A veinte
años, Luz
Editorial Alba, Barcelona, 1998; 509 páginas
CARPETA DE PRENSA
El País - 13.12.98
Suplemento DOMINGO
MÍRAME A LOS OJOS
Maruja Torres
LUZ ARROJA LUZ SOBRE LOS BEBÉS ROBADOS
"No nos encontramos ante el típico panfleto, sino ante un
esfuerzo literario de convertir en literatura algo tan importante
como la búsqueda de la propia identidad".
Cinco minutos después de que la azafata nos anunciara que
permaneceríamos encerrados dos horas en el avión, me eché a
llorar. Mis compañeros de puente aéreo, tan puteados como yo,
comprendían. Es duro levantarse a las siete de la mañana para
volar a las 9.45 y, antes de salir, enterarte de que 41 vuelos
habían sido interrumpidos a tan temprana hora, también sin que
nadie nos rindiera cuentas. Finalmente nos habíamos gastado una
pasta, dijo un compañero de fila, ojalá privaticen pronto Aena,
insinuó. "Y que la sodomicen", añadí. "La
privatrización no me parece suficiente". El otro estuvo de
acuerdo.
Yo no lloraba por tenerme que quedar en el interior de un
aeroplano, sino porque (¡gracias, Aena! ¡Gracias, Iberia!) la
espera me había permitido hincarle el diente a un libro
conmovedor que tenía puesto en mi mesilla guardando cola (con el
de Félix Bayón, perdona, amigo; y el de Pere Gimferrer,
excúsame, oh, maestro). Pero el libro con que finalmente me
enrollé en la espera me tiraba mucho, en estos días de Derechos
Humanos y triunfo de la bondad sobre el pinochetismo. Se titula A
veinte años, Luz y trae a nuestro presente historias de la
historia más reciente, que al ser expuestas como literatura aún
duelen más.
Déjenme que les cuente que su autora es una escritora argentina,
bella, rubia y menuda, Elsa Osorio, de 46 años, prestigiosa
profesional que en España se gana la vida como puede, y con
alegría. Ha publicado varios y buenos libros, pero éste,
repito, A veinte años, Luz, creo que es el primer tiento
a la complejidad de un tema que a todos nos concierne: el robo de
bebés de madres secuestradas, con todo lo que ello originó y
comporta. Osorio se aleja dramáticamente de lo fácil, ahonda,
crea situaciones, personajes: se pregunta por la condición
humana, en condiciones tan extremas.
Lloré y, quizás por eso, mis compañeros de avión, tan
cabreados usando sus móviles para avisar a jefes y socios, no
entendieron que, al poco de llorar, me echara a reír. Y esto es
lo admirable de este libro (editado por Alba Editorial), que me
gustaría que se vendiera mucho, pero sobre todo que se leyera
mucho, porque no nos encontramos ante el típico panfleto, sino
ante un esfuerzo literario, en mi opinión plenamente conseguido,
de convertir en literatura algo tan importante como la búsqueda
de la propia identidad. Hay un personaje maravilloso, la puta
Miriam López, que en realidad es quien pone en marcha el drama,
que en los peores momentos te hace cagar de risa; que es lo que
suele ocurrir en la vida.
Y es un libro que tiene tanto que ver con lo que ocurre como con
lo que ocurrió. Los editores argentinos no lo quisieron editar
por considerarlo pasado de moda, por no ser un novelón
histórico de, un suponer, la época de San Martín, los colonos
españoles, etcétera; por no descubrir naderías del menemismo,
que acaban por no provocar resultado alguno más allá de la
efervescencia porteña, la espuma de los días, puro ombliguismo.
De lo más histórico, repito, de lo que va a determinar el
futuro. De esos muchachos y muchachas que, sin que nadie se lo
pida, saben que nacieron en torno al 76, en la Argentina, y
quieren saber de dónde vienen.
Por suerte ha sido editada en España, por suerte Luz (la
protagonista que busca sus orígenes) ha sido parida
editorialmente (muestra de las chicas y chicos que fueron
arrancados del torturado vientre materno) en un momento
histórico extraordinario, en que la lucha soterrada, heroica,
por los Derechos Humanos, se ve recompensada por el desarrollo
del caso Pinochet. Pero es una novela sobre quiénes somos, a
pesar de quién nos hizo daño.
Sin embargo, se lo ruego: no crean que A veinte años, Luz,
de Elsa Osorio, es un libro de mera política, un ajuste de
cuentas, un panfleto. No, es el esfuerzo notable de alguien que
escribe muy bien y piensa con el corazón bien puesto, para
arrancar la ficción literaria, es decir, la verdad verdadera,
del nudo de los hechos, de los duros hechos, de las cuentas por
saldar, de las personas perdidas, del dolor y el desconcierto.
