Las tesis de Rem Koolhaas sobre la Ciudad Genérica pueden leerse recorriendo la ciudad caraqueña sin muchos aspavientos. Resulta incluso incómodo reconocer las observaciones sobre la ciudad contemporánea en los lugares y procesos que ocurren en el valle.
Generic City no es un análisis resignado u oportunista. En su más modesta valoración, es una contribución al debate sobre la ciudad y el urbanismo, aun cuando se califique de nihilista o simple provocación cínica.
Precisamente, la minusvalía del debate, la aceptación de los hechos tal cual como suceden, es también una característica de la Ciudad Genérica (sobretodo en el sudeste asiático), que independiente de las corrientes del urbanismo transcurre y se desarrolla, produciendo estrategias de supervivencia que generan irremediablemente ciudad.
No se plantea entonces que la Ciudad Genérica o sus modos asiáticos están aquí para quedarse, sino más bien que la ciudad utópica, la ciudad tantas veces ‘posible’, tiene que reconocer en su programa la diversidad y las distorsiones existentes, tiene que aprender también de su realidad. Claro, Koolhaas lleva estos ejercicios al extremo, y no falta quien indique que la confrontación ideología/realidad en Generic City es falsa, en particular cuando la realidad se sobrevalora a niveles que la convierten en posición ideológica.
Repasar los párrafos del punto “Urbanismo” del ensayo “La Ciudad Genérica” para analizar someramente a Caracas produce muchas sorpresas. ¿Es ella una ciudad genérica? Sin menospreciar la posible respuesta, es interesante ver que el análisis hilvana realidades caraqueñas provenientes de distintas perspectivas, y ese hilvanar o síntesis luce muy atractivo como base para organizar operaciones y conceptos.
Una lista de eventos, arbitraria y caraqueña podría incluir:
· la monumentalidad y alcance del plan Rotival y su desenlace (la escritura de la Ciudad Genérica),
· la interpretación CIAM, la transformación popular y la reinterpretación radical (Mateo Pintó) del la urbanización 23 de enero (lo residual, la vivienda en la Ciudad Genérica),
· OMPUs del pasado coordinadoras pero sin mandato, OLPUs divergentes,
· la ciudad en desplazamiento perpetuo que representan los buhoneros y su concreción física ready-made,
· los planes parroquiales de la administración Isturiz (otra vez la escritura de la ciudad),
· la impermeabilidad que existe entre la academia que diseña en A mayúscula (unidades de diseño y afines) y la academia que va al barrio,
· el impacto de las operaciones racionales y despiadadas del capital en el territorio y patrimonio de la ciudad,
· la fragmentación administrativa,
· la discontinuidad administrativa y su manifestación física (¿Línea 4?)
· el eternamente inminente colapso de los servicios,
· lo verde como redención (donde el episodio Country Club casi es paradigma).
Esta lista arbitraria y desordenada de eventos puede entonces alargarse, organizarse o hacerse relevante, sugiriendo que el destino último de la ciudad no es aquel (fallido) de los planes utópicos, sino que puede ser más bien este que se desarrolla ahora.. Es aquí, obviamente, donde esta el salto mortal, el vacío al reconocer que lo que ha ocurrido, la realidad presente, puede ser un instrumento válido para hacer ciudad. No se dice con esto nada nuevo, pero se acerca la “puerta CISA” (ese ejemplo perfecto de identidad, estándar, utilidad y seguridad, usada masivamente para las puertas de las viviendas marginales) al tracé monumental de los planes formales y las consideraciones estratégicas de la ciudad.
A la Ciudad Genérica se le asocia con el capitalismo de mercado exacerbado, más irónicamente es un inesperado reducto antagónico: es allí donde se generan las estrategias de supervivencia urbana. Lo insólito es que no puede comercializarse, clonarse, ‘disneyzarse’…si se hace pierde sentido y deja de existir. La resistencia de la Ciudad Genérica a los mecanismos del mercado (su progenitor) es su cualidad subyugante y esperanzadora.
Finalmente, el hecho que Caracas pueda caracterizarse como ciudad genérica no tranquiliza o asegura nada. El espejismo de las etiquetas persigue sin cansancio a ciudades y a arquitectos. Hay ciudades que persiguen su status ‘global’, ser centros ‘mediáticos’, nodos financieros. Mientras, los autores que con sus observaciones y ensayos generaron la entidad ‘ciudad global’, ahora se ocupan de problemas migratorios: lo global es la pobreza y su desplazamiento extra-territorial. Sobre el ensayo Generic City se discute en muchas partes del mundo y también se critica su optimismo sobre la transitoriedad: la ciudad, el aeropuerto y los ciudadanos en tránsito son metáforas fáciles, que describen quizás a la élite de las ciudades. Si lo fundamental es la condición ‘en transito’, hay que observar los desplazamientos masivos de impacto urbano: los refugiados, los inmigrantes ilegales, los asentamientos instantáneos, las invasiones. Sí Caracas es “ciudad genérica”, entonces hay que mantenerse tranquilos, pero sobretodo alertas.
