La meta fundamental al tratar
los factores de riesgo cardiovascular (Hipertensión, Diabetes,
Dislipidemia, Indice Pulso Masa elevado, Tabaquismo, etc.), dentro
del contexto de mejorar la expectativa y/o la calidad de vida,
incluye prevenir la ocurrencia de eventos mayores (muertes, infartos
o insuficiencia cardíaca [ICC], accidentes cerebro vasculares
[ACV], deterioro de órganos como la función renal,
etc.).
En este sentido, diversos fármacos
han demostrado su efectividad: Betabloqueadores, Tiazidas, Aspirina
y Estatinas, siendo tanto más costo-efectivos cuanto mayor
sea el riesgo global del individuo. Así, los pacientes
que ya han tenido un evento (prevención secundaria), o
un factor específico marcadamente elevado o de mucho peso
como la hipertensión, se benefician mucho más que
aquellos que nunca han presentado manifestaciones ateroscleróticas
(prevención primaria).
El tratamiento antihipertensivo
adecuado con los fármacos probados y recomendados por los
organismos rectores, como el Comité Nacional Conjunto de
Hipertensión en los EEUU (JNC-VI o Sexto Reporte, 1997)
entre otros, ha contribuido significativamente a reducir la mortalidad
cardiovascular y la incidencia de eventos mayores, en su orden:
ACV, Hipertrofia Ventricular Izquierda [HVI], progresión
a ICC, Eventos Coronarios, etc. Estos grupos de fármacos
de primera línea incluyen: Betabloqueadores y Diuréticos.
Para situaciones especiales se dispone de los Inhibidores de la
Enzima Convertidora de Angiotensina [IECA/Priles], los Calcio
Antagonista de acción prolongada, los Alfa- y/o Alfa/Betabloqueadores
y los Antagonistas de los receptores de Angiotensina-II. Un
importante ajuste en las recomendaciones del JNC-VI, es que
consideran adecuado, por razones de 'compliance' y costo-efectividad,
iniciar el tratamiento con fármacos combinados en dosis
bajas; ej.: Atenolol + Tiazida o Enalapril + Tiazida [1].
En el caso de los Betabloqueadores,
estos han demostrado una gran efectividad en protección
cardiovascular, particularmente en prevención secundaria,
disminuyendo la mortalidad y los eventos mayores en más
de un 20% y en algunos grandes grupos estudiados hasta en un 40%
[2]. Pero también en la prevención primaria, p.ej.,
el estudio británico de diabetes UKPDS, demostró
que el control estricto de la presión arterial en pacientes
con diabetes tipo 2, reduce significativamente el riesgo de muerte
y complicaciones macrovasculares y microvasculares [3], de tal
modo que actualmente la meta de presión arterial en el
paciente diabético es de 130/85 mmHg ó menos. En
este estudio a largo plazo se demostró que Atenolol es
igualmente efectivo que Captopril, con lo cual también
queda demostrado que la Diabetes no es una contraindicación
para el uso adecuado y cuidadoso de los Betabloqueadores [4].
Sin embargo, se reconoce ampliamente que en la Diabetes, los IECA/Priles
son muy efectivos para reducir la microalbuminuria y la progresión
del daño renal.
En el caso de los IECA/Priles
(Captopril, Enalapril, Ramipril, etc.), su efecto de protección
cardiovascular (CVS), particularmente en pacientes hipertensos,
diabéticos y de alto riesgo cardiovascular se ha hecho
cada vez más evidente y se ha confirmado recientemente
en el estudio HOPE (Heart Outcomes
Prevention Evaluation) [5]. Este estudio
prospectivo y controlado de prevención CVS, realizado en
más de 9000 pacientes a los que se dió seguimiento
durante 4 años, llena los criterios de un estudio bien
diseñado, cuyos resultados se aceptan como Medicina
Basada en Evidencia.
Todo los pacientes eran mayores
de 55 años y de alto riesgo CVS (historia de enfermedad
coronaria, cerebrovascular o vascular periférica y/o Diabetes).
Además tenían por lo menos un factor de riesgo adicional
(hipertensión, dislipidemia, tabaquismo, o microalbuminuria).
Se excluyó a los pacientes con ICC documentada. A todos
los pacientes se administró Ramipril (o placebo), iniciando
con 2.5 mg/d hasta llegar gradualmente a 10 mg/d.
Las metas o puntos finales (endpoints),
fueron eventos mayores como Infarto Miocárdico, ACV, o
muertes CVS. A los 4 años el IECA había logrado
una reducción significativa de 22% en el riesgo relativo
de eventos mayores combinados, de 25% en las muertes cardiovasculares
y de 14% de la mortalidad global, así como de 29% en los
Infartos Cardíacos.
También hubo beneficios
significativos en cuanto al número de intervenciones para
revascularización, de casos de ICC, y de nuevos casos de
Diabetes o de complicaciones diabéticas.
Los beneficios se comenzaron
a ver desde el primer año del tratamiento. El efecto parece
no haber estado determinado por los cambios de presión
arterial, pues esta fue normal y muy similar en promedio, al principio
y al final del estudio en ambos grupos, por lo que se considera
que el efecto se debe directamente a la inhibición de las
acciones de la Angiotensina II (Vasoconstricción, proliferación
de células musculares lisas o hipertrofia miocárdica,
mejoría de la función endotelial, menor frecuencia
de ruptura de placas y posible mejoría de la sensibilidad
a la Insulina).
El tratamiento preventivo con
IECA resulta ser costo-efectivo, pues se calcula que por cada
1000 pacientes de alto riesgo tratados con Ramipril durante 4
años se evitan 150 eventos cardiovasculares en 70 pacientes.
De tal forma, que dependiendo del 'endpoint' escogido, sea aislado
o en conjunto, el NNT ó Numero de Pacientes Necesarios
de Tratar para evitar un evento, oscila de 7 a 14 hasta 28. Esto
hace que los IECA se coloquen en un 'ranking' de efectos preventivos
a grosso modo similar al de los Betabloqueadores, las Estatinas
y la Aspirina.
REFERENCIAS:
1.- Moser Marvin, Clinical Management of Hypertension, Second Edition, 1997, Professional Communications, Inc., USA
2.-Gottlieb S, et.al., N Engl J Med 1998; 339:489-97
3.- UKPDS 38. BMJ. 1998;317:703-13
4.- UKPDS 39. BMJ. 1998;317:713-20
5.- Yusuf S, et.al, N Engl J
Med 2000; 342:145 and 154