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Se barajaron lugares posibles donde reunirse: en el parque de la avenida Salaverry, la casa de Stanley, Carlos Becerra o la de Lalo Castro. Y ya saliendo del INC, la mancha inició su marcha, la Gran Marcha hacia la casa de Carlos, a medio culo de distancia. La noche hasta esos instantes había sido un tanto pendenciera pues casi al final del recital (el último viernes 13) apareció en la puerta del improvisado auditorio - o sea la biblioteca, shoteados por el director y el Happy Bhirthay del tatarabuelo Nixa celebrado en el primer piso. Y decía, apareció en la puerta el "diablo" Juan Ramirez Ruiz, borracho como una botella de cañazo, para que alguien de los muchachos le haga una pregunta, "la más difícil de su vida". Se creía lo máximo, la enciclopedia Océano, la misma cagada. Y sin embargo ante la pregunta de quién era él, hecha por uno de los invitados al evento, éste volvió a solicitar la pregunta del millón de dólares. Pero la misma pregunta retornó a él y no le quedó más que carajear, diciendo que todos los que estaban allí eran unos huevones, como si en sus ojos tuviera rayos X y a toda la mancha los hubiera visto calatos, mismo Superman. Y como si también se hubiese visto calato, el "diablo" se esfumó sin dejar de maldecir. Su cola la llevaba entre las piernas. Pero la noche todavía estaba pito. Tanto así que estando cerca de la toja de Carlos, los doce patitas se detuvieron para saber en que situación logística, etílicamente hablando, se hallaban. Dos rones. Había billete sólo para dos rones y, un Tang. Y los fallos? Nada que ver. Poco arsenal bélico para una noche apretadita e inconmensurable sin duda. De modo que decidieron comprar un Pomalca y un Tang y Dandy Berrú, el narrador de los 21 grados, fue en busca - junto a Joaquín Huamán, por siaca se quede - de un botellón de llonque, del firme, el de 21 grados. Y mientras esperaban el contingente bélico apareció el ángel que faltaba, David Novoa. Metidas sus manos en su desvaída casaca marrón, jeans azul viejo y sus clásicos bolseíes se acercó sonriendo, haciéndose el que no escuchaba las preguntas o miradas de a dónde diantre te has metido huón. A poco rato llegó el botellón casi lleno y la noche se puso coquetona, interesantemente coquetona. Y poco a poco las horas se irían haciendo humo. Las trece puntas entraron a el jato de Carlos - su mami y hermana estaban tutu meme, es decir, estaban en otra dimensión - y se apoderaron de la pequeña sala donde el espacio apenas les dio cupo. El Pomalca se deshizo entre comentarios del recital, recordando sobre todo a "la palta", de un patita estrafalario y algo trastocado cuya convicción de ser poeta e intelectual no haría dudar ni hacer sonreír de ello, siempre y cuando no leyera sus horrorosos mamarrachos y menos aún siempre y cuando no hiciera ningún comentario respecto a cualquier tema. Era todo un cague de risa. Tal es así que ese día, después de ser anunciado se puso de pie dentro de aquel terno azul, modelo 50, tiró una mirada relajada al poco público mientras saludaba y, pegando a sus labios una vieja reportera inició su propia presentación: "Hoy 13 de setiembre de 1996 va a exponer conferencia, está el joven poeta e intelectual Marco Ramirez..." Y luego se mandó la lectura de un rollo desconcertante. Que unas chicas se derretían por él, pidiéndole aunque sea un beso e incluso se una a Arboleda porque ese mismo año viajaba a Australia. Naturalmente, nadie creyó en el viaje ni en su irresistible sexappel. La jarra dio una, tres, ocho vueltas picando cada vez más a la muchachada. Rubén Mesías botaba de cuando en cuando sus chanchitos, sintiéndose ebrio y con todas las ganas de seguir insistiendo (o jodiendo) en que Richard Trigoso le haga dibujos a sus cuentos. Pero éste sólo absorbió su fallo y un ajá tras otro ajá resultaba estratégico. "Ya calla, Mesías", "Sí, cállate, hablas mucho", "sí, como Heredia". El aludido, desde un rincón - hablando seguramente de rasgos moriscos, el temperamento de los vascos y que mejor dicho, mira este cacharro que tienes enfrente, no es acaso uno de aquellos - se hizo el de los oídos sordos entre tanto Luis Cabrera estaba confundido, palteado dentro de aquella mancha tan locuaz, beoda y heterogénea. Eso era por un lado. Y por otro lado de la sala. Dandy, Juan Montenegro y Carlos, sentados cual tres tristes tigres, observaban las voces de sus patas. Y Stanley? Cerca de ellos, ubicado bajo el umbral de la puerta de salida, sintiendo detrás de sus hombros la exhalación fresca de la noche. Ni un salud, compadre. Bastaba que el trago siga en un solo sentido , aunque Hugo Rojas se sirva como una nena timorata o Cabrera Vigo pase la jarra tal y como le vino. De Novoa ni hablar. El hombre no mezclaba el grass con el trago corto. Excepción válida? Probablemente. El hecho es que en aquel mundito no existía dictadura ni fascismo. Sólo había democracia pura, es decir, anarquismo y poesía, y vida, y pásate ese fallo antes de que desaparezca. Mas la noche se fue excitando, tornándose en madrugada. Los muchachos hicieron todo lo posible por complacerla y sobre todo por compacerse a ellos mismos (bien machistas los tipos) Hablaron de todo lo que se les venía a la mente: El nivel cultural está hasta el culo, Conan Doyle es los máximo (Mesías), qué es poesía y porqué la escribes, la alienación de mierda y, que deja allí el foco apagado, sí, sí, déjalo apagado. Alguien había presionado el interruptor por casualidad y tambén por casualidad les ofrecía a la mancha una extraña imagen de la damajuana, irradiando un aura de miel - no captada por la cámara fotográfica- a través de la luz que reflejaba la luna. Y desde entonces la madrugada no sería otra cosa que una blanca yegua, húmeda y jadeante. La muchachada, una vez mas iluminados por el foco, se mantuvieron en silencio por breves segundos hasta que uno de ellos, a iniciativa de otro, encendió un fósforo y el pitillo de grass empezó a circular. El instante de llegar al punto exacto de la meseta donde la noche desvestida en madrugada, conseguiría el orgasmo esperado, se dejó vislumbrar. Tenues sierpes de humo pútrido iniciaron su ascenso muy lento en aquel universo alucinado. El piso se deshizo bajo los pies mientras el cielo caía por pedazos, enfermo de lepra. Y lo que sucedió después, si no fuera porque este iluso cronista era uno de los trece patitas y, sobre todo, sino fuera porque el susodicho no crea que lo anterior sea de la incumbencia de usted, inesperado lector, bien podría saberlo. No obstante, antes de terminar este escrito, el mismo sujeto desea contarles algo. El grupo entero, pasados pocos minutos del ritual, hicieron un collage de ideas, impresas todas ellas en una pizarra acrílica y luego, en una actitud todavía espamódica regaron versos sobre el afiebrado cuerpo de la madrugada, componiendo dos poemas, uno hablado y otro escrito. Y nada más, llegadas las 5 pm. la reunión ya había terminado y el botellón vacío yacía hecho trizas en una avenida que nadie recuerda. De todos modos, inesperado lector, guardad celosamente el secreto de Humo de Madrugada y que en el mejor de los casos la noche de hoy os sea propicia. |
La poesía es como el trago, cuando te coge ya no eres consciente de tus actos (Richard Trigoso) Enciende tu presencia al pie de una piedra negra y revienta en medio de la mar de las pasiones (Dandy Berrú) Como el día cruel de las carcajadas de mis huellas (Juan Montenegro) Siento en tu sexo el orgasmo de otro hombre que fue más que yo (Carlos Becerra) De un canto, barrer todo aquello que se levanta y crece observando (Luis Cabrera) De aquel trago de ron que me atrae tus pechos lejanos de mi ardor (Hugo Rojas) Estoy contento con la cojudez que me han metido con Coca Cola y la Pepsi Cola (Wilbor Tirado) Y los ojos sólo miran, es la burla que no mata pero advierte (Lalo Castro) EL CIELO ES IMPARCIAL (David Novoa) Campo de ojos ciegos (Joaquín Huamán) POESIA = NADA THE END (Stanley Vega) 1.15 a.m. |
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¿Qué mundo se me ofrece para vivir? ¿El mundo que tengo al frente de mis ojos? ¿No hay otro? ¿Estoy bromeando? ¿Es este mundo de miserias, frustraciones, engaños, falsedades el que me ofrecen? ¿Significa que tengo que volver a mi mundo interior? ¿Pero el mundo se va a ir al diablo sin que yo haya hecho algo por él? ¿Qué podría hacer alguien que se ha abandonado a sí mismo? ¿Me importa la gente? ¿Amo a mis semejante? ¿Me amo? ¿Puedo quizás encontrarme en los demás? ¿Existen los demás? ¿Existo? Ahora. Cuando eras niño. No. En todas las esquinas. El mismo valor de las preguntas. Tú debes conocerlas. Hay tantas como las estrellas en el cielo. Es el comienzo hacia ti mismo. Sí. Es saber que la muerte puede vencerte en pleno combate. Querer es poder, dicen. Iden. El mundo que ves al levantarte y al acostarte y al acostarte. No hay otro. No hay otro. Me gustas cuando bromeas. De eso y mucho más. Es urgente que lo hagas. Aunque tú no existas. Encontrarse. Ellos están en ti. A veces los desprecias: no quieres conocerlos, no quieres conocerte. Crees en tu vanidad y eso no te deja ver la realidad en ti. Tú eres el espejo de los demás y ellos de ti. En la propia medida en que tú existes. Existes pero no eres. En plena madrugada, cuando la noche lanza sus mayores alaridos, a uno le asaltan las palabras ahogamiento en exceso debajo del mueble donde sentado el mar mueve sus manos hacia la ausencia en pleno día de estrellas de tiempos de magnolias dormidas bajo la luz de tu lámpara vertiginosa en tu mirada sopor de velero lanzado al vientre de las hojas que se elevan mientras caes como árbol al olvido del viento soplando por las tardes de invierno no debí ausentarme desde el inicio por qué crecí y porque sigo creciendo como mala hierba entre el pecho de mami- amanecer crecer hasta ser pequeño e insignificante como el ozono de fin de siglo como la poesía abandonada en algún rincón silbando la canción de tu corazón encontrarme despavorido inerte sobre el césped rayando la brisa con crayolas sin color un montón de palabras para no decir nada preguntas incrustadas en el ocaso derritiéndose como helado de pena nada es real ojos cerrados quieres jugar aún es temprano y la muerte descansa en la lluvia decir que te amo terminar el juego comenzar de nuevo regresar aquí mismo se levanta la piel escribir significa correr tras la ola que retrocede y vuelve hacia ti inundando tu cuerpo-arena carne vértigo poner aquí a la siguiente pieza de morir sabiendo que nada valió la pena excepto las hojas en blanco sobre los ríos impetuosos las miradas de mujer