Primer paso, disolver una o dos cápsulas de azafrán en agua dentro de un jarro
metálico pequeño, revolviendo sobre una llama suave. Reservar.
Segundo, preparar un jarro de caldo con un cubo de extracto de gallina y
mantenerlo caliente sobre fuego suave.
Tercero, picar una cebolla y ponerla a transparentar
en aceite en una cacerola.
Cuando esté blanda agregar a la cazuela dos pocillos de arroz Gallo Oro (no se
pasa nunca) y freírlo un poco revolviendo (ojo que no se queme).
Este proceso se denomina “nacarado” del arroz y sirve para que no suelte el
almidón y se ponga pastoso.
A continuación volcar el azafrán diluido y revolver bien para que el arroz tome el color.
Secreto: si no se hace en este momento el agregado del azafrán no se conseguirá
el color deseado por más que se le ponga medio kilo de azafrán al caldo.
Luego agregar un poco del caldo hasta sobrepasar uno o dos centímetros la preparación.
A continuación ir agregando caldo siempre sobrepasando uno o dos centímetros la
preparación a medida que se va secando por absorción hasta que el arroz
esté casi a punto. Verificar el punto de sal porque el cubo de caldo aporta bastante
y rectificar de ser necesario.
Apagar el fuego y tapar el recipiente dejándolo reposar diez o quince minutos. Terminará su
cocción con el calor residual.
A mitad del proceso se habrán incorporado a la cacerola las piezas de pollo
previamente doradas en una sartén con un poco de aceite.