Rotterdam, 1999
6. Urbanismo
6.1 La gran idea original de la Ciudad Genérica es simplemente abandonar lo que no funciona (lo que ha sobrevivido a su uso), romper los mármoles del idealismo con los taladros del realismo y aceptar cualquier cosa que crezca en su lugar. En este sentido, la Ciudad Genérica acomoda lo primordial y lo futurístico. De hecho, solo acepta a estos dos elementos. La Ciudad Genérica es todo lo que queda de lo que alguna vez fue la ciudad. La Ciudad Genérica es la post-ciudad fundada en el lugar de la ex-ciudad.
6.2 La Ciudad Genérica se mantiene unida, no por una sobre-demanda del espacio público (transformado en una larga secuencia histórica en la cual el foro romano es al Agora griega lo que el centro comercial es a la calle) sino por lo residual. En el modelo original de los modernos, lo residual era simplemente lo verde, su perfección controlada era una aserción moralista de buenas intenciones, evitando asociaciones, usos. En la Ciudad Genérica, quizás porque su costra de civilización es tan delgada y también por su tropicalidad inmanente, lo vegetal es transformado en residuo paradisiaco, es el principal portador de su identidad: un híbrido entre política y paisaje. Al mismo tiempo, lo residual es el refugio de lo ilegal, lo incontrolable y, sujeto a infinitas manipulaciones, representa simultáneamente el triunfo de lo primitivo y lo manicurada. Su sensualidad inmoral compensa por las otras pobrezas de la Ciudad Genérica. Supremamente inorgánica, lo orgánico es el gran mito de la Ciudad Genérica.
6.3 La calle ha muerto. Este descubrimiento coincide con los intentos desesperados de resucitarle. Obras de artes aparecen por doquier (como sí de sumar dos cadáveres se pudiese lograr vida). La calle peatonal, cuya intención es preservar, simplemente canaliza el flujo de aquellos condenados a destruir el objeto de su supuesta reverencia con sus pies.
6.4 La Ciudad Genérica está en camino entre horizontal a vertical. El rascacielos aparenta ser la tipología final, definitiva. Se ha tragado todo lo demás. Puede existir donde sea: en un arrozal, en el centro, ya no implica la más mínima diferencia. Las torres ya no necesitan agruparse, están espaciadas lo cual evita la interacción. Densidad en aislamiento es la condición ideal.
6.5 La vivienda no es un problema. Ha sido completamente resuelto o totalmente dejado al azar: lo primero es una solución legal, lo segundo es ‘ilegal’: en el primer caso, torres o, usualmente, bloques (a lo más 15 metros de profundidad), en el segundo caso (en perfecto complemento) una serie de viviendas improvisadas. Una solución hace uso del cielo, la otra del suelo. Es extraño, pero aquellos con menos dineros ocupan el bien más costoso: el suelo; aquellos que pagan, lo que es gratis: el aire. En cualquier caso, la vivienda se comporta con mucha flexibilidad: no solamente la población se duplica cada tantos años, sino que, con la distensión de las tradiciones religiosas, el número promedio de habitantes por unidad se reduce a la mitad: gracias a los divorcios y otros fenómenos de división familiar. Esto ocurre con la misma frecuencia con la cual la población se duplica: mientras los números se incrementan, la densidad de la Ciudad Genérica está perpetuamente en declive.
6.6 Todas las Ciudades Genéricas surgen a partir de la tabula rasa: donde no hubo nada, ahora existen; si hubo algo, ahora lo reemplazan. Así debe ser, de otro modo serían ciudades históricas.
6.7 El Paisaje Urbano Genérico es usualmente una amalgama de elementos muy ordenados: desde elementos generados en los principios de su desarrollo, cuando ‘el poder’ aún no se había diluido, hasta elementos libres en cualquier lugar.
6.8 La Ciudad Genérica es la apoteosis del concepto de respuestas múltiples: marcar todas las casillas, una antología de todas las opciones. Normalmente la Ciudad Genérica ha sido “planeada”, no en el sentido estricto de alguna organización burocrática controlando su desarrollo, más bien como si varios ecos, esporas, tropismos, semillas cayendo aleatoriamente sobre el terreno tomaron control (explotando la fertilidad natural del terreno) y ahora forman un conjunto: un caldo de cultivo que a veces produce resultados sorprendentes.
6.9 La escritura de la ciudad puede resultar indescifrable, imperfecta, pero eso no significa que no exista, puede ser más bien que nosotros hemos desarrollado un nuevo analfabetismo, un nuevo tipo de ceguera. La detección paciente revela los temas, partículas, líneas que pueden ser aisladas de la aparente oscuridad de este proto-caldo Wagneriano: notas dejadas por algún genio visitante hace 50 años escritas sobre el pizarrón, copias stencil de reportes de las Naciones Unidas desintegrándose en los acristalados silos de Manhattan, descubrimientos de antiguos pensadores coloniales con buen ojo para los asuntos del clima, rebotes impredecibles de una educación para el diseño reuniéndose en un proceso global de limpieza.
