Sabado 16 de Octubre de 1999
"Y verán todos los pueblos de la tierra que
el nombre de Jehová es llamado sobre ti, y te temerán."
Deuteronomio 28:10
Siendo esto así, no hay razón para temer. De lo
contrario, demostraríamos un espíritu mezquino y daríamos una
prueba más bien de incredulidad que de fe. Dios puede hacernos
tan semejantes a El, que los hombres se vean obligados a
reconocer que con sobrada razón llevamos su nombre y que
realmente pertenecemos a Jehová. ¡Quiera el Señor que
obtengamos esta gracia que El quiere darnos!
Los impíos temen a los verdaderos santos. Les aborrecen, es
cierto, pero les temen. Amán tembló delante de Mardoqueo, aun
cuando buscaba la destrucción de aquel hombre bueno.
De hecho, su odio proviene muchas veces del temor que su escesivo
orgullo les impide confesar. Prosigamos sin temor el camino de la
verdad y de la rectitud. El temor no debe dominarnos
a nosotros, sino a a quellos que obran mal y pelean contra el
Señor de los ejércitos. Si en verdad es invocado el nombre del
Señor sobre nosotros, podremos estarseguros, como en otros
tiempos lo estaba el romano con solo decir soy romano, y podía
reclamar la protección de las legiones de aquel vasto Imperio.
Del mismo modo todo aquel que es hijo de Dios, puede contar con
la omnipotencia de Dios, el cual antes se quedaría sin angeles
en el cielo que dejar a un siervo suyo desamparado. Sé tú tan
valiente como un león en defensa del derecho, porque Dios está
contigo.