desde una foto al fondo a la derecha doblar aquí ver la hoja en blanco abismo a domicilio que hago escribiendo en plena madrugada jugando con estas piezas queriendo construir mi interior desordenado por sueños encontrados en las esquinas del mundo en la alegría de los muchachos que celebran la vida ignorando la muerte un sábado cualquier día antes que la noche lance sus mayores alaridos. Cuando me preguntaba sobre la sabiduría de los árboles y de cómo podían soportar el peso de los nidos con los polluelos esperando ansiosos la llegada del alimento, cuando me parecía que el sol era un gran yo-yo que alguien lanzaba al mar, cuando estaba seguro de que volar con la capa que mami está cosiendo entre los bostezos y amor y hojas de otoño, cuando, en fin, el mundo solía dar vueltas como si fuera parte de una gran ronda, era yo un niño que también dibujaba boas comiéndose elefantes y que los adultos llamaban sombreros. Eso fue hace ya muchos años. Sin embargo, ahora me atrevo a jugar con las preguntas y respuestas como si fueran piezas de play-go para que los niños grandes como ustedes, tiernos lectores, armen pacientemente; y aun más: se permite crear nuevas piezas con el único y maravilloso fin de que el juego sea interminable. Así queríamos, cuando niños, que fueran los juegos. |
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Por: Duncan Sedano Vásquez
Para quien desconoce el olvido
es esa cárcel sórdida donde violan y se esparce el tifus y de la cual absolutamente nadie puede huir. Yo que después del lapso breve del amor
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Por: Luis Cabrera Vigo
Deambulando por los parques
voy perdiendo las huellas del primer rostro que me asignaron No encuentro el fotógrafo que logre retratar el oculto ser que vive en mí No confío en ese rostro que se dice mío Cada mañana me fatiga un rostro
Por: Luis Cabrera Vigo
Soy un ser humano:
me descrubro un hombre de dos manos dos pies dos orejas dos ojos. Me descubro así asombrado de lo que me rodea Me descubro pensando escribiendo cantando delirando. Nombro lugares colores olores sabores. Nombro pájaros nubes mujeres árboles ¿A quién le hablo? ¿Hay alguien ahí al otro lado? Quisiera creer que al otro lado pueden escucharme que no estoy solo ¿Existirá al otro lado una mente que nos entienda? Con quien hablar de mares orejas pájaros mujeres Toc toc suena hueco vacío Toc toc ¿Hay alguien ahí? |
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Por: Laly Pereira
Como la primera, última gota de garúa
te recuerdo, abrazando hojas, siendo viento. Cada vez que me pierdo en el santuario del río esperando la paz, los saltamontes mojados, esperando tu tarde de olvido, de fuego, de rumba para morir junto a mi féretro. Oh, visítame con tus ojos vivos, relámpagos enterrados. Si quieres con tus cuadernos de poemas pero sin esa faz triste donde la noche y la mañana se descomponen. Oh, disfrázate de mí, festeja la vida para vagar en busca de tu otra partida, esperando tu tarde de olvido. Desde el veneno muerto y callejero de la noche, en cada mano como dos piedras casi ardiendo nuestros corazones. Ojos que esperan el gol de la vida, estrella sin nombre como hiedra reseca y semidormida. Otra vez te digo, disfrázate de mí, de todos para esperarnos cada tarde en la piedra del olvido. |
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Por: Juan Carlos Flores Tucto
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Por: Arturo Rodríguez Serquén
Y sacaron de su costillar a la mujer
Que vendría a ser su compañera para siempre Y de la mujer, de su tierno corazón, sacaron una pulcra y hermosa guitarra También agregaron un perro para cuidar la entrada de sus sueños Por eso debajo de los balcones, un estoico trovador soporta la lluvia Es el mismo caballero nocturnno que escribe en las paredes Saca finas melodías a una guitarra que llora con él Y la guitarra se enternece enrrollándose al tronco de un árbol Se combea infinitamente Se funde con el guitarrero Formando un nuevo ser cuyo perfil pude verse en noches tibias Semejando un candelabro plateado brotando centellas El día fue formulado para serlo
Por eso la mujer está condenada a sucumbir con canciones
Culminada la labor, el trovador tendrá que enfundar
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Por: William Celis
Pensemos en los cuerpos solitarios
en sus ronquidos tiernos en la noche en los poros de su piel cada vez que despiertan y una práctica onanista les llama a tocarse debajo del ombligo Pensemos en la hosca cigarra de la soledad
Pensemos en los cuerpos solitarios y amémoslos
Sepamos del payaso que hay en los cuerpos solitarios
Pensemos en esos cuerpos solitarios
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Encasillados en nuestros libros de secundaria y parámetrados
en la Iliada y la Odisea, generalmente la mayoría de personas cree
que dicha guerra -la de Troya- no es más que
una confrontación entre griegos y troyanos, surgida a partir
de nuestras debilidades humanas, cosa no del todo cierta. Es más,
hay la posibilidad de que esta guerra haya sido una guerra mundial, la
Primera Guerra Mundial, ya que durante esos diez años de pugna,
muere gran parte de los pueblos del entonces Mundo Civilizado y tres continentes
conocidos luchando por o contra la ciudad del rey Príamo.