6.10 La mejor definición para la estética de la Ciudad Genérica es ‘estilo libre’. ¿Cómo describirle? Nada más imaginar un espacio abierto, un claro en el bosque, una ciudad nivelada. Hay tres elementos: carreteras, edificios y naturaleza. Estos coexisten en relaciones flexibles, aparentemente sin razón, en una diversidad de organización espectacular. Cualquiera de ellos puede dominar: a veces la ‘carretera’ se pierde, para encontrarla dando meandros o un desvío incomprensible; a veces no se ven edificios, solo naturaleza; entonces, igualmente imprevisible, se esta rodeado solo de edificios. En ciertos puntos aterradores, los tres elementos están ausentes. En estos ‘lugares’ (en realidad, ¿Que es lo opuesto a lugar? Son como agujeros perforados a través del concepto de ciudad) el arte urbano emerge cono el monstruo del lago Ness, mitad figurativo, mitad abstracto, normalmente auto-limpiante.
6.11 Las ciudades especificas aún debaten con seriedad los errores de los arquitectos, por ejemplo, sus propuestas para crear redes peatonales elevadas con tentáculos uniendo cuadras adyacentes como solución a la congestión, pero la Ciudad Genérica simplemente disfruta los beneficios de sus invenciones: decks, puentes, túneles, autopistas; una enorme proliferación de la parafernalia de conectores, muchas veces adornado con flores y helechos como si la intención fuera disimular el pecado original, creando una congestión vegetal mucho más severa que una película de ciencia ficción de los cincuenta.
6.12 Las vías son solo para los automóviles. La gente (peatones) son dirigidos en viajes (como en un parque de entretenimientos), en “promenades” que los elevan del suelo, para luego ser sujetos de un catalogo de condiciones exagerados: viento, calor, empinamientos, frío, interior, exterior, olores, vapores; en una secuencia que es una caricatura de la vida de la ciudad histórica.
6.13 Si existe horizontalidad en la Ciudad Genérica, pero en la salida de la ciudad. Consiste en historia que todavía no ha sido borrada o enclaves tipo Tudor que se multiplican alrededor del centro como nuevos emblemas de la conservación.
6.14 Es irónico, aún siendo nueva, la Ciudad Genérica esta rodeada de una constelación de Ciudades Nuevas, ellas son como los anillos anuales (de los árboles). De alguna forma, las Ciudades Nuevas envejecen muy rápido, igual que un niño de cinco años que desarrolla arrugas y artritis cuando sufre de progeria.
6.15 La Ciudad Genérica representa la muerte final de la planificación. ¿Por qué? No es porque no sea planificada, de hecho existen grandes multitudes de burócratas y promotores que manejan flujos inimaginables de energía y dinero para su desarrollo. Por el mismo dinero, sus praderas podrían ser fertilizadas con diamantes, sus lodazales empedrados en oro…Pero el descubrimiento más fascinante y peligroso es que la planificación no influye para nada. Los edificios pueden ser bien colocados (una torre cerca de una estación de metro) o muy mal emplazados (centros emplazados a kilómetros de cualquier red vial). Esto florece/perece de manera imperdible. Las redes se expanden, se deterioran, se vuelven obsoletas: la población se duplica, triplica, cuadriplica y de repente desaparece. La superficie de la ciudad estalla, la economía se acelera, se frena, explota, colapsa. Como madres ancianas que todavía amamantan embriones titánicos, ciudades completas son construidas sobre infraestructuras coloniales, cuyos planos están en casa del opresor fundador. Nadie sabe cuando, como o desde cuando funcionan las cloacas, el lugar exacto de las líneas telefónicas, cual es la razón de la posición del centro, donde terminan los ejes monumentales. Todo esto comprueba que hay márgenes ocultos de proporciones infinitas, reservas colosales de indefinición; un proceso (perpetuo, orgánico) de ajustes, estándares, comportamientos. Cambios radicales de las expectativas con la inteligencia biológica del más alerta de los animales. En esta apoteosis de la respuesta múltiple, será imposible reconstruir nuevamente la causa y el efecto. Funciona, así de simple.
6.16 La aspiración de la Ciudad Genérica hacia la tropicalidad implica automáticamente el rechazo a cualquier referencia a la ciudad amurallada, a la ciudad fortaleza, ciudadela. Es abierta y receptora como un manglar.
Fragmento de ‘Generic City’, 1994. En: Koolhaas, Rem y Bruce Mau (1995). S,M,L,XL. Rotterdam: 010 Publishers.
Traducción: A. Paiva.
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