Es ésta una novela de suspense, policíaca casi, que, a la
manera de ( miren lo que digo) Ross Mac Donald, trata de la
identidad.
El Mundo - LA ESFERA - EL MUNDO DE LOS LIBROS -23.1.99
ELSA OSORIO
La verdad bien contada
El drama argentino de los niños robados al nacer durante la
dictadura de los militares da lugar a esta conmovedora historia
BEATRIZ POTTECHER
Novela apasionante, de ésas que no se pueden
soltar; femenina y política en el mejor sentido de ambas
palabras, sobre la búsqueda de identidad de una chica
robada al nacer durante la dictadura argentina. Historia
lacerante de aquellos tiempos salvajes, que se inicia cuando la
protagonista, Luz, en busca de su verdadero padre, lo localiza en
1998 en Madrid. Duro y conmovedor reencuentro que nos retrotrae a
1976, cuando «chuparon» a la madre, pero como era rubia de ojos
verdes, la cuidaron hasta que parió.
Y esos «botines de guerra» que tantas mujeres argentinas se
vieron obligadas a entregar a las familias «bien», no tenían
la culpa de tener unos padres «subversivos, pobres criaturas»,
porque aquella guerra «no fue contra los chicos», sino para
limpiar de escoria la Argentina, igual que pasó en otros países
como Chile y Uruguay. Concretamente en Luz se interesaron, a la
vez, Miriam, la novia ex puta de un suboficial que llaman El
Bestia, y su jefe, el teniente coronel Dufau, que quiere
restituir a su hija el bebé muerto que acaba de tener. Luz
pasará a manos de la siniestra hija del milico, casada con
Eduardo, otro personaje principal, como Miriam, hasta cuando es
asesinado por intentar esclarecer el asunto siete años después.
El empeño de Elsa Osorio en añadir claros a una siniestra
historia llena de sombras se convierte en un episodio que logra
desvelar un conjunto de dramas, mentiras, traiciones, asesinatos,
torturas, llantos inconsolables y episodios de amor que van
enredando la atención del lector, haciéndole dudar, a veces,
sobre la condición del novelón.
Estamos ante una obra brillante, pero lo que cuenta no es
ficción, sino la más pura realidad. Saber contar y decir la
verdad es la aspiración ética y estética de la autora
argentina, una profesora de Lengua, que hoy vive en nuestro
país. A ella no le hizo ninguna falta inventarse una trama de psycothriller;
ni añadir rellenos, para narrar lo que sencillamente le ha
salido a borbotones , optando por entrecruzar los tiempos,
espacios y puntos de vista con coherencia, suavidad compositiva y
una entereza desconcertante en la construcción de sus
personajes, su lucha desigual, desde el amor, contra la impunidad
del horror.
Se trata, sin duda alguna, del más oportuno regalo para quien
siga teniendo dudas sobre el destino de Mister Pinochet.
ABC - Libros - 29.1.99
Ana María Moix
Sin Identidad
Elsa Osorio.
A veinte años, Luz
Alba. Barcelona 1998.
"Es curioso... y patético, pero un burdo
y típico argumento de culebrón hoy resulta, en Argentina, del
más absoluto realismo." La frase pertenece a unas
declaraciones de Elsa Osorio (Buenos Aires, 1952), autora de A
veinte años, Luz, novela que, sin duda, impactará
profundamente al lector, y en cuya elaboración se advierte la
concurrencia, trágicamente irónica, del elemento
melodramático. Basada en una problemática de rabiosa actualidad
como es la del tráfico de recién nacidos en las cárceles
argentinas durante el período de la dictadura militar, A
veinte años, Luz, incorpora en su trama argumental,
excelentemente estructurada, un elemento de intriga lo
suficientemente impactante aunque peligroso como para
suscitar el interés de la lectura desde el principio hasta el
final del relato. Dicho factor de intriga (la indagación de la
protagonista acerca de la identidad de sus verdaderos padres y,
por tanto, de sí misma, veinte años después de la bárbara
represión militar argentina) hubiera podido entrañar un gran
riesgo en una novela que, como esta, posee una evidente voluntad
de denuncia contra los abusos del poder político perpetrados por
la fuerza, la brutalidad, la tortura física y psíquica, y, en
fin, toda clase de crueldades concebidas por las mentes
delirantes de los responsables, directos e indirectos, del terror
dictatorial. Un riesgo consistente en banalizar, por así
decirlo, la tragedia sufrida por la población argentina, con
hechos (robos de recién nacidos, adopciones mantenidas en
secreto durante años, temores ante el desvelamiento de la
verdad, afectos tan «efectistas» como son los implicados en las
relaciones materno filiales, etcétera) que, con frecuencia,
rozan el sentimentalismo.
