Shodan significa principiante. Según los jurados, varían los pasos de grado, algunos dan más importancia a la eficacia, otros a la etiqueta, otros a la condición física y técnica. Sin embargo, en todos los tribunales en los que he participado, se han establecido tácitamente unos criterios mínimos exigibles para el Shodan: - Higiene corporal y de vestuario (keikogi) - Conocimiento de etiqueta - rei - colocación de zooris - lugar de las armas - correcta actitud de espera. - conocimiento del ceremonial - Ukemi (desarrollo de las caídas sin temor) - Corrección en los ataques. - Sikko (desplazamiento con soltura) - Conocimiento de la nomenclatura - Comprensión de las principales bases -kamae, shisei, maai. - Desarrollo técnico correcto. - Ritmo y fondo físico. Debe haber un margen de confianza de los candidatos hacia el tribunal, aceptando su decisión con buen espíritu. El paso de grado debe ser también un momento de enseñanza, donde lo importante es que cada candidato (aprobado o no) sepa lo que le queda por hacer. El aikido es algo más que una mera colección de técnicas y los candidatos deben estar informados lo mejor posible acerca de lo que se espera de ellos, para poder prepararse en consecuencia. El tiempo medio de espera debería ser de unos cuatro a cinco años de entrenamiento regular, haciendo cursillos de vez en cuando. En los exámenes del maestro Tamura se pide casi siempre las mismas técnicas, su duración viene a ser de unos 40 minutos y se realizan las dos funciones (uke, tori), aunque los criterios de promoción del maestro no parecen ser siempre los mismos. No obstante, dado lo estándar del planteamiento, no debería ser complicado para un estudiante informado la preparación de su examen. Lamentablemente, a veces se detecta una cierta ansiedad de grados por parte de candidatos que se presentan a examen sin la debida preparación. Es una grave falta de responsabilidad de los profesores que presentan a estos alumnos, a veces por miedo a perderlos . Estos alumnos que exigen una temprana presentación a sus profesores no han aprendido mucho del espíritu del aikido y esa exigencia sería razón suficiente para no ser presentados, si tuvieran unos profesores responsables. Creo que es mejor asentar el trabajo de un dojo sobre la calidad y la integridad y no sobre la cantidad de alumnos que se puedan o no conservar. Hay que cambiar completamente la manera de ver las cosas. Los exámenes deberían ser una fiesta para el candidato, por lo que su preparación debería estar fuera de toda duda, todo esto suponiendo que pretendamos dignificar lo que es el paso de grado y lo que significa. En caso contrario bien podríamos regalarlo al cabo de cierto tiempo o cambiarlo por justificantes de pago (que no de asistencia) a los cursos. Yo voto por la primera acción y hago un llamamiento, como presidente de la Comisión de Enseñanza, a los profesores para que ejerzan su derecho y su responsabilidad tanto en la preparación de sus alumnos para el paso de grados como en la decisión de qué alumnos deben o no presentarse. Recordemos que a menudo son los practicantes con menos talento los que, a largo plazo, continúan en el camino, pero sólo podrán hacerlo con dignidad si, previamente, se ha sido honesto con ellos, marcándoles claramente el nivel real que tienen. De hecho mujeres u hombres de edad madura se ven a menudo gratificados (tanto en exámenes como en el dojo) por un exceso de paternalismo o benevolencia mientras que , muy a menudo, estas personas reivindican, y están en su derecho, el ser juzgados de igual manera que los otros. Por otro lado, para que el tribunal pueda ayudar al candidato en el enfoque adecuado de su evolución posterior al examen, debería haber menos candidatos por cada paso de nivel. El número de exámenes en el último curso del maestro Tamura fue sencillamente monstruoso. Ya que disponemos en España de un Rokudan (Tomás Sánchez) sería interesante que los exámenes de primer y segundo Dan los realizase él en persona (o el tribunal que en su defecto designe la Comisión de Grados, según los poderes que le otorga el actual Reglamento), dejando para los cursos del maestro Tamura los exámenes de grado más avanzado (Tercer Dan en adelante), donde el espíritu del aikido debe ser patente. |