Mientras él me penetra se
que lo puedo contener. Toda su energía y sus caricias fugaces son
mías. Puedo alargar mis dedos y acariciar su rostro, puedo abrirme
un centimetro más y permitirle el espacio que reclama.
Dentro de mi hay espacio para él: todo en mi fue diseñado para recibirlo. Si él me pidiese andar como perro lo haría, si la exigencia fuese rebajarme más creo que no pondría ningún reparo. Lo necesito desnudo adentro y sobre mi. El mantiene un movimiento de calor. Su sudor cae sobre mi y estoy completamente mojado. El es el fuego y yo el agua que debe hervir. A este ritmo me convertiré en vapor y libre subiré hasta el cielo. Pretendo integrarme a una nube pasajera, mis moleculas se dispersarán y ya no seré yo. Su boca se ha dignado a bajar hacia mi y me muerde, salgo del placer...entro al dolor, sus manos sobre las mias me lastiman. Ha sofocado un grito mio con su beso. Pronto es él que se ha convertido en líquido que cae sobre mis entrañas. Su lluvia humedece mis cuevas con semillas que descubrirán que estas tierras son inutiles. Me aferro a sus pectorales impecables, él se deploma sobre mi, sembrador incapaz de distinguir el suelo fertil del infertil. Cae feliz entre mis brazos y su miembro comienza a encogerse. Lo he perdido. Todo su impetu decae a cada segundo. Sale de mi, rueda y cae a mi lado. Una hora después saldrá de aqui y no lo volveré a ver. Lo he perdido. |