No es éste, ni mucho menos, el caso de A veinte años, Luz,
cuya autora, consciente de este riesgo, no sólo lo vence
estupendamente sino que atina a manejarlo en provecho propio.
Elsa Osorio, argentina residente en Madrid, ha publicado varias
obras (entre otras, Ritos privados, 1982; Reina Mugre,
1990, Beatriz Guido, Mentir la verdad, Las malas lenguas)
y, además del Premio Nacional de Literatura, ha recibido los
premios T.E.A. al periodismo de humor (1987) por sus columnas en
la revista Expreso; el Premio Argentores al mejor guión de
comedia por Ya no hay hombres, y es autora de diversos
guiones cinematográficos y televisivos. Esta faceta de guionista
no resulta ajena a la escritura de la presente novela, cuyo
dominio de los distintos registros narrativos utilizados
constituye una labor más que notable. Escrita desde diversos
puntos de vista pertenecientes a distintos personajes, cuyos
monólogos se intercalan a lo largo del diálogo que vertebra el
relato el diálogo entre la protagonista y su padre, en
Madrid, veinte años después de los luctuosos hechos que
rememora el libro, A veinte años, Luz presenta una
galería de personajes eficazmente construidos en su mayoría (y
algunos de ellos sencillamente soberbios, como el de Miriam, una
prostituta que acoge a la madre de la protagonista cuando ésta
es trasladada del hospital donde acaba de dar a la luz a una
niña que le es usurpada por la familia de uno de los generales
responsables de la masacre civil) Con mezcla de ternura y dura
realidad, de cálido humor y denuncia implacable, Elsa Osorio ,
describe el paisaje humano de la sociedad argentina compuesto por
personajes pertenecientes a distintas clases sociales y de
ideologías contrarias.
EL PAÍS - BABELIA - 20-2-99
Lluís Satorras
El Terror como Paisaje Humano
Elsa Osorio convierte la brutal represión militar argentina en
materia literaria.
NARRATIVA: A VEINTE AÑOS, LUZ
ELSA OSORIO. ALBA. BARCELONA, 1998
Una magnífica novela de la escritora argentina
Elsa Osorio acaba de publicarse con el ingenioso título de A
veinte años, Luz. Su autora es prácticamente desconocida en
España, aunque ha publicado en Sudamérica bastantes novelas y
ha escrito algunos guiones para cine y televisión. Elsa Osorio
trata de un tema que todavía escuece en la sociedad argentina:
la represión brutal de la dictadura militar que sólo pudo
acabar con la derrota de la guerra de las Malvinas. La novela
centra la cuestión en las mujeres embarazadas que los militares
capturaron y en los bebés nacidos en cautividad que algunos
familiares adoptaron y crecieron en familias que no eran las
suyas originando el drama posterior de las auténticas familias,
las abuelas en busca de sus nietos.
Los personajes de la novela representan toda la gama de actitudes
y opciones morales que se dieron en aquel momento. Están los
más execrables jefes militares conductores de la represión y
las víctimas, militantes de partidos perseguidos o capturadas
por azar que reaccionan de acuerdo con el carácter de cada uno.
Y están todos aquellos que con auténtica buena fe no saben nada
de lo que pasa y se asombran cuando se enteran, y los que no
quieren saber y niegan la evidencia que se les presenta ante sus
ojos. Pero lo que realza este material humano y social es cómo
la autora lo ha transformado en materia literaria. De la
confusión de tantos lacerantes acontecimientos ha surgido un
edificio literario de categoría: una estructura, unos personajes
creíbles, un punto de vista, un lenguaje rico y expresivo. La
autora monta la historia partiendo de un diálogo, como el de Conversación
en La Catedral, de Vargas Llosa, entre Luz, la protagonista,
y su hasta entonces desconocido padre. De esta conversación
surge, con la participación de diversas voces y distintas
perspectivas, la historia de Luz, una de esas niñas arrebatadas
a sus madres y conducidas a un hogar ajeno. La autora, además,
utiliza con extraordinaria habilidad material narrativo propio de
los llamados géneros literarios. Algunos personajes y
situaciones proceden del melodrama tradicional y parecen salidos
de Boquitas pintadas, de Manuel Puig. La historia de amor
entre Miriam, la prostituta, y Frank, el americano romántico,
procede de la novela rosa. Muchos fragmentos tienen el carácter
sentimental de algunos folletines y el grupo de personajes más
perversos deben bastante a Wilkie Collins. La novela está
pensada para historiar el triunfo del bien, herencia de Collins,
y, naturalmente. para dejar claro el fracaso de la dictadura. Por
ello, a pesar de lo trágico de los acontecimientos, la
conclusión es optimista. A veces, uno de los placeres de la
literatura es comprobar que la maldad lleva las de perder y que
el amor vence al odio.
