Soc. MARTA CECILIA LONDOÑO
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Qué es, qué sea o qué esté siendo en cada época la juventud, es una de esas preguntas que no se responden sino desde la contemplación directa de aquellos escenarios y acciones que se puedan interpretar como juvenil. Ello podría hacerse desde la escuela, la familia, la música, el deporte, el análisis del videoclip, el consumo, la moda, la disponibilidad para distintas convocatorias a jóvenes; entre otras, estas se constituyen en fuentes para hacer un rastreo de dónde se encuentran los jóvenes y qué hacen. Pero en ello no se resume la juventud. Esta va más allá de clichés y tipos definidos del hacer de los jóvenes.
De la juventud, podría decirse, desde posiciones contrapuestas, tesoro y perdición, eterno pasar y pasar, ruptura y permanencia, tragedia plagada de abundante risa y llanto...
Desde otra esquina, legalista, podría referirse a la juventud como un grupo etáreo que aparece al llegar a cierta edad y desaparece con otra, para dar paso a una nueva etapa cronológica.
De ellas y ellos se ha dicho – desafortunadamente – que son "... la expresión de la degeneración de las costumbres y que ya no tienen valores, que son seres muy naturalotes, ilógicos, precientíficos, emocionales, románticos, telúricos, confusos, diabólicos, tentadores, míticos, irracionales, alocados, desordenados, rebeldes, misteriosos, inmaduros, descontrolados, poseídos, conspirativos, mentirosos, ambiguos y oscuros.
Los rasgos culturales que parecen sobresalir, para definir a la juventud (en la visión tradicional denigratoria) son participados generosamente por los otros sectores olvidados y dominados, discriminados, desalienados y resistentes de siempre, que se turnan para recibir el juicio sobre su peligrosidad según épocas y circunstancias. Son aquellos sospechosos de juvenilización al revés o de contrabando: las mujeres, los indígenas y las llamadas – eufemísticamente – minorías. (1)
Pero yendo más allá, podríamos referirnos más acertadamente a la juventud como un conjunto de componentes de una etapa del desarrollo humano, determinados por la pertenencia etárea, la construcción simbólica y el habitar el tiempo, opuesta a otros componentes de otras etapas del desarrollo.
Es decir, la juventud estaría caracterizada
por: (2)
En esta caracterización participan
hombres y mujeres jóvenes, quienes comparten en nuestro tiempo la
reducción de las restricciones sexuales, la vanalización
comercial y el consumo, la participación en deportes considerados
de alto riesgo (menos las mujeres que los hombres), la inserción
en "atmósferas" juveniles simbolizadas y diferenciadas en el vestir,
la música y los ritos corporales, entre los que sobresalen el cabello,
el piercing (3) y el tatuaje.
Las jóvenes, se sienten osadas practicantes
de deportes de riesgo y del sexo seguro, incrédulas cuando van a
misa (porque con Dios se dialoga personalmente), confiadas en su buen futuro.
Al tiempo que van aprendiendo a defender sus derechos y arespetarse como
mujeres, escuchan en los medios que "la imagen es nada", y se dicen "pero
es que estoy tan gorda" y caen en tentaciones e imitaciones estéticas;
Hacen Deporte, Dieta o Liposucción, dependiendo del estrato socioeconómico...
Es en este escenario de lo joven y de lo juvenil (la juventud como tal es gaseosa y su definición se escapa), entran en juego las propuestas institucionales, oficiales, educativas y del sector no gubernamental. (4)
En la oferta de servicios orientados a las y los jóvenes es característica la fragmentación, el desdoblamiento y la ruptura de los procesos. Así, si se trabaja con la y el joven, se descuida lo juvenil, o se nos olvida el presente de los jóvenes o desperdiciamos su disponibilidad para ser convocados.
La capacidad de intervención de las distintas instituciones, o sólo en cada una de ellas, como en nuestro caso, puede verse limitada si no bloqueada por la parcelización, lo que hace que aún trabajando con los mismos jóvenes, no se logre responder de modo integral – no necesariamente integrado- a sus expectativas. Siendo mucho más rigurosas, podría pensarse, en tono de duda, si los y las jóvenes expresan con la participación en distintos proyectos su disponibilidad "para ser tomados por pedazos, porciones y fragmentos, como seres armables y desarmables a gusto de otros". (5)
Ello porque en distintas evaluaciones del trabajo juvenil ( no sólo las nuestras, sino particularmente en el campo educativo) se observa como much@s jóvenes afirman que los proyectos de los que participan les son "extraños", porque fueron planeados desde un centro que no es el de ellos, desde expectativas y fronteras que no les corresponden y desde una visión adulta de lo juvenil.
En este contexto, desde esta reestructuración de nuestro trabajo, cabría que abriésemos la posibilidad de:
1. GUTIERREZ GOMEZ, Alfredo. No todo lo que se mueve y cambia es juventud. EN: PADILLA, Jaime Arturo. (comp.) La Construcción de lo juvenil. México, 1998. Op. Cit. P.20
2. Este caracterización es producto de la lectura de MARGULLIS, Mario y URRESTI, Marcelo. La construcción social de la condición de juventud. EN: Viviendo a toda.Universidad Central – Siglo del Hombre editores, Bogotá, 1998, y GUTIERREZ GOMEZ, Alfredo. No todo lo que se mueve y cambia es juventud. EN: PADILLA, Jaime Arturo. (comp.) La Construcción de lo juvenil. México, 1998.
3. Piercing es la técnica por
la que se abren orificios en varias partes del cuerpo y se los atraviesa
con aretas, y demás objetos metálicos.
4. Para Margullis y Urresti “ se puede ser juvenil
sin ser joven, como es evidente en ciertos miembros de los sectores medios
y altos, pero no es veraz que no se pueda ser joven si no se ostentan los
signos exteriores de la juvenilidad” Ver Op. Cit., p. 10.
5. Ibid., P. 24