Viernes 8 de Octubre de 1999
"Porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de sus
pecados." Jeremias 33:34
Tan pronto como conocemos al Señor, obtenemos el perdón de los pecados. En El
encontramos
al Dios de grcia que borra todas nuestras transgreciones. ¡Cuán gozoso es este
conocimiento!¡Y cuán divinamente expresada esta promesa: El Señor promete que jamás se
acordará de nuestros pecados!
¿Puede Dios olvidarse? El lo ha dicho así, y piensa bien en lo que dice. Nos considera
como si nunca hubiéramos pecado. la gran expiación ha borrado tan eficazmente todo
pecado qué este en la memoria de Dios ya no existe. El creyente ha sido tan aceptado por
Dios como lo fue Adan en su inocencia.
Nuestro gran Dios no se acordará de nuestros pecados para castigarlos, o para amarnos un
adarme menos de lo quenos ama. Así como la deuda pagada deja de ser deuda, de la misma
manera el Señor cancela por completo la iniquidad de su pueblo.
Cuando lloramos nuestros pecados y nuestras omisiones, como es deber nuestro mientras
vivamos, alegrémonos de que en adelante jamás nos serán echados en cara. Esto nos hace
odiar el pecado. El perdón gratuito de Dios nos hace más atento para que nunca le
entristezcamos con nuestras desobediencias.