La Vanguardia- 5.3. 99
Santiago Tarín
Decía un autor que escribía para no ir al psiquiatra. Elsa Osorio (Buenos Aires, 1952) es mucho más ambiciosa: ha publicado una novela para tumbar en el diván a su país y exorcizar una de sus mayores tragedias: el robo de niños durante la dictadura militar.
A veinte años, Luz quiere explicar la
historia real que han vivido cerca de quinientas familias de su
patria. Osorio cuenta la búsqueda de las raíces por parte de
una chica que descubre que los sujetos con los que vive no son en
realidad su familia, y acaba averiguando que su auténtica madre
es una desaparecida asesinada por su abuelastro y su
padre un exiliado que jamás supo que nació.
Elsa Osorio consigue su objetivo. Cuenta unos acontecimientos
reales que se produjeron en su Argentina, y que veinte años
después aún no han sido superados.
Basándose en personajes ficticios, recrea uno de los pasajes
más tenebrosos de esta sociedad y que hoy en día siguen
vigentes, puesto que aun se están produciendo detenciones de
altos mandos de las fuerzas armadas por la apropiación de
recién nacidos.
La novela de Osorio es procaz literario para un país que aún
trata sus depresiones. Y también una historia de amor: amor
hacia la madre desaparecida, hacia un padrastro que muere por
liberarse de una culpa, hacia una chica de alterne que escapa de
sus amigos y protectores implicados en la represión. Pero,
fundamentalmente, es la historia de la búsqueda de la verdad,
esa que duele y que una parte de Argentina jamás quiso aceptar,
porque aún escuecen las llagas causadas por la dictadura. Pero,
como dice la canción, nunca es triste la verdad, lo que no tiene
es remedio, si bien contarla sirve para ahorrarse el psiquiatra.
LEVANTE - El Mercantil Valenciano - 14.12.98
Diario de Ibiza -13.12.98
Care Santos
Elsa Osorio ( Buenos Aires, 1952) era hasta
ahora una autora inédita en España, pese a que reside en Madrid
desde hace cuatro años. Alba Editorial acaba de publicar su
sexta novela A veinte años, Luz. La obra llega en un
momento oportuno no sólo por el interés creciente en la
literatura latinoamericana, sino porque aborda el horror de la
dictadura argentina, similar a la chilena. La novela de Osorio se
centra en un tema poco conocido: el robo de bebés de detenidas
llevado a cabo por los militares represores.
Elsa Osorio: "Hay cosas que no se pueden contar hasta mucho
tiempo después".
La primera pregunta es obligada: ¿Cómo está viviendo estos
días las noticias sobre la extradición de Pinochet?
Con una gran esperanza. Lo que hace un tiempo parecía
una utopía, está pasando, y además en España, donde yo me he
instalado. Sinceramente, no me lo puedo ni creer.
No le da miedo que alguien considere que su novela A
veinte años, Luz es oportunista?
No creo que esto suceda. Cualquiera puede suponer que
he estado un tiempo escribiéndola, en este caso ha sido dos
años y medio. Y también porque el tema que en ella se aborda
directamente, el de los bebés robados por los militares a sus
madres detenidas, es algo que ha atravesado la historia de mi
país y sobre lo que no se ha escrito.
Digamos , pues, que su novela es oportuna.
Eso sí. Más allá de Pinochet, que por cierto es un
símbolo, lo más importante es que se vaya a juzgar a todos esos
oscuros personajes que siguen viviendo entre la población,
absolutamente impunes. No todos son famosos, no son grandes
nombres, pero tuvieron responsabilidad en el horror.
Y usted ¿ como vivió personalmente la dictadura de su país,
los hechos que narra su novela?
Como lo que fue, una pesadilla. La novela no es
autobiográfica, aunque tengo muchos amigos y seres queridos que
desaparecieron. Algunos ni siquiera militaban. La dictadura
argentina fue loca en ese aspecto. Yo sabía lo que pasaba, y no
lo negué nunca.
¿ Ha intentado publicar A veinte años, Luz,
en Argentina?
Sí, lo he intentado, pero allí esta novela
molesta. Además a mí me interesaba publicarla afuera de mi
país, porque habla de una parte de la historia que se conoce
poco. Sí se sabe de la dictadura, y más desde el caso Pinochet,
pero poco se sabe del robo de bebés.