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Antes de abordar las opiniones de Rubén, que por cierto y pese a todo son las más significativas del mencionado fanzine, debo expresar mis más ansiosas ganas de que este escrito sea breve. Y ahora, yendo al grano y para ser lo más explícito posible voy a citar lo dicho por Mesías e intentar dejar en claro todo ello: "Casi nadie conocía las profundas contradicciones ideológicas habidas en el interior de la revista" (inicia su artículo). Contradicciones de ese tipo las hubieron. Y las seguirán habiendo probablemente. Además, es lo más natural y saludable, estimado Mesías. En todo caso, usted no hubiese subido a la mula de la cual luego fue arrojado. Mas estas contradicciones no se dieron "en el interior de la revista" sino en el interior de la movida literaria y artística Arboleda, que es un asunto a tratar y explicar en otro momento. "Se buscaba construir una identidad que sustentara la fama lograda ante el público" (dice luego) ¿Construir un identidad? ¿Se buscaba construir? Pero acaso no se ha puesto a pensar en que tan cierto es esto. Usted pluraliza estimado Rubén. Y que yo sepa - gracias por hacer recordar en la novena línea de su escrito - Arboleda no es un grupo. Es algo más que eso. Nada de homogeneidad ni estereotipos. Y si hubieron búsquedas, o mejor dicho, propuestas para lograr una mejor organización - sobre todo en los eventos-, estas fueron individuales ocurridas de manera aislada. Entonces, si no hubo tal búsqueda (la de construir identidad), tampoco hubo aquel intento de sustentar dicha fama (vaya frase). De algún modo nuestra identidad estaba ya en proceso, siendo la literatura el punto inefable de unión y la informalidad, una de nuestras características. Y el público, el poco público ha sabido identificarnos en poquísimo tiempo. "Lamentablemente existían demasiados obstáculos para conseguir ese objetivo... el más importante fue la callada oposición de Stanley Vega a elaborar un manifiesto común que transformará radicalmente la orientación que la revista tenía hasta entonces". Uno: Exagera obstáculos. Dos: Este objetivo, como renglones arriba se aprecia, no ha sido buscado ni mucho menos planteado. Y tres: elaborar un manifiesto común, existiendo contradicciones ideológicas, tanto filosóficas, estéticas y sobre todo políticas, resultaba complicado, prematuro e intempestivo. Muestra de lo prematuro sería las causas sucedidas en aquel intento: ocurrió el cisma y junto a ello la intempestiva y pseudocontestataria aparición de un manifiesto a nombre del grupo escindido. No obstante cabe terminar esta objeción con la siguiente pregunta. ¿la orientación manifestada hasta hoy en el "vocero oficial" del nuevo grupo se ciñe realmente al hecho transformador expreso en su manifiesto?. Sea lo que fuere, deje ya de referirse a la revista como si se tratara de un gremio literario. "Para Stanley Vega el ejercicio literario es simplemente un mero instrumento de autocomplacencia, escribe para sí mismo, divorciándose, de hecho, de cualquier finalidad más trascendental" (instante en que "nos explicamos", se explica, mi apatía). Escribo para satisfacer las necesidades fisiológicas de mi espíritu, necesidades gestadas durante la existencia y la contemplación del entorno humano. Y si es que en el desarrollo de ello no se deja vislumbrar otra finalidad más trascendental que la atribuida, que no sea yo y ni mucho menos usted el que lo indique. Dejemos que el tiempo y la historia se encarguen de ello. Y en lo referente a su explicación, esta donde es facilista y por lo tanto superficial. La apatía no existe allí donde extiende sus ramas la invención. Es evidente (prosigue) que una actitud como ésta se contradice con el ideal de un grupo que busca principalmente la participación de sus miembros a través de un debate democrático ¿Ideal de grupo? Pero si acaba de obviar este último término considerándolo inapropiado. En consecuencia, mi actitud no se ha contradicho pues no hubo aquel ideal. Y en cuanto a la participación de los muchachos, ésta siempre ha sido democrática. Otra cosa es que algunos hayan omitido la polémica, optando por el silencio o el clásico maleteo. Y hasta aquí mis objeciones, que a decir verdad, no han permitido que este artículo sea breve. En lo que sigue del texto citado, Rubén Mesías intenta "reforzar" sus apreciaciones dándole un cariz melodramático a la situación actual de Arboleda (tema a tratar en posteriores fechas) y no satisfecho con ello, también intenta zaherir solapadamente a algunos de sus antiguos