H.U., SánchezDelgado
E., et al.: Lehrbuch der Pharmakologie und Toxikologie (Texto)
de Farmacología y Toxicología). Univ. ULM. 2. Edition.
Edition Medizin, VCH Publishers, Weinheim, Germany, 1985, pp.
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