- ¿A qué obedeció la elección del tema?
Fue un tema que se me impuso a mí misma. Hablando de
ello no pretendo conseguir nada más que se conozca esta
historia, y alentar a los muchachos que actualmente buscan en mi
país su identidad para que lleguen hasta el final. Mi ilusión
es que les pueda servir de algo.
¿Cree que es un buen momento para hablar de ello?
Hay muchas cosas que no se pueden contar hasta mucho
tiempo después. A mucha gente sigue molestándole tener que
preguntarse. "Y yo, ¿por qué no lo vi?" Ha
utilizado un narrador muy poco convencional, a la hora de
explicar esta historia: a través de un diálogo, Luz, la
protagonista, reconstruye su vida entera e incluso la de sus
padres y abuelos. ¿Por qué utilizó esta focalización?
Me interesaba, sobre todo, el punto de vista de Luz, de
los chicos que buscan sus orígenes. Me llamó la atención la
reacción de algunos jóvenes argentinos que leyeron la novela:
también ellos se plantean cómo se pudo ser tan cruel, lo mismo
que se plantea Luz. Este narrador dialógico me daba la solución
que yo estaba buscando: me permitía diversas ópticas, la
convivencia de diversos narradores, de distintas voces, y
también de una suerte de voz de la conciencia.
Luz es un personaje luminoso. Hábleme de los personajes
oscuros.
Me gustan los personajes con matices. Como el Bestia,
por ejemplo, que es un monstruo, pero que está enamorado, y que
ese amor le lleva a cometer errores. Creo que no hay malos en la
novela, hay personajes sombríos, salvo excepciones.
Tal vez el único malo de verdad sería el teniente coronel
Alfonso Dufau, el militar represor que le roba a Luz a su madre.
Sí, y tal vez sea así, porque yo estaba pensando en
alguien real, concreto, cuando me imaginaba a ese personaje y a
su mujer. Y tal vez también sea mala Mariana, aunque es fruto de
una educación determinada. En ella la ideología trasciende la
cuestión política. Yo quería desnudar estos aspectos, hablar
de los matices del horror insertados en la sociedad. Lo penoso es
que todavía haya gente como ella.
Hay algo de redención a través del amor, a lo largo de la
novela. Todos los personajes ven cosas claras a partir del
momento que aman.
Lo hay, pero no es deliberado. Tal vez sea porque yo
creo, aunque suene un poco cursi, que el amor te lleva a la
verdad.
- Algo que me llama mucho la atención es la ausencia de
referencias políticas concretas. No se habla de Videla, ni de
sus seguidores. Apenas un par de referencias a Alfonsín. ¿ Le
daba miedo ser demasiado militante?
Me interesaba la historia humana donde horror y amor
conviven. No me interesaba ninguna militancia en particular, a no
ser la de los derechos humanos que es la única en la que creo ,
y esa defendí. Sí creo que escribí una novela política porque
digo en ella y con claridad lo que pienso.
Son muy importantes los personajes femeninos ¿ Obedece esto a
alguna razón?
La única resistencia activa que hubo a la dictadura
fue la de las mujeres, las Madres y las Abuelas de plaza de Mayo,
sobre todo, aunque hubo otras organizaciones de Derechos Humanos.
Yo admiro profundamente a estas mujeres por todo lo que hicieron
posible . Y en parte, pienso también que ese amor que en la
novela surge en el horror pasa por lo femenino. Algo de eso hay
en la alianza entre Miriam, la prostituta, y Liliana, la
militante prisionera, madre de Luz. Son dos mujeres que deberían
odiarse y, sin embargo, van a unirse por la ternura que les
inspira la niña.
Hablemos de cuestiones más generales. ¿ Cuál ha sido su
relación con la literatura a lo largo de todos estos años?
La literatura le da sentido a mi vida. Escribo desde
siempre, aunque también he hecho otras cosas, siempre
relacionadas con la palabra.
Imparte talleres literarios, por ejemplo. ¿Cree que a
escribir se puede enseñar?
Se puede estimular la imaginación y transmitir ciertos
conocimientos. Pero, desde luego, yo no le puedo enseñar a
escribir a alguien que no tiene nada que escribir. Por eso me
gusta trabajar sobre la propia persona que escribe y sobre sus
textos.
Usted estudió con Jorge Luis Borges ¿ Me lo cuenta?
Le conocí en unas charlas que impartió, y a raíz de
eso nos invitó, junto a un grupo de estudiantes, a su casa.
