EL CASTILLO HAUPTMANN, KLAUSENBURG.

Bienvenido a la ignota región de Klausenburg, más en concreto, sobre el pequeño villorrio que se conoce como Drovosna; acabáis de entrar en mis dominios. No hagáis caso de las advertencias de esos gitanos advenedizos que rondan de vez en cuando bajo las sombras alargadas de los torreones decadentes de mi ancestral fortaleza. Soy el Barón Hauptmann. Sois mis invitados de honor y os aseguro que os trataré como tales...
Podéis pasear por el castillo, excepto la torre y mis habitaciones privadas. Tampoco os recomiendo bajar a los sótanos: allí sólo encontraréis suciedad y viejos trastos, inútiles y olvidados. Solo recordad que al anochecer, debéis estar bien seguros en vuestros suntuosos y cálidos aposentos. Haced caso omiso de los diferentes ruidos que pueblan, como es natural y lógico un viejo castillo como el mío.
Dormid bien, sin pensar por un momento en las habladurías de los campesinos, brutalizados e incultos, acerca de mí...
Descansad en paz...por esta noche.