Miercoles 6 de Octubre de 1999
"Hierro y metal tu calzado, y como tus días tu fortaleza."Deuteronomio 33:25
Dos cosas son concedidas al peregrino: el calzado y la fortaleza. El calzado es necesario
para viajar por los caminos malos, y debemos pisar mortales enemigos. No caminaremos
descalzos: esto no diría bien en príncipes de sangre real. Nuestro calzado no será de
un material cualquiera; tendrá suelas de metal duro que no se gastarán aún cuando el
viaje sea largo y penoso. Estaremos protegidos en la medida de las necesidades del camino
y del combate. Por lo tanto, caminaremos con intrepidez sin temor alguno, aunque tengamos
que pisar serpientes y dragones.
Nuestra fortaleza será tan durarera como los días de nuestra vida y estará en
proporción con el trabajo y la carga que llevemos. Las palabras son cortas: "como
tus días tu fortaleza", pero el significado es completo. Si en este día nos
sobreviene una prueba penosa, o un trabajo que requiere toda nuestra energía, también se
nos concederá una fortaleza adecuada. Esta promesa, hecha a Aser, también ha sido hecha
a todos aquellos que tienen fe para apropiársela. Tengamos esa santa osadía que la
promesa de Dios está destinada a producir en el corazón del creyente.