Lunes 11 de Octubre de 1999
"Bendecirá a los que temen a Jehová; a chicos y a grandes." Salmo
115:3
He aquí una promesa consoladora para todos aquellos que viven en humilde
posición.Nuestro Dios mira con bondad a quienes carecen de fortuna, talento e
influencia.Dios se preocupa de las cosas más insignificantes de la creación. Ve a los
pajarillos cuando caen a tierra. Nada es pequeño para Dios, porque el Señor se sirve de
los más viles instrumentos a nuestros ojos para realizar sus propósitos. Que el más
pequeño entre los hombres pida a Dios una bendición sobre su pequeñez, y verá su
persona, por insignificante que sea, iluminada por la felicidad.
Entre los que a Dios temen, hay pequeños y grandes. Algunos son niños, otros gigantes.
Más todos son benditos. La fe, por pequeña que sea, es bendecida. La esperanza, por
pequeña que sea, es bendecida. Todo don del Espíritu Santo, aunque en germen, lleva
dentro de sí una bendición. El Señor Jesús ha comprado con su sangre a grandes y
pequeños, y tiene cuidado tanto de los corderos, como de las ovejas crecidas. No hay
madre alguna que no se preocupe de su hijo, por pequeño que sea; antes al contrario,
cuánto más pequeño con mayor ternura le cría. Si el Señor pudiera tener preferencias
para con los suyos, a buen seguro no las pondría en la gradación de "grandes y
chicos", sino de "chicos y grandes".