Debíamos ir a las ocho y media de la mañana- un horror para
alguien como yo que se acuesta tardísimo- y lo hicimos durante
varios meses. Fue algo maravilloso, porque nos enseñó su amor
hacia la literatura, su dedicación absoluta.
Faro de Vigo - 9.1.99
Alba editorial acaba de
publicar A Veinte Años, Luz, sexta novela
de la autora latinoamericana Elsa Osorio. Escritora inédita en
España, su obra aborda el horror de la dictadura argentina y sus
consecuencias,
tan similares a las que provocó Pinochet.
LOS MATICES DEL HORROR EN ARGENTINA
El sistemático robo de bebés llevado a cabo
por lo militares argentinos centra la sexta novela de Elsa Osorio
( Buenos Aires 1952) una autora hasta ahora inédita en España,
a pesar de que reside en Madrid.
Discípula de Jorge Luis Borges, acaba de sacar A veinte
años, Luz, una obra que llega en el momento oportuno, no
sólo porque entre los lectores se vive un creciente interés por
la literatura latinoamericana sino porque en ella se aborda el
horror de la dictadura argentina.
Fragmento de la entrevista
Son muy importantes los personajes femeninos
¿ Obedece esto a alguna razón?
La única resistencia activa a la de la dictadura fue
la de las mujeres, las madres y las Abuelas de Plaza de Mayo,
aunque hubo otras organizaciones. Yo admiro absolutamente a estas
mujeres por todo lo que hicieron. Y pienso que ese amor que en la
novela surge del más cruel horror pasa por lo femenino. Me
interesan las mujeres valientes, capaces de llevar adelante sus
ideales, sí.
Avui - 7-1-99
( A LA CONTRA)
Quim Aranda
«LA MEMORIA SERVEIX PER PODER RESPIRAR MILLOR»
APUNT
Elsa Osorio va neixer a Buenos
Aires el 1952. Des de 1994 viu a Madrid, on és professora de
narrativa i comunicació. Dos anys després del cop d´Estat a
l´Argentina, el 1978, es va exiliar a París, on va continuar
els estudis de filologia i periodisme. Després va passar una
temporada a Espanya i va tornar de nou al seu país. Es va
doctorar en lletres per la Universitaat de Buenos Aires. Ha
publicat, entre d'altres, les novel·les Ritos Privados,
Reina Mugre i Las malas lenguas. Alba
Editorial acaba de publicar a Espanya la seva darrera obra, A
veinte años, luz, una història que es llegeix com un
«thriller», amb diferents veus protagonistes, sobre el drama
dels fils segrestats per la dictadura argentina.
QA.- Per què cal recuperar la memòria?
EO.- Perqué es necessària. Per a la meva novel·la ho era, sens
dubte.
QA.- Parlava en termes genèrics, no de la nove·la en
concret.
EO La memória és necessària perque, si tot s'amaga, les
ferides del teixit social acaben per surar. La memòria serveix
per poder respirar millor.
QA-- L'Argentina respira per fi?
EO.- Si, tot i que encara hi ha una sèrie de lleis, la de punt
final i la d'obedicència deguda, que fan que convivim amb
assassins que caminem lliures pel carrer. Però encara hi ha
diferències amb Xile, cal no oblidar-ho.
QA.- Quines?
EO.- A l'Argentina els membres de les juntes militars van ser
jutjats pel govern radical d'Alfonsín, cosa que no ha passat a
Xile.
QA.- Però Menem va enterrar el que havia fet Alfonsín.
EO Sí, els va indultar.
QA.- ¿Un pas enrere o només astúcia política?
EO.- Voldria ser objectiva, i desconec les intencions de Menem.
En tot cas, cal dir que els militars a l'Argentina no tenem el
pes que mantenen a Xile .
QA.- Però, ¿va viure l'indult als militars com un
insult a la memòria del seu país?
EO.- És clar. Hi ha gent que n'era partidària, per la
reconciliació nacional, però jo no crec que calgui oblidar ni
perdonar.
QA.- ¿ Caldrà dur tota la societat argentina al
psiquiatre?
EO.- És possible, però sigui com sigui, tot això s´haurà de
resoldre.
QA.- Com?
EO.- Hem fet passes importants. Pensa que, malgrat tot, ara
l´Argentina és una presó per als genocides. Amb les accions de
Garzón contra alguns militars argentins i contra Pinochet, els
genocides , lliures al meu país, no podem sortir-ne.
QA.- Presó de luxe?
EO No ho és tant com es pugui creure , però.
QA.- I la seva novel·la?
EO.- Surt del que he viscut i sentit al meu país. El drama dels
fills de pares desapareguts és ara quan comença a sortir a tot
arreu.
