Jueves 7 de Octubre de 1999
"Y saldréis y saltaréis como becerros de la manada" Malaquías
4:2
Cuando resplandece el sol, abandonan los enfermos sus habitaciones para respirar el aire
fresco del campo. Cuando el sol nos trae la primavera y el verano, dejan los ganados sus
establos para buscar los ricos pastos de las altas montañas. Del mismo modo, cuando
estamos en plena comunión con nuestro Dios, abandonamos las moradas del temor y salimos
al campo de una santa confianza.
Escalamos las montañas de la bendición y nos nutrimos de los pastos que crecen más
cerca del cielo que entre las provisiones de un mundo carnal.
"Saldreis" y "saltareis". Esto es una doble promesa. ¡Oh alma mía!
Procura gozar con ansia de ambas bendiciones. ¿Por qué apetecer la cautividad?
Levántate y corre con libertad. Jesús dice que sus ovejas entrarán y saldrán y
encontrarán pastos. Por lo tanto, sal fuera y aliméntate en las ricas praderas del amor
infinito.
¿Por qué quieres seguir siendo niño en la gracia? Crece. Los novillos crecen
rápidamente, sobre todo si son cebados en los establos; mas tú gozas de los solícitos
cuidados de tu Redentor. Crece, pues, en la gracia y conocimiento de tu Señor y Salvador.
No crezcas desmedrado y raquítico. El Sol de Justicia resplandece sobre ti. Abre tu
corazón a sus rayos como las rosas abren sus capullos a la luz del sol para que te
desarrolles y crezcas en El.