compañeros, infiriendo a destiempo y ocasión diversas actitudes. ¿Y todo para qué? Pues para ganarse la simpatía del nuevo grupo autodenominado contracultural DKVS.A. Mas eso fue ayer. Hoy, nuestro estimado amigo Mesías ha sido defenestrado públicamente y no sé hasta que punto pueda seguir creyendo en que este grupo "apunta a renovar la movida literaria". Obviamente, lo primero que tienen que hacer la mayoría de ellos es aprender a hacer literatura. Y esto es, si es que la literatura es aprendida. NOTA: Después de misa no habrá movilidad. Es decir, no habrá respuesta alguna a cualquier comentario que motive el anterior artículo. A fin de cuentas toda discrepancia ideologica no es una gran huevada, pero si una gran frejolada bailable. Y sobre estas cosas muy bien sabe nuestro amigo Mesías que aparte de seguir alucinando argumentos para su futuros cuentos continúa colaborando en esta revista. A las ideas lo que son de las ideas y a los patas lo que son de los patas. Después de todo los DKVESA parece que ya se hastiaron de estar en tal posición. Obviamente la efervesencia o la pose o todo acto intelectual es pura mierda. |
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Nadie en el navío supo de
su voz hasta que su canto fue oído desde la Isla del Olvido, donde
ha permanecido enclavado lustro tras lustro. Su cuerpo no fue visto,
pero el viento boreal trajo la noticia de que un 5 de Febrero, año
1960, él, Alberto Mazzochi se había suicidado en la ciudad
de Córdoba, lugar donde nació. Era su segundo intento
y apenas habían transcurrido 4 meses y 15 días desde el día
en que cumplió los 22 años.
Y desde entonces su espíritu camina leyendo en voz baja a Dylan Thomas o en el mejor de los casos recitando a toda voz sus propios poemas. Mas nosotros sólo hemos hallado a orillas de un arroyo de la isla este poema que a continuación reproducimos en son de recuerdo u homenaje o lo que diantre sea. Olvidaba decirte
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"...Y sucederá. Cuando nadie nade haya
logrado entender tu melancolía llamarán a tu puerta, insistentemente.
¡Sonríe! Ha llegado la soledad"
Hoy ha empezado a llover, es viernes. Otros murmuran deprimidos que es veintiocho de enero, y hay otros que melancólicos sólo dicen mil novecientos noventicuatro. Lo cierto es, que es un día opaco, la lluvia pretende darle una imagen de alegría. ¡Qué frustrada tarea la de ella!. Sus tediosas gotas infinitas, excitadas y ciegas, caen desordenadamente sobre el piso, las bancas, las flores, las cabezas calvas y pelucas, incluso, sobre las húmedas narices y doradas mejillas de algunos semblantes sonrientes. Humedece sin reparo los muslos blandos y lampiños de las muchachas atrevidas. Lluvia lluviosa, díscola e innecesaria, has hecho de este día triste, extremadamente triste. Inoportuna lluvia. Agudizas vacilaciones de los latidos testarudos, estropeas sin escrúpulos las tentativas suspicaces de las mentes que al acecho están. Febrero ya viene y enero se va. Jocoso enero, largo como una tenia solitaria y como una anguila veloz. Febrero sospechoso, indiscreto e inoportuno, llegas tarde o a tiempo, la verdad es que no se sabe, pero vienes maldito febrero. ¿Qué traes en tus bolsas ventrales, en tu buche relleno y en tu lengua sanguínea, filuda y venenosa?. Dijeron que el cielo se acaba, que los cursos han caducado y se marchan a paso marcial como gallardos uniformados, dejando indeleble sus adonizadas huellas de azul y rojo. Azul como un cielo sarcástico y rojo como monstruo tardío y doloroso. Las caras tristes, somnolientas y aburridas. ¡Qué pena! ¡Qué vergüenza! ¡Qué horror! Veinte años tristes. Diecisiete años melancólicos. Diecinueve años preocupados. ¿De qué? ¿Quién sabe? ¡Ah!, enero vetusto, de treintiún pestilentes arrugas, tú sabes por qué. Lo has vivido, eres cómplice de los bolígrafos furtivo y de las manos conspiradoras, madrugadoras e infatigable. Tú sabes enero, lo sabes todo. En el baño de hombres entró una muchacha y salió salpicada, en el de mujeres entré yo y salí cansado. Ayer estuve deambulando entre el conjunto fusionado de casas, calles, orates y basura "Ciudad de la Amistad" !ja, ja, ja!. Entre el rídiculo silbato de un casco blanco de ojos legañosos. La bulla, la vocinglería, el hedor y un sacerdote, dábanse la mano, olíanse y ¡Oh qué bien!, coicidían en muchos aspectos. Vi el cielo y me pareció ver la cara desfasada de una virgen a punto de pecar. Recuerdo que no hace mucho, entré a misa y me espanté al ver una sotana airada que bailoteaba al ritmo de un torpe caminar apresurado, desafiando