QA.- ¿Una generació d'orfes , gairebé?
EO.- Sí. És terrible. Han passat vint anys de tot allò ,
distància necessària per parlar-ne intentat fer una obra
d´art, però suficientment curta per tenir-la molt present.
QA.- Quina edat tenia quan hi va haver el cop d´Estat?
EO.- 23 anys.
QA.- ¿Sent nostàlgia del seu país?
EO.- M´hi trobo a gust, a Espanya , però hi ha moments en què
no em sento d´enlloc.
QA.- ¿Va militar mai en grups d'esquerra?
EO.- Prefereixo no parlar-ne.
QA.- Per què?
EO Les coses es veuen ara diferents de quan tenies vint anys .
QA.- ¿Tant com per penedir-se de la seva militància?
EO.- No,no. Vaig militar en un grupet d' esquerra, però mai vai
ser peronista ni montonera. El meu grup era una escissió
comunista. Però tots ens vam equivocar en aquells anys.
QA.- Uns més que altres ?
EO.- Sí, és clar. Però ara he vist un exmontonero, Firmenich,
i un militar, Balza, admetre tot això, el que van fer, com la
van cagar, i sembla , tot plegat, bastant obscè . Tantes morts
per a no res.
QA.- El pitjor de tot allò?
EO.- Les víctimes, és clar. Però ara el més greu és que no
se'n parla gens. Ni en cinema, ni en literatura . És sorprenent.
QA.- ¿ Vol dir que no exagera una mica?
EO.- De debò que no. En literatura, l' únic que es ven ara, i
que les editorials estan disposades a publicar, és novel·la
històrica, sobre els herois de la pàtria i coses d'aquestes.
QA.- Però vostè m'ha dit que no s'ha d'enterrar la
memòria.
EO.- És clar que no! Però la gent sembla cansada, no ho sé.
Sembla que no vulguin sentir-ne a parlar més, de desapareguts,
de fills segrestats. És increible! La premsa només parla dels
escàndols menemistes o que un dia recuperarem les Malvines.
QA.- Encara s'ho pensen?
EO.- La premsa argentina ha venut el recent viatge de Menem a
Londres com el principi de la devolució de les illes a
l'Argentina.
QA.- Però A veinte años luz
no surt del no res.
EO.- És clar que no. És el que et deia. Enmig de tanta
confusió, sents un soroll de fons. És d'aquí d'on surt la meva
història, que és la història recent del meu país.
El Mundo - Cultura - 17.1.99
Una novela recrea el robo de niños en Argentina
Leandro Pérez Miguel
MADRID.- Gracias a la tetina de un biberón y a los recuerdos de
Elsa Osorio podemos leer A veinte años, Luz (Alba
Editorial), una novela donde la escritora argentina narra la
historia de una niña robada, una joven que al amamantar a su
hijo intuye que no la amamantaron, quizá porque jamás habría
podido imaginar que su madre, su verdadera madre, le dio de mamar
con las manos atadas. Este párrafo de Elsa Osorio no es
autobiográfico: «En el campo [de concentración] te matan de a
poco, te humillan, te doblegan, te ensucian. Te matan varias
veces. Y esa vida que tenés ahí, yo, si no hubiera estado
embarazada, ya estaría muerta. Ahora entiendo por qué me
picanearon sólo las piernas, trataron de que el embarazo no
tuviera problemas porque querían a mi hija sana para
regalársela a la hija de Dufau». Pero Elsa Osorio, que en
Argentina ha ganado el Nacional de Literatura, además de otros
premios, ha trabajado durante dos años y medio con sus recuerdos
para escribir las 500 páginas de A veinte años, Luz.
«A mí no me ha pasado lo que cuento; de hecho, estoy viva. Pero
eso ha pasado en el tejido de mi sociedad», indica la escritora,
que imparte cursos de narrativa y comunicación en Madrid. Eso ha
pasado. Y de qué manera. «Cuando empecé a escribir esta novela
sabíamos de las historias de la lucha de las Abuelas, y de
algunos casos de niños encontrados, pero nada de estos chicos a
quien nadie busca, por diversas razones. Esa idea me obsesionaba
y fue el motor de mi historia. Traté de ponerme en la piel de
esta chica, de tomar su voz. Y hoy está ocurriendo, hoy hay
jóvenes que, como Luz, mi protagonista, dudan de suidentidad y
van a averiguar a la sede de las Abuelas de la Plaza de Mayo o en
las páginas de Internet si acaso ellos no son los niños que
buscan». Elsa Osorio, además de cómo puede haber vivido un
bebé al que nadie buscó, también cuenta cómo reaccionan
personajes comunes ante el repugnante robo, y cómo piensan
militares que se creen dueños de la vida y la muerte, capaces de
decir: «Con nosotros el bebé va a estar bien, lo vamos a educar
con buenos principios, en el orden y las buenas costumbres».
