Ruda

Identidad y diferencia:

Breve historia de RUDA a través de sus talleres de Autoconocimiento

Recién terminado nuestro segundo taller de autoconocimiento y, aún sabiendo que va a hacer falta tiempo para posar todo lo aprendido en esta profunda experiencia, os adelantamos nuestras primeras reflexiones sobre el mismo.

Tendremos que hacer un poco de historia: RUDA realiza su primer taller de autoconocimiento en la primavera del 92, cuando ni siquiera teníamos nombre como grupo. Por entonces eramos unas cuantas mujeres con el deseo y la ilusión de trabajar juntas en el feminismo. Desde Valencia, Dones Esmussades nos habían comunicado su experiencia en un taller de este tipo. Nos gustó la idea y acudimos a Teresa Yago, ginecóloga del Centro de Salud del ayuntamiento de Zaragoza con una extensa formacion teórica y práctica en psicología de la mujer y en técnicas de trabajo en grupo (Teresa ha trabajado con diversos grupos de mujeres: en menopausia, prostitutas, sobre maternidad juvenil, educación sexual, con mujeres sometidas a técnicas de F.l.V., etc.) Le planteamos nuestra demanda: queríamos realizar un taller de autoconocimiento corporal y sentíamos, consciente o incoscientemente, que el conocimiento del cuerpo nos iba a servir para encontrarnos mejor con nosotras mismas y para consolidar una identidad como grupo de mujeres basada en las cosas que teníamos en común. Después nos hemos dado cuenta de que sólo el conocimiento del cuerpo no consigue tantas cosas.

Teresa, coordinadora del taller, interpretó nuestra demanda como un deseo de profundización en nuestra identidad femenina, un interrogarse sobre qué significa para nosotras ser mujeres hoy. Esta interrogación iba a tener en cuenta a nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestros sentimientos. Trabajamos en sesiones semanales y/o quincenales durante unos tres meses, con bibliografía que leíamos previamente a cada sesión; estas eran de dos horas y media cada una. Intentábamos analizar siempre desde nuestra experiencia, integrando el cuerpo y los sentimientos con la mente y la teoría. Los temas trabajados fueron: menarquia, feminidad, sexualidad, autoobservación y anticoncepción natural.

Paradójicamente, lo que más parecía motivarnos en un principio -el conocimiento de nuestros cuerpos- fué lo que trajo el primer conflicto entre nosotras. La primera vez que pusimos en común los resultados de nuestra autoobservación corporal, tales resultados eran bastante dispares, por ejemplo, a la hora de tomarnos la temperatura basal: unas no tenían problemas en tomarse la temperatura todas las mañanas, a otras les parecía imposible acostumbrarse debido a la irregularidad de sus horarios y vidas, otra rompía todos los termómetros... El conflicto vino porque no éramos muy capaces de aceptar las diferencias entre nosotras. Queríamos conocer nuestro cuerpo y sentir lo que teníamos en común unas y otras, y resultaba que cuando nos poníamos a ello saltaban las diferencias... esa pregunta fué fundamental: ¿Sabremos aceptar las diferencias existentes entre nosotras? Entonces sólo intuíamos su importancia, y poco a poco hemos realizado un proceso, que sigue abierto, de respuesta y profundización en esta pregunta.

Fruto de este taller fue un dossier sobre el mismo, escrito y editado por nosotras, que presentamos en marzo del 93 con el título Cuerpo, Pensamiento y Sentimiento.- Taller de Autoconocimiento para Mujeres, del que hemos distribuido hasta ahora mil ejemplares por todo el estado. Es un trabajo sencillo y creemos que sugiere, motiva, mas que profundiza en los temas que trata. Con la realización del dossier nos consolidamos definitivamente como colectivo feminista y hemos venido desarrollando otras actividades hacia el exterior, trabajando temas como autodefensa feminista, autoestima, política demográfica o antimilitarismo y mujer, además de formar parte del proyecto de la Casa Ocupada de la Paz de Zaragoza, centro social autogestionado, brutalmente desalojado por la policía en diciembre del 93.

Con el objetivo de profundizar decidimos hacer un segundo taller, también con Teresa Yago como coordinadora y con la misma estructura que el primero (manejo de bibliografia, sesiones quincenales o semanales, etc.) pero más extenso: desde octubre del 93 hasta mayo del 94, dividido en tres grandes bloques tematicos:

1- FEMINIDAD: Relaciones entre mujeres, sexualidad, fantasías, lesbianismo, SIDA y mujer.

2- MASCULINIDAD y pareja.