a los ojos cándidos, de cegatonas viejas, señoronas o... y... y/o estúpidos santos de yeso pintado. Las velas temblaban o gemían quizá. ¿Quién sabe?. Los cursos y el cielo. Los cielos y el curso. Enero y Febrero, van y vienen, vienen y van y no volverán. Quedarán estampadas sus deletéreas huellas tiránicas. El siglo, el milenio, ¡Oh Dios! ¡Dios oh! ¡Qué chiste!. Todo se va, pasa y no regresa. El cielo, el curso, el año, el cólico, un coito, un tombo. Han dicho, dijeron, dicen que todos están jalados, excepto ella -tiene buenos pechos-. Oh flor amarilla. Flor bella, bella flor, del Edén ha de ser. Hermosa, atractiva, pendeja. El cielo está nublado. El bodeguero de a lado: "No me jodas", yo: "Fíame un pan". No comí ni comeré. Muerto estoy, muertísimo. El curso, el cielo. Están jalados, jaladasos, jodidos hasta las trolas. Me rasco el falo sin que tenga motivo para ello. No sé que me dijo la gorda esa cuando se me ecercó -sus labios brillaban- y me mostró su ancha lengua colorada, húmeda, con residuos gelatinosos, pegajosos, como goma colorada, y tosía a menudo. Gorda picarona, gorda insaciable, bebe y bebe y no se llena. Succiona también. Pide más siempre, como las monjas, como los curas, como los santos. De madera es la cruz y los registros -de notas- de papel. Enero y febrero, cómplices de la complicidad. Enfermos sin remedio, remedios desahuciados. Me falta puntaje. Todos se miran, murmuran y mierdean. Qué palabras feas dicen, hablan, gritan. No hallan solución. Ella quisiera levantar sus telas y mostrar su oculto vello triangular y húmedo. ¿Salvará el curso? Eso es seguro. Recuerdo que ayer me olvidé de lo que hice. Una flor, el arco iris. El policía me ha mirado con sus ojos enceguecidos y su huecudo cerebro de pavo. Lo saludé, soplaba el pito, me contestó con el ano. Frunció el ceño sudoroso y levantó sus afeminadas cejas pobres, casi lampiñas. Me palpé la nariz y los huevos, duros como mi corazón. El rojo, el verde, el ámbar. Bailan, juegan, el policía mecanizado, el mototaxi, un escolar a la carrera, una loca pestilente con sus tetas descubiertas, un silbato, una pedorreta, un claxón. El rojo, el ámbar, el cielo, el amarillo, amarillo como uniforme patriótico, patria querida y adorada como una ensalada. El curso, enero y febrero. Me faltan puntos, tres, dos, cinco. Hoy he visto caras tristes, caras tristes me han visto. Tristeza triste, has invadido los rostros bellos y pintados de ellas y los tensos de brillosos ojos encolerizados de ellos -y los míos-. Un ciego: ayúdame, un cojo: cárgame, una vieja: guíame, un sacerdote: póstrate. ¡Mierda!. El sol no ha salido. Bendito seas hijo de Dios, el pan vendrá y nunca más faltará. Me faltan puntos, no hables así. Respetar debes con esmero los ajenos conceptos de los profesionales emulados. Adiós, adiós que te vaya bien, cielo cacareado, enero manoseado y notas eyaculadas. Me faltan nueve puntos, te jodes, jodido estoy, ayúdame virgencita, apiádate de mí, tu genuflexo siervo. Compraré velas, mil velas, diez mil o un millón, tú sabes para qué. Todos ustedes saben para qué. Que no quiso dijo, treinta soles no, muy poco, con esos números no trabaja, cuarenta tampoco, cincuenta menos, sesenta aproximadamente. El sol no quiere salir y la lluvia ha cesado pero sigue mojando los pechos sobresalidos y las nalgas abultadas, un palmazo, dos palmazos. A lo lejos música lejanamente extraña, un disco, un radio, un grito. Un marido penetrando a la cuñada en el dormitorio de la suegra. Nueve puntos endemoniados, endemoniados nueve puntos. Sesenta soles es poco, ochenta dijo el pendejo. Maestro con eme, eme con maestro. Padre, padrecito, préstame ochenta soles sino me jalan y no vendré a misa. Padrecito ¡Por favor!. Sigue nublado. Una chica recibe una bofetada de su novio, una abuela un puntapié de un uniformado y "La lucha continua" y "Viva el pueblo" Padrecito, tiene sus pies que apestan, sus manos huelen a semen, el evangelio las ha contaminado. El Nazareno fue a visitar a Satanás en su reino. Satanás, Satanacito, préstale ochenta soles, satanacito tu eres el rey de los reyes. ¡Salve satá! ¡Muera el Nazareno!. Las ollas están vacías y "Pásame la hache" miasma y más miasma en palacio, en el congreso la añagaza del candidato favorito sabe a miel de palo, de palo grueso y erecto, con picaduras de zancudas pechudas y caderonas. Un perro mea en el plato de un pordiosero, el perro recibe un firme puntapié en el culo, una abuela lo pateó. Dios mío ¿Dónde hay ochenta soles? Ochenta soles hay donde mi Dios. Hoy soñé con Susana, mi desencadenada Susana. Vi