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México,
D.F., 29 de octubre de 1999.
DIPUTADO FRANCISCO JOSÉ
PAOLI BOLIO
PRESIDENTE EN TURNO DE
LA CÁMARA
DE DIPUTADOS DEL CONGRESO
DE LA UNIÓN.
PRESENTE
El grupo académico
universitario, conocido socialmente como Mujeres de Blanco, respetuosamente
solicitamos a usted, en su carácter de presidente en funciones de
la H. Cámara de Diputados, que ante el agravio cometido por diputados
perredistas en contra del Dr. Francisco Barnés de Castro en su investidura
de Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México,
en la pasada sesión del 26 del presente, se sirva dar lectura pública
ante el pleno de la Asamblea, de las siguientes consideraciones:
La autonomía universitaria,
entre otras cosas, supone la no intervención de los partidos políticos
en las instituciones de educación públicas y autónomas.
Los diputados perredistas quebrantaron dicha autonomía, pues al
solicitar la renuncia del rector, lesionaron el Estado de Derecho de la
Universidad, tipificado en el Artículo 3°, que garantiza constitucionalmente
la autonomía de las instituciones de educación superior e
implica la facultad y responsabilidad de gobernarse a sí mismas.
Es necesario precisar que
las atribuciones de los diputados no los facultan para insultar ni para
ejercer la violencia verbal contra cualquier ciudadano, y menos con quien
sustenta como jefe nato la representatividad de una institución
como la UNAM.
Está visto que los
diputados perredistas no atienden al mandato constitucional marcado por
su investidura, sino se aprovechan de ésta para atender sus propios
intereses partidistas, como se ha evidenciado en la campaña de ataques
y desprestigio a la figura del rector, promovida por su partido.
La participación
del PRD desde los inicios del conflicto universitario, así como
la "opinión" actual de sus diputados, aunadas a las declaraciones
de sus líderes, muestran el interés de ese partido por apropiarse
de la universidad para crear un centro de agitación política,
aniquilando sus fines académicos.
Lamentamos el dolo de la
fracción perredista al citar como ejemplo a Justo Sierra, con una
visión parcial equivocada, pues los ideales del maestro Sierra respecto
a la Universidad, los sitúa no en contra sino al lado del rector
Barnés, quien ha respetado la legislación universitaria y
defendido los fines académicos de la institución que le ha
encomendado el país.
El rector ha dado muestras
constantes de apertura y tolerancia al proponer al H. Consejo Universitario
modificaciones fundamentales al Reglamento General de Pagos, como es la
conversión de las cuotas obligatorias en voluntarias, así
como su constante disposición al diálogo racional, a pesar
de las conductas antiuniversitarias de los paristas, como el cierre de
los centros e institutos de investigación. Si alguna culpa tiene
el rector es insistir en la negociación.
La irresponsabilidad del
Partido de la Revolución Democrática al exigir la renuncia
del Rector, muy lejos de pretender una solución, complicaría
mucho más la gravedad del actual conflicto universitario y alejaría
una solución negociada.
Por las razones expuestas,
como ciudadanas y universitarias, exigimos a la fracción perredista
de diputados una disculpa pública al rector y a la comunidad universitaria.
De no hacerlo, quedará claro que su posición responde más
a intereses partidarios que al bien común de nuestro país.
MUJERES DE BLANCO |