3- MATERNIDAD: Nuestros deseos y fantasías de embarazo y maternidad, la relación con nuestras madres, la maternidad como hecho social, las Nuevas Técnicas Reproductivas (Fecundación In Vitro).

Pero el factor fundamental que ha atravesado todas las sesiones ha sido el propio proceso grupal. Lo importante era que el grupo funcionara con todas sus integrantes, cuyo numero se habia ampliado al doble: 13 mujeres, la mitad de las cuales ya hicieron el primer taller y la otra mitad son ~nuevas~, en el taller y en el colectivo. Para explicar un poco en qué ha consistido este proceso grupal hemos elegido dos momentos importantes del taller-uno del principio y otro del final- en los cuales todas hemos expresado lo que sentíamos.

Primer momento

En una de las primeras sesiones del taller se plantea la duda: ¿Será un handicap la diferencia entre las ~nuevas~ y las ~viejas~?

Hay temores a que las más antiguas comparen contínuamente este taller con el primero, a que este nuevo taller no responda a las expectativas de las mujeres que vienen por primera vez... no estamos todas en la misma situación porque no tenemos detrás la misma experiencia ¿Y es necesaria esa igualdad? La coordinadora hace una propuesta: dividamos al grupo en dos, las ~veteranas~ hacen este segundo taller y las ~novatas~, realizan el primero.

Una por una, todas estamos de acuerdo: ninguna quiere que nos separemos, nos hemos elegido unas a otras, nos motiva mucho más compartir y sentir juntas que llegar a tal o cual contenido concreto. La sesión termina con sentimientos de inquietud y de alegría por habernos reafirmado en el deseo de seguir unidas.

Segundo momento- Sesión final de valoración.

El taller se valora como un proceso duro, sincero, productivo y de alta implicación personal. Hemos sido muchas y muy diferentes, con un marcado sentimiento individual de esa diferencia. Pero de alguna manera nos necesitábamos unas a otras para poder pensar juntas. Todas hemos cooperado. Nos damos cuenta ahora del importante papel cumplido por algunas mujeres que apenas participaron con su palabra, pero que, con su presencia continuada,contribuían a contener el desbordamiento y la intensidad de bastantes sesiones, aunque luego se fueran a sus casas con la cabeza como una olla a presión.

Era fundamental que todas pudieramos caber en el grupo con nuestros sentimientos, situación, estado de ánimo, que el grupo arropara; esto no ha sido siempre posible (no somos perfectas). Hemos vivido depresivamente las ausencias. Las ausencias definitivas (dos ó tres mujeres) pueden significar que no se han resistido las diferencias existentes. Los casos de ausencias intermitentes o temporales los interpretamos tal vez como una defensa, como un faltar de vez en cuando para no empacharse, para poner un poco de distancia ante algo que impresiona mucho, que desborda.

Como grupo, hemos dejado atrás ese momento primero de ilusión, identificación, necesario pero no suficiente. Queremos estar juntas pero no porque seamos semejantes unas a otras. Lo que nos da cohesión es que hemos aceptado el reto de encontrarnos con nuestras diferencias. Lo que nos da identidad como grupo es precisamente esa búsqueda de la aceptación de la diferencia. Nos necesitamos no para vernos reflejadas unas en otras ni para reafirmarnos en nuestras semejanzas sino para encontrarnos como interlocutoras válidas que no tenemos porque estar siempre de acuerdo. No nos parecemos maravillosas, nos parecemos interesantes.

Tenemos la intención de escribir y editar un trabajo sobre esta experiencia, esperamos que vea la luz durante 1995. Estamos investigando sobre nosotras mismas y queremos hacer teoría desde nuestra vivencia del ser mujeres. No enfocamos esta actividad como un ~mirarnos el ombligo~ o simplemente encontrarnos mejor entre nosotras. Lo que ocurre es que, si nos creemos que lo privado es político, si queremos romper esas barreras, ¡vamos a demostrarlo de una vez! Precisamente para no quedarnos al margen tenemos que hacer nuestro propio análisis de la realidad, sin este previo análisis sabemos lo que pasa: la asimilación a la cultura masculina. El autoconocimiento nos ayuda a no asimilarnos, a ir creando una voz propia, a entendernos mejor a nosotras y a nuestro entorno, a salir reforzadas al exterior, a aprender a buscarnos, apoyarnos, autorizarnos... no sólo entre nosotras sino también en el mundo.

Zaragoza, julio de 1994.

Artículo aparecido en la revista "Duoda", de Barcelona.


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