sus erectos pechos y su hambrienta lengua angelical, divina. Su mamá me gritó con voz de vampira frígida. Ella, Susana, no le hagas caso me decía, ven, acércate, pálpame, hazme daño, sángrame, no tengas piedad. Una torre fue dinamitada, una gaviota lleva un martillo y un gallinazo una hoz. ¡Caramba!. Está volando la revolución. ¡Viva los trece añoss de guerra popular!. Dice la pared de una casa de una puta. Putita linda "postula" me dijo una vez luego de un intenso ajetreo sudorífico entre las manchadas sábanas de un hediondo hotel. Susana, susanita. Mis labios engolosinábanse con su endurecido y lubricado clítoris diminuto, conversaba con él, él conmigo, me contaba los secretos del índice pervertido, del jabón y de la vela. Ah, ya sé. "Viva la lucha de las luchas por la paz". Un ja, dos ja, tres ja. Ochenta soles, ochenta solecitos, vengan ya. Testaferros, vasallos, reptiles, futuros profesionales, profesionales presentes; Pasado ya no hay. Títulos he visto en las alcantarillas, en el wáter público, como toallas higiénicas y como anticonceptivos. Te jalan, jalado estoy. Ya sabes, ochenta soles y serás profesional excelentísimo, diputado, diplomático, presidente de toda la nación. Entera nación corroída por ochenta soles, generaciones engusanadas por ochenta soles, dignidad violada por ochenta soles. Un pájaro ha silbado, se ha burlado de los ochenta soles. Satán, satán, Nazareno, Nazareno, hagan un convenio, firmen un acuerdo de paz ahora, hoy y siempre. Paz, paz y más paz, no pasen carajo. Dialoguen sordos, hablen mudos, respeten canallas. Si juró, si juró, disolver lo disuelto disolvente. Noventa u ochenta, ochenta o novena, cambio, cambio, dólares cambio. Oriente y occidente. Se ha acabado el cielo carajo. "Papa", el cadáver del pueblo pide "papa". No hay papa, tecnología, papa, papa, papa. Honradez, a Italia vamos, hay papa, papada, Vaticano, vaticanito - cayó - Un bus. Dos bus, tres bus. Bendición, el cielo, cielo él. Vamos al mundial, tengo setentinueve soles, gracias Satán, Nazareno gracias. Setentinueve soles. Ochenta soles o te jodes. El cielo está lindo, estaba lindo, falta un sol. Sol. Solecito, solcito (¿?). No ha salido el sol. A la bazofía politiquero, necesito un sol, un sol solamente. Un silbato, una mano palpó el glúteo derecho de la uniformada, sonó un tiro ¡Ay! gritó un marica cayó una yuca. Dio mío, ayúdame, dame un sol. Hasta las dos el plazo, plazo él hasta las dos. "Aguanta guardián decía mi abuelo. Los evangelios alientan el hambre, la miseria y la estupidez. Viva Saulo, muera Nerón, Viva Nerón, muera Saulo. La verdad es una sola ¡Soy inocente! ¡Habla mierda! Se va enero, ya sale, con un trasero triturado y abierto. Un sol y un once. Un once por un sol, un sol por un once, continúa jodiendo (ocho de agosto, cinco de abril, veintisiete de setiembre). Un sol por el futuro, el once por el título. He triunfado, la vida me sonríe y el sacerdote murmura. Lo mandé al diablo. Perdóneme padrecito. Lo amo como se ama a la menopausia de la suegra. Mea culpa, culpa mea, máxime tautología hedionda, un sol, viva yo, un sol me encontré, un sol en el bolsillo de un borrachito que se quedó dormido en la última banca de la catedral, la misa lo durmió. Profesor - profesor con "pe". ¡Véndame un once! ¡Toma hijo! - hijo a tu madre-. He triunfado, tengo once, seré profesional. Estoy soñando, soñando estoy. Encontré el sol. Me faltan los setentinueve soles, los perdí todo ¡Mierda! mierda elevada a la octava, ocho veces ocho. Setentinueve soles es imposible, mi ruina. La lluvia empezó a caer del cielo, de los ojos, del alma. Conchas conchas ¡Benditas sean las madres!. Salí a caminar, la universidad está lejana. Las calles, los noctámbulos, el sol, la luna, una cachetada ¡Documentos! ¡Acompáñame!. Perro, perrazo, perrísimo. Te jodiste. Cruzo la calle, apresurado, pasos largos, larguísimos, salto, tropiezo y piso caca. Moderniza-ción educativa. Caca fresca, brillantes aromática, en medio de la calle está, en la raya blanca, una gringa aprieta la nariz, un panzón escupe. Moralización moraliza-dora. La caca está fresca, una monja besa el crucifijo, calientita, un alienado sonríe. El sol calentado está, se ufana de ser sol caliente...en medio de la pista está, en la raya blanca, llamativa, un padrecito se acerca, se inclina y la bendice. ¡Ah!...debe ser una mierda neoliberal. |
La habitación iluminada al abrir los ojos, todos extraños, no recordaba como habría llegado a la sala de observaciones ni entendía por qué era uno más en la habitación, a pesar de ser él el examinado, lo único que recordaba era el lecho de ser creador de un universo pidiéndole perdón minutos antes de su destrucción. II
