Lunes 18 de Octubre de 1999
"Los montes y los collados levantarán
canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo
darán palmadas de aplauso" Isaias 55:12
Al sernos perdonado el pecado, termina el motivo de nuestra mayor
pena y comienza nuestra verdadera alegría. Tal es el gozo que el
Señor derrama sobre aquellos que han sido reconciliados con El y
que inunda de alegría a toda la creación. Hay en el mundo
material una música latente, y el corazón renovado puede
hacerla brotar y transformarla en armonías sensibles.
La creación es como un órgano; el hombre santificado conoce la
tecla sobre la cual con sólo poner la mano despierta en el
universo entero un concierto de alabanzas. Los montes y collados,
con todas las magnificencias de la naturaleza son, por decirlo
así, el bajo del coro; en tanto que los árboles del bosque y
toda la creación animada son la melodía y el canto.
Cuando la Palabra de Dios produce frutos en nosotros y las almas
se salvan, todo parece cantar en derredor nuestro. Cuando
escuchamos el testimonio de los nuevos convertidos y las
experiencias de los más antiguos, es tanta nuestra alegría que
no podemos por menos de alabar a Dios; y parécenos que las rocas
y collados, los bosques y los campos, resuenan con los ecos de
nuestros cánticos de gozo y convierten al universo entero en una
orquesta inmensa. Señor, en este alegre día de octubre,
condúceme a este mundo melodioso donde pueda cantar tus
alabanzas como una alondra.