El País -
Cultura
Elsa Osorio novela el drama de los hijos de desaparecidos
Belén Ginart
Barcelona
Los hijos de los desaparecidos en Argentina durante la represión
militar son los protagonistas de A veinte años, Luz
(Alba editorial), la última novela de la escritora Elsa Osorio
(Buenos Aires, 1952).
La autora ha querido ahondar en una
cuestión de especial actualidad debido al proceso abierto contra
Pinochet. "Durante muchos años, en Argentina se decía que
los desaparecidos debían de ser culpables de algo. Pero es una
situación diferente de la chilena. No podría ocurrir en la
Argentina hoy lo que sucede en Chile con los partidarios de
Pinochet . Para nosotros sería impensable que Massera o Videla
ocuparan cargos políticos". Osorio reside en Madrid desde
hace varios años. La escritora considera que las
actuaciones emprendidas por el juez Baltazar Garzón contra el
dictador chileno pueden funcionar como un revulsivo para que el
pueblo argentino repruebe la actuación de los militares en
Argentina. Cuando las juntas militares fueron juzgadas, salieron
a la luz los mecanismos de represión. Pero había mucha gente
que, honestamente, lo desconocía , y otra que no quiso saber. No
todos los culpables lo fueron por igual.
En A veinte años, Luz, la
escritora trabaja con material ficticio extraído de hechos
reales. La novela cruza varias historias articuladas por un hilo
conductor: el empeño de una joven, Luz -nacida durante el
cautiverio de su madres, secuestrada y posteriormente asesinada-
por conocer su verdadero origen. La joven, Luz, ha vivido como
nieta de un poderoso coronel, integrado en el engranaje de
violencia y terror que provocó miles de muertos. Pero un día
descubre que sus raíces están en otro lugar.
Madres y abuelas
En Argentina, las Madres y las
Abuelas de Mayo han luchado mucho por localizar a a los hijos de
sus hijos desaparecidos. Pero muchos de ellos, por circunstancias
diversas, no tienen quién les busque. "A mí me preocupan
aquellos niños y jóvenes a lo que nadie busca, que han vivido
en el engaño de creerse hijos de quienes en realidad son
culpables de la muerte de sus verdaderos padres. La autora
destaca que su objetivo en A veinte años, Luz es literario,
aunque precisa:" Escribí esta novela porque me gusta
escribir, pero fundamentalmente porque me interesa que se conozca
fuera de mi país la impunidad con la que actuaron estos asesinos
que se consideraron dueños de la vida y de la muerte".
Paralelamente al desarrollo
argumental, la novela es un complejo ejercicio de construcción
literaria. "He trabajado mucho el estilo y la visión del
narrador. Opté por utilizar varias voces y combinar la primera,
segunda y tercera persona porque eso me permite ubicar distintas
voces, como si fueran cámaras. De este modo las diferentes
historias se van entremezclando de forma natural".
El Diario de Ávila
- 11.12.98
El Adelantado de Segovia
- 11.12.98
Nueva novela de Elsa Osorio
La escritora boanerense Elsa Osorio afirmó ayer en la
presentación de su última novela publicada en España, A
veinte años, Luz, que "Argentina, y no digamos Chile,
es un país amnésico, cuya historia ha atravesado mi vida y la
de mi sociedad".A veinte años, Luz (Alba) recrea los años
de dictadura argentina -en los que muchos de los niños nacidos
en los campos de detención fueron arrebatados de sus madres- a
través del personaje de una joven de veinte años.
Expansión -
23.1.99
Una novela con transfondo de la dictadura militar argentina.
R. Gómez / C.Suárez
A veinte años, Luz, de Elsa Osorio, escritora argentina
que reside en Madrid, es la historia de una niña robada en las
prisiones clandestinas de la dictadura argentina, en aquellos
tiempos oscuros. Por suerte, no es una novela política, porque
lo principal son las relaciones humanas, con predominio del amor
entre los diferentes y bien tratados personajes. A los veinte
años, Luz empieza a pensar en su origen, lo que le lleva a
Madrid, en busca de Carlos Squirru. Las historias se entrecruzan,
con intriga. Pero predomina una línea sentimental, como de
culebrón ennoblecido. Ahora que el caso Pinochet vuelve a poner
en primer plano tragediaas que no pueden ser olvidadas, esta
novela es una manera artística y sentida, sin saña, de ajustar
cuentas con el pasado.