III
IV
V
* Rizla: papel para hacer cigarros
VI
Cae, cae. Gritan: Ixo ven, vuelve. Se vió niño y gordo, gordo y torpe, delgado y pocero, joven y avergonzado, amando tantas veces, matando a todo, haciendo el amor sin amor y en la profundidad: ella, con la mirada increíble pero igual de deseada. Y siguió cayendo, vio su estrella alejar y se vio alejando en ella, cada vez más, más, más. VII
VIII
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El juicio de los literatos jóvenes está construido generalmente
en base a una abstracción demasiado restringida de la realidad que
perciben. Precisamente esta convicción empírica convierte
cualquier debate ideológico en una eterna discusión bizantina
sin ninguna conclusión a la vista. Evidentemente no cualquier
persona es aficionada a los debates filosóficos y se comprende,
porque cuestionar el estado de la realidad es una tarea que se rechaza
por pura pereza mental: el vértigo de la vida nos ha convertido
en cómplices de su absurdo. Pero quienes son sensibles ante
esta ambigüedad existencial, y han participado en esos coloquios,
habrán advertido que los puntos de vista propuestos difieren tenazmente
cuando se trata. Una cuestión puntual: por ejemplo,
el acto de escribir. Está claro que una pregunta agobia todas
las mentes constantemente, ¿Para qué se escribe? ¿Cuál
es la finalidad de todo ese discurso? Muy pocos contestarán
esta pregunta con una razón definida con exactitud, sea su propuesta
estética, política, ideológica o simplemente humanista.
Sin embargo existe un motivo que hilvana misteriosamente este dédalo
de experiencias que inducen a un hombre a escribir: el deseo de expresarse
en un espacio cerrado y unívoco donde puede fluir su conciencia.
La verdad de cada literato queda así anunciada en un endeble pedazo
de papel cuya explicitez puede verificarse en la realidad de cada uno de
los lectores. Sin embargo apenas estos argumentos entran en contacto
con el universo lector (incluyendo en esta categoría a los mismos
escritores) ocurre cierta fricción. ¿Qué sucede?:
El lector aporta al texto la rigurosa apreciación axiológica
(en este caso operarían los filtros culturales del lector) sobre
la intencionalidad de lo leído, y da a conocer un análisis
subjetivo sobre aquellos elementos de la composición que le parecen
más reales y concretos. Esencialmente está asimilando
aquello que más analogía guarda con sus experiencias y convicciones.
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Nuestra mente se ha diluido por mezquindades, mientras los reyes siguen gobernando su trono encomendado. Conocí un reino que se resiste a cualquier tiempo. Sentí los potos comunitarios posarse con majestuosidad en mi boca, llenarme con el néctar arenoso del grano sagrado. Los picos extendidos debajo del cielo - vive por siempre Oh Wallak inmortal- nos han constituído en seres plenos. El horno no necesita de vientos artificiales para sancocharte, sigue activo cociendo granos, piedras trituradas, tierras cernidas en sarandas donde no da lugar al carbón de pan quemado. Los graznidos te ensordecen los territorios descuidados. Un plumaje brilla con los brincos dados entre vichayos, algarrobos, chopes, quinchas y cariñitos. Sentí los quinzholes en las partes enmarañadas de mi cuerpo, al acercarme al nido. Su fraternidad se siente en el jugo lacrimoso de la ojerosa caballa quien acostumbrada a los lechos de cebollas, a sábanas de limón, a cubrecamas de ají: extasiándonos en la base de nuestro tallo. He visto tu vuelo - Oh, padre mollushku- por estos lares y volví a amar tu protección. El olor del añash no se reemplaza, sin embargo su análogo se percibe en cada rincón, en cada diente que navega presuroso triturando los cardúmenes de pampanitos, más voraces. Una sonrisa grandotota. Saluden a Nevenka, a los muchachos, bajen en Chiclayito. Todas las peticiones y oraciones dirigidas al dios de la abuela de Stanley se han cumplido; hagamos tiempo de silencio queridísimo Lalo. Vayamos a Piura, por centros nocturnos preguntando por Ugaz, tremendototota Av. Grau, y me duelen los talones. Naranjas, plátanos: cual tucanes desesperados nos embutimos de nada. Conversamos con Ugaz -lalo, tanley, rubén- y acordándonos de Lucho y la noche se vino. Tremendo calorsisísimo, esperamos el amanecer sentados en una mototaxi. El tico nos dio la despedida dentada, uyuyuyuyuy que friecito. Ojos: miren a los cielos iluminados. |
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